Por: Kathia Villagrán | @KathiaVC
En una residencia de campo en el interior del país, se preparan para recibir a un grupo de estudiantes adolescentes de una escuela privada. Los niños casi jóvenes asistirán a una especie de retiro religioso y educativo que los ayudará a su formación para ser la élite masculina de México. Durante el tiempo en el lugar, aprenderán las fortalezas necesarias para su transición de niños a hombres, desde actividades físicas hasta sesiones de oración.
Dentro del grupo se encuentra, Eduardo (Yubáh Ortega), un estudiante becado que claramente no tiene el mismo origen de los demás y eso le provoca ser el objeto de ataques y abusos por parte de sus compañeros. A medida que los días pasan y los estudiantes se someten a actividades que los desafían física y mentalmente, sus comportamientos comienzan a generar una especie de histeria colectiva que amenaza con explotar cuando menos lo esperen.
El Hoyo en la Cerca está dirigida por Joaquín del Paso y co-escrita al lado de Lucy Pawlack, quienes ya habían colaborado juntos previamente. Del Paso se inspiró en su propia experiencia como estudiante en una escuela privada regida por los valores del Opus-dei y la forma en que desarrolla la problemática de la manipulación religiosa es de alguien que evidentemente lo ha vivido en carne propia. Si bien la película se lleva a cabo en México y retrata la vivencia de adolescentes que residen en áreas privilegiadas de la CDMX, es una experiencia que se traduce y atraviesa las fronteras de otros países latinoamericanos.

La película opta por no mostrar imágenes explícitas en pantalla, pero el curso que toma la historia es violento, crudo y despiadado con sus personajes. No teme que son niños quienes están experimentando los horrores del campamento. Aunque los personajes adultos traten de convencer a los estudiantes que esto es algo por los que todos los varones han atravesado, como espectadores sabemos que lo que está ocurriendo ese año es algo excepcional y acabará mal.
En ciertas reacciones sobre la película he notado que le llaman un “Midsommar mexicano” y no podría considerarlo más equivocado. El único elemento en común que podría destacar es la especie de culto en la que se ve transformado el catolicismo en escena, pero no sería la segunda película que retrate una secta religiosa ni los horrores que se pueden generar con ella. También podrían ser las tomas de día en el exterior y que transcurre en un campamento de verano, sin embargo, desde sus inicios, El Hoyo en la Cerca presenta el escenario natural con un aura oscura que sienta el precedente al tono que tendrá el resto del largometraje.
El Hoyo en la Cerca no es una película para un público amplio, por momentos se pone densa y pierde el rumbo de su ilación. Su desenlace deja más preguntas que respuestas, y no necesariamente por una cuestión de ambigüedad o dejar un final abierto para la imaginación de cada persona. Los adolescentes, que no son actores profesionales, hacen un gran trabajo y logran el cometido de aterrorizar con su presencia. Es creíble —y temible— que este sea el antecedente de todos los hombres que llegan un día al poder en nuestros países.
Después de su paso por La Biennale, El Hoyo en la Cerca fue presentada en el Toronto International Film Festival como parte de la Selección de Ia Industria.

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