Por: Shaula Luminof | @RequiemLuminof
Dos mujeres entablan una relación lésbica, se miran con ternura, se contemplan una a la otra. Ambas esperan a sus respectivos esposos que hace mucho tiempo que se fueron. Suegra y nuera saben que su relación no será por mucho, solo mientras esperan.

La directora michoacana y purépecha Celina Manuel toma escenario y protagonistas prestados de su pueblo de origen, para narrar una historia de amor a través de pequeñas estampas de cotidianeidad, de quehaceres, de juegos, de silencios y miradas.
Narrado casi en su totalidad en purépecha, el cortometraje nos acerca a los entramados que viven dos mujeres, al pertenecer a una sociedad que aún no está lista para aceptar una relación como la suya.

“Yo pensé que mi hijo traería a cualquier muchacha, pero mira qué bonita estás y casi no tomas”, le dice Zenaida (Elizabeth Medina) a Yazmín (Alondra Manuel) el día de su boda, enfatizando no solo la atracción inmediata, sino también el ideal de “buena mujer”.
La directora destaca un contexto, pero también una separación irreconciliable entre madre, dispuesta a sostener una vida de resignación; y nuera, decidida a iniciar una nueva vida; unidas por un amor incomprendido, pero separadas por una generación que ya no pretende soportar nada.
“Dímelo en nuestras palabras”, le pide Zenaida a Yazmín para que le exprese sus sentimientos en su lengua natal; hacer cine en purépecha como postura ante una realidad que durante mucho tiempo veía mal que los indígenas hablaran en su lengua.
La Espera es una propuesta cinematográfica pero también una postura política que deja claro que la región purépecha, pero sobretodo las mujeres, no necesitan que nadie cuente sus historias, excepto ellas mismas.
Shaula Luminof

Deja una respuesta