Por: Pamela Muñoz
“El cine mexicano no ha hecho justicia a las historias de las comunidades de pueblos originarios como el mío, porque sus narrativas se aferran a estereotipos racistas, machistas, heteronormados, de pobreza, servilismo, ignorancia y a un “folclor” simplista que caricaturiza nuestras vidas” escribe la actriz Angeles Cruz en un articulo de opinión para el Washington Post; y yo diría que la frase no sólo es una buen preámbulo para adentrarnos en la mirada de la directora, sino es un buen comienzo para desentramar Nudo Mixteco.
Este primer largometraje de Angeles Cruz ha sido probablemente una de las películas que más alcance afectivo con el publico ha tenido (por lo que observe en la sala de cine). El hecho de ahondar en las problemáticas de una minoría hace que todas las minorías a las que pertenecemos como espectadorxs genere una especie de solidaridad y sentimiento común, sin dejar atrás obviamente la contemplación estética de la película: la fotografía de Carlos Correa nos lleva a estar en la mixteca cada segundo, es fulminante.

En montaje con la edición de Miguel Salgado, la película encarna muy bien su mismo titulo, el entramado de las tres historias de mujeres que parece ser un nudo, más bien es el cruce de apoyo entre ellas. María, Chabela, y Toña son las mujeres de una nueva generación que rompe con esos patrones de comportamiento, de tradiciones y costumbres misóginas que apuestan por convertir a la mujer en ser posesión y territorio; mientras María lucha (o más bien deja de luchar) por defender su homosexualidad ante su padre; Chabela decide abandonar a Esteban (el padre de su hijo que la abandono por irse a trabajar al norte), necesita nutrir sus necesidades carnales y afectivas menciona muy acertadamente defendiendo su decisión; por otro lado Toña regresa al pueblo para recoger a su hija, después de haber sido victima de una violación incestuosa por el mismo hermano de su madre, y que además no cuenta con el apoyo de su misma madre: una historia tan fuerte y real, que nos alerta del machismo intrínseco en las mismas mujeres, e incluso en el mismo lazo materno.

La fortuna de ver una película tan rica en su cruce de historias, no sólo es visualmente un placer, sino al ser espectadora cuando te das cuenta del cruce de los personajes en la misma escena, pero diferente toma, es alucinante. Es una suerte entender que todo no solo pasa al mismo tiempo, sino que toda acción que hacemos tiene consecuencia en otro tiempo, otro espacio e incluso recae en otras personas. Nudo mixteco es una ventana a la reflexión de nuestro tiempo, ¿Qué hacemos nosotras como mujeres para apoyar a otras mujeres? o ¿Qué podemos hacer para apoyar a otras mujeres, y también como dejarnos apoyar?

Lejos, y aunque las historias sucedan en la sierra Mixteca, la película nos da todo lo necesario para pensar que hay mucho por hacer desde donde estemos. Así como el caso de Chabela y Esteban fue llevado a juicio por la Asamblea comunitaria del pueblo, muchas veces llevamos también nuestras decisiones intimas y personales a juicios ajenos que como mujeres desvalidan nuestra autonomía.
Nudo mixteco además de haber ganado el premio a mejor Ópera Prima en los Arieles la noche de ayer, también fue ganadora en el Festival Internacional de Cine de Morelia; así como también ha participado en el Festival Internacional de Cine de Róterdam, Festival internacional de Cine de San Francisco, y en el Festival de Cine de las Palmas, obteniendo el Premio del público. Siendo parte de la programación del FICUNAM e inaugurando la 71 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, es imposible no verla. Lejos de toda la parafernalia festivalesca, creo que Nudo Mixteco es necesaria para conservar un buen cine hecho en México.
Referencias