Por. Jessica Loher | @loherw

Desde la secuencia inicial, el director John Lee Hancock juega hábilmente con las emociones y expectativas de la audiencia al mostrar una persecución que termina por recordarle al espectador que el mal y el bien conviven en un sólo plano y que a veces sólo basta un poco de suerte para salir bien librado de ciertas situaciones.

Si bien la trama de «Pequeños Secretos» (Little things) no es algo que no se haya visto antes, la dinámica actoral entre los personajes protagónicos interpretados por Denzel Washington y Rami Malek le conceden a la historia cierto magnetismo que provoca en la audiencia un interés por conocer de qué manera los caminos de estos dos individuos van a entrelazarse. 

Al verlos por separado, conocemos sus vidas: al joven detective Jim Baxter, interpretado por Rami Malek, lo vemos como el padre de familia perfecto y un policía con un gran futuro mientras que a Joe Deacon, interpretado por Washington, lo vemos como un veterano atormentado por errores del pasado los cuales le son recordados constantemente por personajes que de alguna manera están involucrados en su actual estado físico y mental.

Se debe mencionar que por momentos, el aura de misterio que rodea desde el minuto uno al oficial veterano sugiere que él podría estar más relacionado con los asesinatos de lo que dice, esto se confirma de alguna manera cuando se muestra el motivo de su constante paranoia y terrores nocturnos. 

Dicha revelación no termina de sorprender al espectador, pues como ya se mencionó, las historias policíacas con anti héroes como protagonistas ya son tema habitual entre las producciones de los grandes estudios, lo cual ha hecho que este tipo de filmes se vuelvan un tanto predecibles.

La presencia del personaje de Jared Leto, no es fortuita pues ayuda a incrementar la tensión y clara obsesión que desde antes de llegar a la mitad de la película, los protagonistas sienten y expresan abiertamente en contra de ese ente al que por más que lo intentan no han podido detener ni mucho menos darle un rostro. 

Hay una escena en particular entre este personaje y el que interpreta Washington que llama mucho la atención por la manera en que el presunto personaje antagónico juega con la estabilidad mental del policía que en su intento por redimirse, termina hundiendo a más personas de las que debería.

En pocas palabras, entretiene y mantiene al espectador al borde de la butaca, pero definitivamente no deja un buen sabor de boca pues se elimina un mal para dejar secuelas en donde antes sólo se anhelaba un mundo mejor. Lo cual sólo nos recuerda que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones que en el proceso se deterioran dejando como resultado un entorno más hostil.

Jessica López:

Fanática de historias que cambian vidas y creadora de otras que pretenden hacerlo. Sus más cercanos creen que ha visto demasiadas películas y series, pero ella no está de acuerdo.