Por: Kathia Villagrán | @KathiaVC
Noa (Daisy Edgar-Jones) es una mujer veinteañera cansada de las citas. Sus intentos con las aplicaciones son un fracaso y los hombres con los que salen lo son aún más. Está a punto de rendirse cuando conoce a Steve (Sebastian Stan) en el pasillo de frutas del supermercado. Steve es el primero en acercarse, le cuenta que ni su hermana ni su sobrina creen que existen unas uvas que saben como algodón de azúcar y quiere probar que es verdad. Noa se muestra escéptica y distanciada, pero conforme la conversación casi unilateral fluye, cede ante el carisma de Steve y termina por compartirle su número de teléfono.
Poco tiempo tardan para tener una primera cita. Noa empieza a creer que tal vez no todos los hombres son malos y Steve es tal vez el indicado; es simpático, divertido y además es un cirujano plástico con un salario acomodado. Después de varios tragos de alcohol, Noa lo invita a su casa. La chispa y la pasión inunda sus cuerpos, pero es Steve el que se aleja diciéndole que para él tener sexo tan pronto es inusual. Noa no se ofende, al contrario. Sin embargo, es ahora Steve el que cede a la lujuria del momento. Inician una relación que parece ir viento en popa a pesar de que se acaban de conocer. Mollie (Jojo T. Gibbs), la mejor amiga de Noa, sospecha de la sinceridad de Steve, especialmente después de que la invita a pasar el fin de semana en un paseo a un lugar sorpresa.
Steve recoge a Noa y le dice que debido al tráfico deberán salir hasta el día siguiente, pero que pueden pasar la noche en la casa de él. La residencia queda apartada de la ciudad, Noa comienza a alarmarse cuando su celular pierde señal y no puede mantener al tanto a Mollie. Al llegar, la casa de Steve resulta ser una mansión que intimida a Noa. Él ignora cuando ella le pregunta por la contraseña de WiFi y a partir de ese momento se materializan todas las sospechas que teníamos sobre él. Steve droga a Noa y cuando ella despierta se da cuenta que está recluida. Al cuestionar lo que hizo descubre que aquello que pintaba ser un escape idílico, es en realidad el inicio de una pesadilla. Steve adquiere y distribuye productos en una red de caníbales obsesionados con la carne de mujeres.

Fresh es la ópera prima de Mimi Cave. El hype por esta película fue bastante desde el momento que anunció el proyecto. No solo porque el terror femenino ha acaparado una gran parte del mercado en los últimos años (Julia Ducournau es la consentida del momento y justamente retratar el canibalismo la llevó a colocarse en nuestras miras), sino porque los rostros de Daisy Edgar-Jones y Sebastian Stan estaban muy cotizados por la audiencia después de interpretar Marianne Sheridan en Normal People (2020) y Bucky Barnes en la franquicia de Marvel Studios, respectivamente… ¿Qué puedo decir después de verla? que el hype es meritorio.
Algo que destaca en el cine de género hecho por mujeres es que la mayoría de veces los sucesos resultan ser alegorías de problemas del género. El body horror (o el horror corporal) es una estrategia bastante explotada en este ejercicio de interpretación. Fresh aparte de retratar los terrores de las citas en la época moderna, también funciona como una alegoría hacia la trata de personas. Situación que se sigue llevando a cabo hoy en día con fines de esclavitud y trabajo sexual. La carne (el cuerpo) de las víctimas se distribuye a quienes lo consumen dentro de una red operada en la clandestinidad. Cave hace un gran trabajo plasmando todo esto en pantalla.
Por supuesto que la película no promete ser algo que nunca han visto, de hecho, su argumento resulta predecible. Pero se apoya de varios elementos que hacen de la película algo sumamente atractivo. Para empezar, Noa no es la típica Scream Queen. No es sensible o inocente, y como el primer hombre con el que sale le comenta, “aún puede hacer algo para verse más femenina” (por supuesto que la actriz es hegemónicamente atractiva, pero ustedes entenderán). La construcción de Steve recuerda muchísimo a Patrick Bateman (American Psycho, 2000), su mente es retorcida y si no atestiguamos los horrores que hace, podríamos caer bajo su encanto. Además de que lo vemos bailar en un par de ocasiones y cualquier pretexto es bueno para ver a Sebastian Stan mover el esqueleto… Igual debemos hablar del elefante en la habitación. Para algunos puede resultar incómodo la diferencia de edades entre Edgar-Jones y Stan (hay 16 años entre los dos). En la película nunca se establece este dato y aunque él no aparenta ser mucho más mayor que ella, el hecho de que sea un médico propietario de una mansión puede dar a entender que se encuentran en diferentes puntos de sus vidas.
Fresh es divertida y angustiante. Cave, Edgar-Jones y Stan hacen un gran equipo y aunque era ya algo que sabíamos, los dos actores tienen un gran talento. Nunca hemos visto a un Stan de esta forma y Edgar-Jones da una grata sorpresa después de echarle el ojo como la tímida Marianne. No puedo esperar a que más personas experimenten Fresh.

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