“La adrenalina de la batalla es a menudo una adicción potente y letal, porque la guerra es una droga”.
– Chris Hedges.
Por: Julie Rosales Ríos | @ros_julie
Si bien desde la literatura hay géneros que se cree son únicamente “para hombres” y que las mujeres solo escriben romance esto lamentablemente lo sigo encontrando en pleno siglo XXI y ahora también en el mundo de las películas. Tal parece que no importa el siglo, las formas de encapsular y enjaular la creatividad de las mujeres no se termina, solo se transforma. ¿Por qué creer que solo hay historias de amor detrás de la mujer? ¿Acaso tiene que ver con el hecho de que históricamente se nos ha asociado con el “sentimentalismo”?
Solo hizo falta realizar una búsqueda en Google sobre películas de guerra para confirmarme la brecha que existe. Había listas de 30 películas sin siquiera tomar en cuenta a mujeres realizadoras, que, si bien no son muchas, existen y es hora de nombrarlas. Si lo pienso fríamente, ¿cuántas películas bélicas existen dirigidas por mujeres? ¿Por qué no hay más? Tal vez porque la guerra siempre ha sido lugar de hombres, tanto en la realidad como en la ficción. Al menos hasta que nos topamos con Zona de Miedo (2008) dirigida por Kathryn Bigelow.
Yo no soy una fanática de las películas bélicas, me causan cierta ansiedad y tristeza. Siempre que puedo las evito (perdón si esto de cierta forma me hace menos cinéfila), sin embargo cuando me enteré de que solo una mujer en la historia de los Oscar ha ganado el premio a mejor dirección (quedando en la historia del cine) y precisamente por una película sobre la guerra, decidí sin más que la tenía que ver.
Soy una fiel creyente de que hombres y mujeres tenemos una cosmovisión del mundo diferente, tanto por el contexto histórico y social que llevamos detrás de nosotros como por la forma en la que nos desarrollamos y somos socializados, por lo que estoy segura de que las películas de guerra hechas por hombres son diferentes a las que son hechas por mujeres. Mi intención no es hacer menos una u otra, todas pueden ser buenas o malas, sin embargo al cuestionarme ¿qué me deja? O, ¿qué crítica? Ahí encuentro que la voz de una mujer aporta algo distinto.
En este caso es el sinsentido de la guerra lo que me llamó la atención La forma en que la directora se encarga de abordar un tema poco explorado (al menos en mi poca experiencia con este tipo de películas) y es el por qué regresar a un mundo lleno de dolor, siempre se plantea que es por “amor” a la patria, por ser un “buen” soldado y ciudadano, un heroísmo. Sin embargo aquí la directora nos da otra cara, otro motivo que se explica desde el inicio y que resonó en mi mente todo el tiempo: “la guerra es una droga”. Y cómo existe en los soldados un sentido narcisista intrínseco.
La directora hace un trabajo excepcional desarrollando además de a sus personajes al caos, al miedo y al por qué decide regresar James, su protagonista, a la guerra. El suspenso que mantiene es impresionante. En todo momento me mantuvo a la expectativa de qué iba a pasar a continuación. Kathryn Bigelow da un balance perfecto al no deshumanizar a los soldados y a la vez mostrándonos el lado frívolo de la guerra.
Algo en lo que me quedé pensando al terminar de ver la cinta fue ¿verdaderamente existen géneros que solo pueden desarrollar los hombres o aún existe una sociedad tan misógina que sigue encapsulando a las mujeres en los cánones que no incomodan y que son más “tiernos y blandos”? Es triste ver que de cierta forma se sigue silenciando y censurando a aquellas que se atreven a salir de esa caja. Pues sí, debo admitir que me enojó ver que en la lista de “Las mejores películas sobre guerra” dejaron fuera a esta gran obra cinematográfica, ¿es en serio mala? O ¿simplemente la ignoraron por las mujeres detrás que la trabajaron? Es hora de cuestionar la misoginia interiorizada que nubla y sesga la apreciación de los trabajos hechos por mujeres.

Esta pieza forma parte del #EspecialOscares2021 de Girls at Films.
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