Por: Ximena Chávez Prado| @centaureadivina
Cuando hablamos de la ola coreana pensamos, sobre todo, en k-pop, k-beauty y, por supuesto, en el cine. Popularmente se habla del maquillaje que usan los idols y los actores de dramas y comedias, pero nada si se trata del que se hace para cine a menos que se trate de efectos especiales. Cabe aclarar que esto no solo pasa con el cine surcoreano, sino en general: rara vez hablamos de la labor de maquillistas profesionales en el cine si se trata de algo muy natural. No obstante, considero que hay un par de cosas en esos looks más “sencillos” que vale la pena señalar y sobre las que vale la pena reflexionar. Sobre todo me gustaría hablar de cómo se presenta el maquillaje en películas dirigidas por mujeres: Microhabitat (2017), Little Forest (2018), Kim Ji-young nacida en 1982 (2019), Moving On (2019) y Aloners (2021).

A simple vista podría parecer que el maquillaje dentro del cine coreano no es muy distinto del maquillaje que vemos en otras producciones: muchas veces se trata de un look makeup no makeup. Una base muy ligera, pestañas con apenas algo de rímel, nada de contorno y labios con un tono natural. Algo que tanto Kim Tae-ri como Daisy Edgar-Jones llevan en pantalla (y podríamos citar más ejemplos). Las diferencias entre una y otra solo son verdaderamente visibles en el momento en que conocemos el estándar de belleza coreana que, cabe mencionar, es extremadamente detallado: piel blanca, cara pequeña y delgada con barbilla en V, labios gruesos, ojos con doble párpado y grandes, cejas rectas, nariz pequeña, aegyosal. En general, las mujeres coreanas buscan una imagen más joven y tierna, dejando de lado el verse sexys. También vale la pena preguntarnos qué tan distintos son ambos estándares, cuáles son sus puntos en común y qué nos dicen sobre nosotras y el mundo…
Pero antes, ¿cómo es el maquillaje en el cine de Corea del Sur? Una de las cosas que más llama mi atención es el color de la piel: en la pantalla grande es más común ver a las actrices con un tono de piel menos blanqueado del que vemos en la pantalla chica. La misma Kim Tae-ri es un buen ejemplo de esto, haré una pequeña mención a The Handmaiden (2016) de Park Chan Wook: para su roll como Sookee, Tae-ri tenía la piel más morena que en sus roles más actuales, incluso podemos ver que tiene pecas en el rostro (algo inaceptable para el estándar coreano). El motivo detrás de ello es mostrar que Sookee pertenece a una clase más baja que Hideko. Sin embargo, en Little Forest también la podemos ver ligeramente menos pálida que en otras producciones, aunque también hay que tomar en cuenta el tiempo que la personaja pasa trabajando el campo. Se trata de una diferencia que, según el caso, puede ser mayor o menor. Lo que creo que sí es posible afirmar es que el cine busca una representación distinta del tono de piel de sus actrices, ¿pero qué tanto y por qué?.

Otra de las diferencias que encuentro es que en el cine coreano, al igual que en el maquillaje social, la piel suele brillar. Mientras de éste lado del mundo se hace de todo para evitar que brille la piel, en las producciones surcoreanas es un poco más común ver rostros que reflejan la luz en puntos que consideraríamos un error. Creo que también deberíamos pensar un poco sobre la piel que se nos muestra: si bien en el cine se opta por un maquillaje “natural”, rara vez vemos ojeras, marcas en la piel, acné, poros… Claro que aquí también entra una cuestión cultural sobre el cuidado de la piel, pero podemos cuestionarnos qué nos está enseñando el cine a considerar como natural y bello, por qué incluso una personaja que acaba de levantarse se ve perfecta “sin ningún esfuerzo”.
Volviendo a las características de ese look de personaje principal: una de sus grandes diferencias respecto a otros estilos de maquillaje es el uso de sombras mate; no vemos sombras satinadas y mucho menos glitter. Si observamos con mucho cuidado podemos ver que en muchos casos el maquillaje de ojos consta de una sombra de un tono muy parecido a la piel por todo el párpado móvil. Algo que no puede faltar es el delineado aunque muchas veces es casi invisible: hecho sobre la línea de las pestañas —por dentro— y sin ir más allá de donde éstas terminan.

Dentro del maquillaje social, para redes sociales o el que llevan muchos idols no puede faltar el aegyosal. Se trata de una pequeña bolsita de grasa debajo de las pestañas —no en la ojera, que está más abajo—, un rasgo que solo en Asia del Este se toma en cuenta por su valor estético y que, por ello, remarcan con brillo y un poco de sombra para dar el efecto de una mirada sonriente y tierna. En el maquillaje para cine es posible distinguirlo sin que haya sido acentuado con algún producto.
Aunque no lo parezca, muchas actrices también llevan la ceja peinada y con un sombreado muy sútil. Los labios tienen tonos rosados que se puede lograr con una tinta retirando el exceso de producto y, en muchos casos, van completamente desnudos, incluso secos —a veces partidos— y hasta pálidos. En cuanto al blush, éste aparece muy rara vez, sólo cuando la escena lo amerita y normalmente se usa para imitar mejillas sonrojadas por frío o algún sentimiento.
Uno de los looks que podemos encontrar en distintas películas es el clásico delineado de gato negro y labios rojos que, sobre todo, he visto en personajes mayores de edad: en la adaptación de Kim Ji-young solo su suegra y su jefa lo llevan, mientras otras mujeres de su generación portan algo más natural. En dicho caso, el maquillaje remarca diferencias generacionales e incluso la jerarquía social de las personajas.
En Aloners, Jina casi no lleva maquillaje, luce incluso cansada mientras que Sujin, más joven y esperanzada, se presenta a su trabajo con unos labios rojos brillantes. Color que, sin embargo, desaparece mientras el personaje se enfrenta a la dureza del mundo laboral y al desencanto de la adultez. También es una de las pocas veces en que los labios rojos no son asociados con el erotismo o con la maldad femenina —como sucede en Thirst (2009)—; pero sí puedo decir que continúa asociado al poder que, en este caso, Sujin pierde. Aún así, creo que tiene un matiz distinto: el rojo del labial de Sujin es el único color brillante en la frialdad del call center en el que trabaja; es alegre y es un modo con el que remarca su existencia en un sitio en el que es nueva. Conforme pierde ese color, también se va su presencia de la que nos queda solo la voz: Sujin pierde corporalidad, su maquillaje era prueba de su presencia.

Si bien es imposible encontrar las características del maquillaje en el cine porque esto depende de los personajes y lo que se busca mostrar, creo que es posible preguntarnos qué se representa con un makeup no makeup, qué entendemos por naturalidad y cómo nos afecta. Con esto no digo que todo sea negativo, pero creo que el uso del maquillaje en el cine de nuevas directoras busca mostrar algo distinto: recordemos también que en Corea del Sur nació el movimiento Escape the corset que ha cuestionado fuertemente el estándar de belleza.
En Moving On, película de la que ya hemos hablado, sí encontramos una crítica (o reflexión) sobre el estándar de belleza: Okju, en plena adolescencia busca por todos los medios hacerse una cirugía para tener doble párpado, ante lo que su padre se niega. Si bien no es una charla sobre maquillaje, se relaciona estrechamente con él. En Microhabitat, Miso, una mujer que decide ir en contra del modo de vida establecido, incluso se nos muestra como una persona canosa debido a una enfermedad que la hace perder el color de su pelo. Y no, no son el tipo de canas estilizadas que Ye Soo-jung lleva en el drama WWW, sino todo lo contrario: son canas que aparecen aquí y allá dándole desorden a su pelo largo y suelto y que representan la gran diferencia entre ella y la sociedad. Aún así, podemos ver que su piel es perfecta y su pelo largo y brillante como se dicta a las mujeres surcoreanas. ¿Qué tanto se aleja el cine del estándar o qué tanto lo cuestiona?

En Kim Ji-young la falta de maquillaje se presenta como símbolo de abandono pero también de rebeldía, según entendamos lo que ocurre a la protagonista. ¿Está realmente enferma o su psique ha encontrado una forma de defenderse del mundo patriarcal y su imagen también lo demuestra? Para terminar, me gustaría decir que no todo es blanco y negro. En Little forest, Hye-won casi no lleva maquillaje: la naturalidad en su rostro va de la mano con el espacio que la rodea. Sin embargo, creo que hay algo aún más importante: el confort. La naturaleza que la rodea, su ropa abrigada, los platos que prepara y el mínimo maquillaje que lleva nos crean una sensación de calor y comodidad que nos dan ganas de replicar en casa.

Y eso es algo que me gustaría rescatar: el maquillaje en el cine no solo ayuda a construir personajes, puede ser una crítica pero también es capaz de transmitirnos sensaciones que no hubiésemos imaginado.