*Esta pieza forma parte de la Segunda Edición de Postales GaF, el intercambio de textos entre colaboradoras de Girls at Films, un espacio para celebrar el cine y la amistad. Esperamos que estas postales sean un abrazo caluroso para las participantes y lectoras.
“It’s a love story,
baby just say yes”
-Taylor Swift
De: Ximena Chávez | @centaureadivina
Para: Laura Uribe
Querida Lau:
¡Feliz día de la amistad! Me emocioné mucho cuando vi que te podría escribir una carta este año porque muchas veces no sé cómo acercarme. Género literario que, a parte, va de la mano con el tema del que querías leer: las romcoms. Comenzaré citando un tiktok (que no he podido encontrar de nuevo) que vi hace unos meses. En él una chica preguntaba por qué nos gustan tanto las películas/historias de este tipo, su respuesta me dejó en shock por días: las romcoms suelen ser las pocas películas donde los personajes femeninos son, de hecho, felices.
Como bien sabemos, la conversación desde hace un tiempo ha girado entorno a cómo se construyen los personajes femeninos. Recuerdo algunas de las películas, series e incluso animes que he visto y en las mujeres que representan: estos días he pensado mucho en Jolyne Kujo, que protagoniza una de las series de manga/anime más famosas (Jojo’s Bizarre adventure): es la única parte de ocho que tiene mayoría de personajes femeninos. De hecho empecé a ver Jojo’s por ella. Al tratarse de un shonen hay muchas peleas. Una de mia mejores amigas adora a Jolyne por su fuerza y persistencia, yo empecé a hacer ejercicio por ella. Pero también es cierto que sufre mucho. Es, hasta donde sé, la única protagonista de esta serie que no vence a su villano. Creo que ambas cosas son ciertas: Jolyne es fuerte, tenaz y una personaja tierna. Los personajes de otras partes también sufren, es parte del género pero no puedo ignorar que todo eso cobra otro significado cuando se trata de una mujer.
Vuelvo sobre lo principal: las comedias románticas. Hace unos días en Twitter se volvió popular una dinámica sobre postear una imagen de nuestras cuatro romcoms favoritas. En ese momento no participé pero hoy recuerdo algunas: Thirteen going on thirty, My best friend’s wedding, The princess diaries, The parent trap, Clueless, Breakfast at Tiffany’s y sabemos que podría continuar. (Es muy difícil hablar de una sola). Incluso una de mis series favoritas tiene algo de comedia romántica: Gilmore Girls. Muchas de ellas son películas con las que crecimos. Por ahí se dice que el amor es el opio de las mujeres, pero también creo que ver estas historias desde sus finales felices, su falta de violencia y personajas tomando acción e incluso revelándose contra ciertos mandatos sociales, nos ayudan a ver con otros matices aquello de que las mujeres solo fuimos hechas para amar. Somos humanas: siempre necesitaremos amor en cualquiera de sus formas. No por nada son muchas de nuestras comfort movie.

De hecho, muchas de esas películas significan más allá del amor (romántico) para mí: son películas que he visto con familia y amigos, cuyos diálogos o escenas repetimos muchas veces para hacernos reír, cuyos vestidos deseamos tener, cuyas canciones cantamos y bailamos. Muchas de ellas más que hacerme imaginar un amor me han hecho pensar qué futuro quiero: veo a Jenna y a Rory y quisiera ocupar el espacio de la forma en que ellas lo hacen, ser independiente e inteligente. Quisiera poder disfrutar de mi cotidianidad igual que Lorelai Gilmore, ser divertida y manejar la misma Jeep. Son nuestra educación sentimental y también, como muchas otras cosas, son puentes que nos unen y nos muestran formas de ser en el mundo.
Hace unos días pensaba en cómo muchas crecimos escuchando que no debíamos aspirar al amor, que primero había que viajar, conocer, trabajar, ser independiente, hacer algo grande y luego de todo eso, podemos tener una pareja. He pensado en las consecuencias de crecer con ese sentimiento de rechazo al amor romántico. No pude haber llorado más cuando Jo March confesó sentirse sola.
Precisamente el sentimiento de soledad me hizo acercarme de nuevo a las romcoms. El año pasado hubo un momento en que solo necesitaba estar tranquila y pensar en finales felices. Recordé que un año atrás, antes de la pandemia, había comenzado a ver un k-drama con una amiga que quiero mucho. Aquella vez no terminamos de verlo y decidí volver a él. Se llama Cenicienta y los cuatro caballeros y es la típica historia de Cenicienta pero con Park So-dam (Parasite) como protagonista. Volví con un poco de vergüenza al mundo de las romcoms pero en realidad esperaba todo el día la hora de ir a dormir para encerrarme y ver un episodio más. Fue una serie que me reconfortó e hizo mis días más felices, igual (o casi) que el final de su protagonista.
Ese fue solo el inicio, ahora tanto mi mamá como yo somos grandes aficionadas a los k-dramas. Ella siempre me dice que le gustan porque los malos nunca son tan malos, los obstáculos se superan y los accidentes raramente son fatales. Quizá saber que pasará algo malo pero no será terrible nos ayuda con la ansiedad. Lo que es seguro es que nos ha ayudado a sobrevivir, a reír y emocionarnos cada noche que nos permitimos olvidar todo por una hora (o más).

Por último y para no hacértelo más largo, te contaré de otra de mis romcoms surcoreanas favoritas: El amor es un capítulo aparte. La historia de se centra en Kang Dan-i, una mujer de cuarenta años, desempleada y divorciada que reconstruye su vida al conseguir un empleo “menor” en una editorial: Kang Dan-i, que tenía una brillante carrera en mercadotecnia y varios premios comienza como asistente con tal de ser independiente económicamente. Con este drama entendí que, contrario a lo que se cree de las producciones surcoreanas de este tipo, no son tramas vacías “para niñas”: hay una cantidad enorme de protagonistas como Kang Dan-i, mujeres adultas que desafían a la sociedad que las ve con malos ojos por estar divorciadas o solteras. Sin sacrificar una buena historia de amor (que vaya son difíciles de hacer), siento que este drama le hace eco a la reflexión de Cho Nam-joo, Kim Ji-young, nacida en 1982. Además, también es una serie que reflexiona sobre algo que me gusta mucho: los libros. Es un diez de diez para mí. Es tierna, divertida y amable con su protagonista. Si pudiera, abrazaría a Kang Dan-i y le diría que todo estará bien, así como su historia hizo conmigo.
Pienso las romcoms frente a esos otros géneros que también y a su modo buscan mostrarnos otras personajas y otras posibilidades. Pienso, por ejemplo, en esas películas o series de acción que maltratan a su protagonista a más no poder y que le dan un final crudo y realista. Muchas veces también decimos que los finales no importan, que hay que amar más la trama; pero no es que los finales digan menos. Hoy, un poco porque es 14 de Febrero y un poco porque nos hacen falta más finales felices, quiero pensar que las romcoms nos ayudan a imaginarnos más alegres, independientes y no por ello menos amadas. El amor siempre estará ahí, siempre será una posibilidad y una de las razones para mantenernos en este mundo. Las historias serán siempre necesarias.
En fin, todo no es más que algunas reflexiones y sentires propios que espero resuenen en ti y te hayan sacado una sonrisa. El tema es muy amplio y me alegra que me empujaras a pensar un poco más en cómo me afectan estas películas que tanto nos acompañan. Me encantará saber más de tus favoritas. Te envío un fuerte abrazo hasta donde estás. Disfruté mucho escribirte esto. Te envío un fuerte abrazo hasta donde estás.

P.S.- Si se trata de romcoms también me gustan mucho algunos animes. Kaguya-sama: Love is war es absolutamente divertido, una de mis comedias favoritas. Takagi, la maestra de las bromas sigue una línea muy parecida al ser un romance escolar pero es más tierno. Your Name también es de mis películas favoritas y combina muy bien la comedia con la catastrofe y la visión japonesa. Palabras que burbujean como un refresco es otra romcom animada que adoro con todo mi ser: es un amor de verano hiper colorido e inundado de haikus; además los personajes más jóvenes conviven con otros mucho mayores y ese intercambio generacional me parece muy valioso. Otro k-drama que me hizo reír mucho y me hizo desear seriamente estar enamorada fue Aterrizaje de emergencia en tu corazón: una surcoreana tiene un accidente haciendo parapente y termina en Corea del Norte, donde un militar acepta ayudarla a volver a su país. Todas, excepto Kaguya-sama se pueden ver en Netflix.
Atte. Ximena
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