Por: Laura Uribe | @Lauu_Uribe
Cassandre (Adele Exarchopoulos) hace su trabajo de azafata en una línea low cost europea de manera casi automática, aunque es buena en lo que hace y parece disfrutar el conocer gente y lugares nuevos frecuentemente, la melancolía y la soledad la acechan en cada vuelo y cada nueva ciudad.
Zero Fucks Given formó parte del Muestra Internacional de Cine de Género, y es la ópera prima de los directores Julie Lecoustre y Emmanuel Marre. Cassandre no quiere regresar por ningún motivo a su pequeña ciudad natal en Bélgica, debido al dolor que todavía siente por la muerte de su madre y el distanciamiento con su padre y hermana desde que empezó a trabajar como azafata.

Cassandre experimenta el duelo entre vuelos, fiestas y citas de Tinder fallidas, que se ve muy bien representado por el título de la cinta -nada realmente le importa- excepto quizás el ascender a una compañía mejor, en este caso Emirates, y mudarse a Dubai. Pero después de un incidente con una mujer en un vuelo se ve obligada a volver a su ciudad natal y tener el inevitable encuentro con su familia y el pasado del que trata de escapar viajando.
Siendo una especie de Coming of age- quizás un poco tardío- también es un reflejo generacional millenial con la cotidianidad y hastío que Cassandre experimenta a diario, mientras trata de aparentar en redes sociales que todo el tiempo ama su trabajo, mientras mantiene relaciones superficiales y casuales, no solo con parejas románticas, sino también con sus jefes y compañeros de trabajo.

La segunda mitad, que transcurre en la estadía con su familia, funciona de manera irónica para que después de una serie de reflexiones y situaciones con su hermana, Cassandre se dé cuenta de que los viajes eran soluciones inútiles sin haber solucionado antes lo que la atormentaba en tierra firme. Adele Exarchopoulos como Cassandre es un personaje que logra ser entrañable y entregar diferentes y sólidas versiones de uno mismo, por un lado la azafata a la que no le importa nada, y por otro la hija pródiga que vuelve para enfrentar el pasado y a la que vemos en otro entorno completamente distinto cuando convive con su familia.

Zero Fucks Given es una ópera prima muy realista que augura un gran futuro para sus realizadores, y que logra conjugar el duelo con el hastío y la desesperanza, pero a la vez le da una vuelta que al final nos dice que las heridas pueden sanar.

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