Por: Brenda Marquezhoyos | @capmaryos
Dirección: Michael Chaves/ Duración: 112 mins/ Año: 2021
El Conjuro 3 consolida su fórmula, al menos para las historias que siguen a los Warren de cerca. Una saga que poco a poco ha tomado un estilo a través de los directores que han formado “la saga”, que a pesar de tener cierta secuencia narrativa se pierde la conexión entre cada proyecto, esto es bueno para el espectador, puede ver las películas sin un orden específico o algún tipo de conocimiento previo. El director de esta secuela es Michael Chaves, quien ha tenido participación previa con La maldición de la llorona (2019).
En lo que respecta específicamente a la trilogía de El Conjuro, lo destacado sigue siendo la dupla Farmiga-Wilson, ambos han logrado hacerse de un camino en el género del terror y suspenso, asimismo vienen a la mente sus actuaciones como Norma Bates de Bates Motel (2013) y por supuesto a Josh Lambert en Insidious (2010). Para este filme siguen encarnando al matrimonio Warren, una pareja de la vida real que se encargó de investigar fenómenos paranormales en Estados Unidos. El único hecho real y comprobable es el matrimonio de los mismos y el revuelo mediático que causaron, para esta ficción, los Warren son entrañables, con ello es posible olvidar las acusaciones de charlatanería.

El efecto más importante para El Conjuro 3 sigue siendo su característico sonido, lo cual también anticipa un poco las escenas de impacto. Para el género del terror es un recurso icónico y también la habilidad de convertir en objetos comunes en catalizadores de lo paranormal. Algo salido de las ilusiones ópticas que la mente forma cuando se está sugestionado, que por supuesto aquí sí son algo más que una sombra con silueta de persona. Otros recursos visuales notables van más en cuestión del maquillaje y sutiles efectos especiales, se consideran un acierto ya que son los que peor caducan con la acelerada evolución tecnología y las formas de ver cine a través de las cada vez más nítidas pantallas. En ese sentido, esta película sigue cumpliendo y en cierta forma hace homenaje al terror más puro en el cine.
La narrativa se desenvuelve en torno a “El diablo me obligó a hacerlo”; un exorcismo, un asesinato y un culpable con una posible sentencia de muerte, un caso que rebasó las leyes naturales. Así es como los Warren quieren demostrar la inocencia de Arne Cheyenne Johnson (Ruairi O’Connor), el primer caso en la corte donde una persona defendía su inocencia por posesión demoniaca. Afortunadamente la película no cayó en la trampa de formar un falso documental de este famoso caso y mejor se encargaron de buscar al culpable de la posesión para desarrollar la ficción. Esto desarrolló un tema más trascendente sobre el culto, las sectas y la religión. Ed y Lorraine se presentan como siervos de dios, cuya fe les permite ayudar a otros, sin embargo, si ellos pueden existir como mortales de fe, también existen los fanáticos en nombre de satanás.

Más allá de lo paranormal que puede presentar El Conjuro 3, el debate pone otro acento, las obsesiones y cómo afectan a las mentes de quienes tienen contacto con estos discursos. “El diablo me obligó a hacerlo” es una frase muy aterradora por lo que puede escudar, quitar la voluntad y la culpabilidad de una persona para eximirse después, lo que verdaderamente da miedo. Cometer un acto atroz y continuar como si nada después obtener un perdón divino, porque si el diablo te obligó, seguro nunca fuiste tú. En términos más estrictos parece que así funcionan ciertos grupos religiosos, no importa lo que hiciste, si estás arrepentido y tienes fe, puedes obtener el perdón. A pesar de los huecos legales que forman parte de la justicia, una posesión demoníaca todavía no sirve para redimir la culpa. Las enfermedades mentales son más usuales para casos así y su relación con lo que se considera paranormal.

En los límites del escepticismo y el querer explicar todo con un argumento lógico, no soy tan valiente y soy susceptible a ciertos estímulos que provocan este tipo de películas. El Conjuro 3 pasa más por suspenso que terror y finalmente culmina como una historia de amor. Los créditos de El Conjuro siguen dando pie a que el espectador investigue sobre los verdaderos Warren, dentro de la sala eso puede darle veracidad al argumento, cuando se comienza indagar se cuestiona más de lo que obtiene respuesta. Totalmente es una opción en la cartelera de esta semana, entretenida sí es.
Deja una respuesta