*Esta pieza forma parte de la Segunda Edición de Postales GaF, el intercambio de textos entre colaboradoras de Girls at Films, un espacio para celebrar el cine y la amistad. Esperamos que estas postales sean un abrazo caluroso para las participantes y lectoras.
De: Valentina Ramírez | @PhilomathGo
Para: Julia Iturbe
Querida Julia:
Para poder escribirte una carta que se acercara a ti, te estuve leyendo bastante estos días. A través de tus textos veo el gran amor que tienes por el cine, en especial por el cine de mujeres y por todo lo que trata de transformar nuestra experiencia sensible cuando nos situamos frente a una pantalla. Me dijiste, como amiga secreta, que tus géneros favoritos eran los de fantasía, la ciencia ficción y el horror. Me sentí identificada con los primeros dos, pero siempre he tenido una deuda con el tercero, porque a pesar de que he querido acercarme al cine de horror, es uno de los géneros que menos conozco a profundidad. Por eso estoy muy agradecida contigo, ya que a través de este intercambio me motivaste a ver una película que hacía tiempo que tenía que ver, y descubrí en ella un mundo muy complejo con el que pude conectar.
La película que decidí ver para escribirte a ti a través de ella es Raw, de Julia Ducournau. Digo que me motivaste a ver una película de horror pero no estoy segura de sí usaría esa etiqueta para la película. Es una película atrevida que no censura su violencia para nada, y es verdaderamente una experiencia tensa, pero mientras la veía e iba conectando más y más con el personaje de Justine más distante la sentía de la etiqueta de horror. En realidad, más que sentirme horrorizada por la sangre, el canibalismo o la violencia, el sentimiento más fuerte que me produjo la película fue el de indignación.

Un paréntesis para quienes no conocen la película: Raw es la historia de Justine, una joven que acaba de ingresar a la escuela de veterinaria, donde su hermana mayor está estudiando. Después de ser forzada a comer hígado de conejo crudo como parte de una de las novatadas en su universidad, despierta en ella un apetito caníbal.
A pesar de lo monstruoso que es el acto de comer carne humana, la película adopta una perspectiva carismática hacía Justine. En mi caso las escenas que más me incomodaban no eran las de la violencia, sino las de la presión social y la humillación. Quizá es porque soy una persona muy orgullosa, pero en varias escenas me sentía increíblemente frustrada de que Justine no pudiese, o no supiese cómo, decir que no. Tan es así, que para la escena donde la cubren con pintura azúl y la encierran en un cuarto con un muchacho pintado de amarillo, con la premisa de que esta nueva novatada debe terminar con sus colores mezclados, más que sentirme repugnada por el acto de Justine de morderle el labio a su pareja impuesta, me sentí recomfortada.

Ducournau logra convertir este y otros actos de violencia en agenciamientos de la autonomía de su protagonista. Claro que hay quien podría no verlo así, la película fue famosa en su momento por los desmayos ocurridos en la sala de cine, además de que Justine no es absolutamente redimible, pues es tanto una víctima que aprende a defenderse, como la perpetradora de una terrible violencia. Sin embargo, para el final de la película, más que pensar en el canibalismo como un monstruo, no podía dejar de pensar en el canibalismo como una metáfora para la autonomía, la violencia sexual, y la presión social.
Mientras la veía, me preguntaba si esta perspectiva sería similar a la tuya, Julia. La película tiene capa tras capa de significado, algunas donde explora sus temas más fantásticos, otras donde desarrolla sus reflexiones subyacentes, y sospecho que es una película de la que se puede hablar por horas.
Creo que una de las cosas más interesantes de este intercambio es que nos motiva a ver géneros que normalmente dejamos de lado, y nos ayudamos mutuamente a ampliar nuestros horizontes. Estoy contenta de que ahora que por fin pude ver esta película lo hice teniéndote a ti y tus gustos como telón, como un lente desde el cual mirar, y que gracias a ti pude descubrir una película tan increíble como esta.
Con cariño, Valentina.
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