Por: Jessica Loher | @loherw
“Everytime we deny the Earth the right to be who she is,
we’re denying women all over the world the right to be who they are”.
El documental de Shannon Kring aborda la travesía emocional y lucha que pasa la comunidad de la reserva india de Standing Rock, en Dakota del Norte, al presenciar cómo el gobierno estadounidense cínicamente une fuerzas con una empresa privada petrolera con la intención de construir un oleoducto muy cerca del Río Missouri, el mismo que actualmente sigue nutriendo la tierra de sus alrededores y mantiene a sus habitantes con vida.
La documentalista ganadora del Emmy, sigue de cerca a un grupo de mujeres conformado por abuelas, madres e hijas que defienden y se manifiestan en contra de un proyecto gubernamental y privado, titulado Dakota Access Pipeline. Este seguimiento no se realiza desde una perspectiva ambientalista, sino que considera a la naturaleza como un elemento que ha formado parte de su pueblo y cultura desde el inicio de los tiempos.

La oposición al proyecto surge fundamentalmente por el simple hecho de que, el territorio que pretenden invadir, forma parte de una reserva protegida y porque inevitablemente su construcción seguirá alterando –ahora con residuos tóxicos– la tierra donde, hace más de 200 años, miles de indígenas fueron masacrados con la vil excusa de la modernidad.
Este amargo recuerdo del exterminio casi inminente de los pueblos originarios, funciona como gasolina para las y los descendientes que, además de exigir respeto de manera pacífica hacia los individuos que son, sus antepasados y su tierra también deben lidiar con el racismo estructural, la violencia ejercida por miembros de la policía y militares, así como sobrellevar las consecuencias de la colonización que en algún momento les prometió un mejor porvenir.
El eje narrativo del largometraje es claro: la colonización y el modelo económico que se creó a partir de ello, causó un daño irreparable en la relación humano-naturaleza. Lo que alguna vez se consideraba sagrado por grandes grupos de personas, ahora parece importarles a unos pocos.

En algún punto del documental, una de las mujeres entrevistadas menciona que si el humano se diera el tiempo de conocer su historia, cultura, lenguaje y antiguo modo de vida, tal vez podría volver a entrar en balance; aceptaría y se aferraría a lo que a sus antepasados les arrebataron vilmente. Sus principios y valores serían lo más importante para él o para ella, por eso la lucha de las mujeres de Standing Rock es tan relevante pues, como en todo levantamiento, no lo están haciendo por disfrutar los resultados ellas, sino por las generaciones que vienen y que no merecen vivir en aislamiento y constante intimidación, tal y como lo han vivido por defender lo que es y siempre ha sido de su pueblo.
La combinación de emociones que se producen al ver las confrontaciones, fracasos y éxitos de las mujeres de Standing Rock captados por el lente de Kring a lo largo de End of the line, se podrán experimentar durante el Festival Internacional de Cine Documental de Querétaro DOQUMENTA, del 6 al 15 de agosto a través de FilminLatino y sedes físicas.

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