Women We Love: Paz Encina y EAMI – Lo accidentalmente bello de la pérdida

Por: Fernanda Lozada

EAMI recién se estrena en México, una película dirigida por la paraguaya Paz Encina, una mujer enamorada empedernidamente de su país y su cultura quien se aventuró a darle voz a los Ayoreo, una comunidad del Gran Chaco, que prestó más que su historia para darle vida a esta cinta que ha sido galardonada en varios festivales otorgándole el “Tiger Award” a su directora en el Festival Internacional de cine de Róterdam por dar un ejemplo.

Quien escribe tuvo la oportunidad de charlar directamente con Paz sobre la película y es en realidad un privilegio haber podido hablar con ella sobre una obra tan particular como lo es EAMI pues, en plática con su creadora se me aclaró desde ese momento casi inicial que ella no se sentía creadora o “hacedora” en sus palabras si no que Paz se siente traductora en este proyecto y, es que nos comparte la odisea que fue realmente poder filmar este largometraje (que en realidad no era lo que Paz visualizaba en un principio, fue muy lindo escucharla hablar sobre cómo se acopló a la comunidad para darle voz a la historia que ellos querían y necesitaban contar).

La directora paraguaya cuenta que pese a la barrera del lenguaje (pues, ella no habla ayoreo) logró generar lo que podría ser uno de los elementos que hacen que EAMI se sienta tan auténtica, la confianza; nos compartió que trabajó muy de la mano con quien llaman “el líder joven” y gracias a él toda la comunidad colaboró con Paz para contar algo tan fuerte e impactante para ellos, al grado de trabajar el mismo guion con esta figura tan importante.

En palabras de Paz, cuando se le cuestiona sobre el tema de EAMI, menciona; “si tuviera que elegir un tema central sería la pérdida, es la pérdida del territorio, es la pérdida de los amigos, es la pérdida de una identidad, puede llegar a ser la pérdida de una lengua, son muchas pérdidas pero también siento que es una película como de duelos”, y, es que en la película pasamos de momentos y preguntas sutiles hasta situaciones que innegablemente nos hablan y retratan la pérdida justamente pero que la misma directora  lo confirme y nos complemente con que también aborda un duelo, le da más contundencia todavía a lo que vemos.

Algo que caracteriza a EAMI es su fotografía, discutiendo con Paz hablamos sobre lo curioso que ha sido para ella que le mencionen de pronto que su película se siente como la narración de un cuento o una fábula pero que al mismo tiempo existan quienes creen firmemente que este proyecto no es una ficción sino un documental e incluso quienes como yo, en algún punto lo sentimos como un ensayo de poesía fílmica; para aclarar todo esto, Paz me habló sobre cómo trabajó la imagen de la película de la mano de su fotógrafo y partiendo principalmente de su relación con la luz, Paz se ve muy influenciada por la pintura y hace referencia a Edith Jiménez (artista plástica paraguaya) por ejemplo, de la misma manera, menciona que ella siente que “no tiene los dones” para dedicarse a la fotografía pero claramente sabe comunicarse con su equipo (que, también es de un talento impresionante) y esto es importante justamente porque Paz comenta (y de nuevo viene a confirmar) que ella trabaja casi que con su propia gramática, cito, “creo que hay una gramática que se nos impuso, de decir, bueno, me voy de un plano grande a un plano medio, a uno no sé qué y realmente no es una gramática en la que yo me reconozco… a mí me impresiona muy poco lo que hace el hombre, a mi lo que me impresiona es la naturaleza, todavía con la naturaleza siento que estoy ante algo inabarcable”, la gramática Encina pasa de un close up a un extreme long shot que justamente retrata los espacios, que terminan por ser casi un personaje más de su película pero (y debo mencionar que fue uno de los momentos más especiales dentro de la entrevista con ella) también menciona y de nuevo cito, “cuando intento llegar al alma de una persona solamente lo puedo hacer desde un plano muy cerrado, no sé, me cuesta filmar un plano medio por filmarlo…”; entre su gramática y su visión Paz comenta que ha habido quienes le preguntan por qué no hizo “algo más militante” si tenía la historia idónea para hacerlo pero y regresando a lo poético de EAMI, cito “yo siento que la poesía es como parte de mi hacer, es algo que así tiene que ser… ¿qué es más militante? Mostrarlos a ellos en medio de sus casas de madera y del plástico… ya lo vemos, lo vemos todos los días, ya realmente nosotros sabemos, sabemos que es así, lo que no sabemos es lo que se perdió, yo lo que quería capturar es lo que se perdió o lo que se está perdiendo que es todo ese mundo que la gente puede decir como poético o bonito pero es que yo realmente lo sentí así…” 

Posiblemente este sea un rapport muy desordenado de una plática breve pero muy enriquecedora y es que íbamos y volvíamos en temas, como si de una charla de café se tratara, un poco más adelante se abordó de nuevo esta idea que mucha gente tenía sobre que EAMI era un documental, Paz dijo, “empecé a filmar sanaciones del chamán con los niños y esas sanaciones en definitiva eran algo documental, fueron reales esas sanaciones y los niños… yo no tengo la capacidad de hacer actuar a un niño ayoreo, no está dentro de mis posibilidades… ahora, de que en el medio yo elegí encuadres y había una luz que el fotógrafo puso, es verdad, lo hacíamos, de alguna manera había algo que ocurría de esa manera…”. Ahora bien, de alguna forma cuando consideramos que gran parte de la narrativa nos habla de una cosmogonía, una cosmovisión de una comunidad que convive como igual con los animales y las plantas, entramos de nuevo en el terreno del relato de ficción, columpiándonos así entre lo real, lo ficticio y hasta lo mágico y todo gracias a la mano de Paz meciendo ese columpio narrativo.

También hablamos de aspectos técnicos (aunque siempre terminábamos volviendo a las sensaciones y emociones), abordamos el montaje y la decisión del ritmo que llevaría la película, “la noción del tiempo en el sentido de estar en ese momento” dijo Paz y justificó totalmente que EAMI sea una película altamente contemplativa. Uno de los aspectos técnicos más importantes en esta obra es el sonido, es vital, sin el definitivamente la película no estaría lograda y se volvió casi obvio cuando Paz cuenta que el sonido es de las cosas más importantes para ella, que desde sus primeros años de vida se involucró con este elemento, “es que yo voy a estudiar música clásica siendo muy chiquitita, tenía cuatro años y lo primero que yo aprendo a leer y escribir son notas musicales y eso se queda como estructura de pensamiento en mí… yo escribo primero todo el sonido y después hago la puesta de imagen…”.

Casi para finalizar (cosa que no quería pues, charlar con Paz me resultó fascinante y muy inspirador) hablamos también de su trabajo de dirección como tal, específicamente la dirección de actores, pues, en realidad la única persona con formación actoral formal es la intérprete de la mujer menonita, Verónica Cabañas, la antagonista, la coñona pero los demás personajes presentados son simplemente ayoreos, ellos mismos, ningún actor jugando a ser ayoreo y además muchos siendo niños, la misma protagonista, Eami, es solamente una niña que ha permitido que una cámara estuviera frente a ella, Paz cuenta, “… con Eami pude trabajar porque era la hijita del líder, entonces tenía como una facilidad porque estaba su papá conmigo y como ellos tienen un respeto tan grande al líder pude trabajar también con los otros niños…”, resultando en una estrategia de dirección interesantísima.

Y quise cerrar como ella cerró su película, hablando del cuadro final que, en opinión de quien escribe, es de los más bonitos que he visto; decidí preguntar a Paz de dónde venía esta decisión de dar la catarsis que necesitaba la historia, el contraste de uno de los primeros cuadros de la película con un close up de la carita de Eami versus un plano idéntico pero donde la nena por fin abre los ojos, en fin, para no arruinarte la película a ti que lees esta nota solo diré que Paz quiere que entiendas que hay una sanación, una transición, un final del viaje, acompañaste a Eami a través de el y estás listo para finalmente y junto con ella abrir los ojos. 

Paz Encina pone en alto a las mujeres que hacen y a las que aspiramos a hacer cine. 

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