Streaming Guide GaF: Corsage – Un estudio de rabia y rebeldía

Por: Lily Droeven | @lilydroeven

La pieza dramática de época Corsage dirigida por la directora y guionista austriaca Marie Kreutzer inicia en la víspera de navidad de 1877 con una mujer sumergida dentro de la bañera aguantando la respiración mientras es observada por dos doncellas. Al salir y hablar brevemente con ellas nos damos cuenta de que la mujer es la emperatriz Elizabeth de Austria. Esa noche Elizabeth celebra su cuadragésimo cumpleaños por lo que empieza a prepararse para la ocasión: exige que su corset sea más ajustado de lo normal, su cintura es medida y su peso controlado y registrado. 

Interpretada de una manera brillante por Vicky Krieps, la eminente emperatriz Elizabeth que desde su matrimonio con el emperador austriaco Franz Joseph I (Florian Teichtmeister) se convirtió en un ícono en su país debido a su belleza, elegancia y gusto por la moda pero que aun así no se salva de ser criticada y señalada por la sociedad por como va cambiando su aspecto y su cuerpo a medida que pasan los años, esto es debido a que en esa época cuando las mujeres de la monarquía cumplían cuarenta años se consideraba que habían llegado a la vejez. Para prolongar su belleza y juventud, Elizabeth tenía que seguir una dieta, ejercicios y un control de peso bastante estrictos y en contra de su voluntad (de acuerdo con las normas de la aristocracia).

Corsage (2022)

A diferencia de otras películas y series en las que se retrata a Elizabeth desde sus años adolescentes mostrando el inicio de su romance con el emperador Franz, la narrativa sigue hechos biográficos en una línea cronológica, Kreutzer prefiere mostrarnos una versión reimaginada de Elizabeth durante su vida adulta, convirtiéndola en una figura solitaria llena de rabia que se siente prisionera dentro de los enormes y lujosos interiores de su palacio, en donde tenía que seguir las estrictas demandas de la sofocante vida vacía sin fin. La directora lo hace con una crítica a los protocolos de la monarquía, a las órdenes de su esposo y los ideales de belleza que debían seguir las mujeres de la burguesía en esa época para alcanzar la perfección y seguir vigentes contra el paso de los años.

Pero la protagonista no sólo tiene que lidiar con los estándares de belleza que la controlan a diario, su papel como mujer es constantemente minimizado al grado de no poder llevar su rol de madre y educar a sus hijos como ella quisiera. En un momento determinado su esposo no pierde oportunidad en recordarle que ella no tiene derecho a expresar opiniones ni emociones. “Tu único deber es representar. Para eso te elegí, para eso estás aquí”, le asevera Franz fríamente a modo de recordarle que como emperatriz tiene que estar disponible únicamente para ser admirada por su belleza, su cuerpo y por la ropa que viste, reduciéndola a un simple objeto, una mujer “adorno” con un título nobiliario.

La rabia de Elizabeth se hace cada vez más notoria, posee un deseo profundo de rebeldía y libertad ocultos que conforme avanza la historia saldrán a la luz para su propio beneficio. Esa rebeldía empieza a exteriorizarse a través de actividades simples que le brindaban un poco de felicidad, desde fumar cigarros, nadar desnuda, comer postres –al punto de ser bañada en chocolate como un momento reconfortante–, viajar a Inglaterra y Bavaria a escondidas de su esposo, dar paseos a caballo, visitar a sus amigos y reunirse con antiguos amantes. 

Su relación con su esposo fue distante, pero esto no le impedía a Elizabeth ser la única dueña de sus deseos sexuales que no dudaba en explorar. Si bien la masturbación femenina está presente en la historia, la escena no llega a ser explícita, ya que Marie opta por enfocarle medio cuerpo y rostro centrándose en su expresión. La lente erótica de la realizadora vuelve a estar presente en escenas breves de desnudez y en los encuentros sexuales.

A pesar de adaptar la historia bajo su propia perspectiva, Kreutzer se aleja por completo de la estructura tradicional del melodrama de época y se interesa más en forjar las líneas del conflicto personal, social y familiar en la vida de Elizabeth de Austria a través de una crónica que si bien podemos ver a la protagonista en momentos de melancolía, logra ser autoritaria haciendo uso de su ironía y comportamiento en público que no eran apropiados con las normas aristocráticas y obligaciones opresoras que le eran exigidas. Por ejemplo no permitía que la humillaran con comentarios despectivos relacionados a su cuerpo o el aspecto de su rostro. Asimismo, Kreutzer hace uso intencional de anacronismos contemporáneos tanto en los decorados como en las canciones pop modernas que marcan ciertos momentos clave en la vida de la emperatriz.

Con un talento extraordinario, la presencia de Vicky Krieps en pantalla es tan encantadora como desafiante. Bajo la construcción de su personaje logra demostrarle a la audiencia el desborde emocional que refleja durante el transcurso de la historia, desde su tristeza y molestia al no poder cumplir lo que ella desea, su desesperación al enfrentarse al estrés de la maternidad, hasta su sentir como una mujer de espíritu libre atrapada en un matrimonio que le causa infelicidad. Es este ambiente lo que la hace sentirse asfixiada, sentimiento que parece reflejarse al inicio de la historia en el momento que Elizabeth está aguantando la respiración bajo el agua. Los amplios y lujosos salones del palacio se yuxtaponen con esa inevitable sensación de asfixia. Se puede observar también la “frialdad” del ambiente por medio del uso de la paleta de colores en tonos sombríos, tanto en el decorado, el vestuario y en los accesorios de Elizabeth, ya que siempre lleva puestos vestidos en colores fríos u oscuros, fuma cigarros de color violeta o reparte chocolates de envoltura morada. 

Corsage es un estudio profundo de rabia y rebeldía, es el perfecto ejemplo y toma de conciencia de ese disgusto que las mujeres sentimos cuando quieren que sigamos ciertos patrones de belleza que se nos exige para ser “delgadas y perfectas” y se nos cosifica, lo que termina por ocasionarnos inseguridades y enfermedades.

Hasta el envejecimiento en las mujeres es visto como algo “prohibido”, todo esto resultado de la cultura patriarcal que, aunque en la película le sucede a una mujer perteneciente a la aristocracia del siglo XIX, ciertos estándares de su época aún permanecen en pleno 2023. Es a las mujeres a las que siempre se nos exige más en lo que hagamos, incluyendo en nuestra vida profesional y aún así se nos critica de uno u otro modo. Son todas esas falsas expectativas que estamos rompiendo poco a poco y aún queda mucho por hacer.

Corsage se encuentra disponible en todas las plataformas streaming para comprar o rentar.


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