Por: Monserrat López-Lugo Tovar | @CineEnElDivan
¿Cómo explicar a los hombres como nos sentimos las mujeres? Creo que esta es una pregunta muy limitante, porque requiere que englobemos a dos sexos opuestos en una sola categoría, cuando en la realidad existen millones de subjetividades en identidades de género. Quisiera aclarar que me voy a referir sólo en este texto a los hombres como varones heterosexuales porque es la población hacia la que principalmente la directora dirige su mirada.
La reciente aparición de figuras femeninas en el cine, que no incluye ahora solamente a actrices, ha traído consigo nuevas visiones. No es obligatorio que sus historias tengan que estar directamente vinculadas al feminismo; un ejemplo que abrió la puerta es Kathryn Bigelow, quien aborda en su filme ganador del premio de la Academia: The Hurtlocker (2008) temas bélicos con protagonistas masculinos sin dejar de estar atravesada por la sensibilidad y experiencia de una mujer. Asimismo, especialmente este año hemos tenido varios filmes que abordan temas acerca de la propia experiencia femenina.
Promising Young Woman (2021) es el primer largometraje de Emerald Fennell. En este filme se cuenta la historia de Cassandra (Carey Mulligan), una mujer que centra su vida en un duelo patológico por el suicidio de su mejor amiga. Su personaje busca “vengar” a Nina a través de confrontar directamente a hombres que intentan abusar de ella mientras finge estar alcoholizada.

Cuando veo filmes que abordan temas morales, suelo preguntarme hacia quién van dirigidos y de quién hablan. Aparentemente platicamos de una venganza a nombre de Nina, pero llama mi atención que ella no aparece en la pantalla, ni siquiera en un flashback o si acaso sólo en una foto a lo lejos. Nina está desaparecida. Se trata precisamente de una víctima sin voz, que no existe ni siquiera en la propia película que la defiende. Precisamente la violación y el abuso se definen como trasgresiones que anulan la libre voluntad, al invadir los límites del cuerpo y la persona. Existen las mujeres desaparecidas físicamente y otras culturalmente.
Mi principal conflicto con este filme radica en la forma en que se aborda al personaje de Cassandra. Desde el inicio la cámara nos hace entender que ella está “loca”. La mirada perdida, el modo de caminar desaliñado, la ausencia de respuesta cuando alguien se dirige hacia ella -ya sea para agredirla o acosarla-, la violencia en sus acciones, y la manera en que sin motivo aparente se embarra con labial el rostro frente al espejo. Todas son muestras de falta de cordura en nuestra protagonista.
Estos síntomas no son los de una sociópata ni una psicópata. El aislamiento afectivo, la disociación con el mundo externo, su sarcástico pesimismo e irritabilidad son propios del dolor de una persona que atravesó un trauma. Sin embargo, la perspectiva en la que la historia está narrada no nos hace sentir conmovidos ni empáticos hacia el sufrimiento de Cassandra sino con temor a lo que ella es capaz de realizar. Incluso en una escena, a mí parecer un poco timadora, la vemos comerse un pan con jalea como si se tratara de la sangre de una de sus víctimas.
Tal vez Cassandra no ha vivido el mismo tipo de violación que su amiga, pero todos los días al igual que muchas mujeres, es víctima de acoso, abuso y de aquellos normalizados “micromachismos” (que no dejan de ser machismos por sí solos). No es necesario que ella finja estar inconsciente en bares para que varios albañiles la acosen por la calle o que incluso sus propios padres la devalúen por no tener novio ni hijos.
Me parece que Promising Young Woman se trata de un filme de catarsis, de ahí que haya causado fascinación y rechazo en diferentes espectadores. En ella vemos a una mujer desquitarse y tomar poder, sin embargo, por el contrario, a mi parecer la película falla como ya mencioné, al retratarla como una “loca”. No puedo hablar por todas las mujeres del mundo, pero pienso que nuestro grito de protesta no es porque estamos locas, estamos enojadas. No son lo mismo.
El título nos habla de una mujer “prometedora”. Cuando alguien promete algo, se obliga a sí mismo a cumplir con un deber externo, pero Cassandra decide romper esa promesa al abandonar su carrera de Medicina. Sin embargo, que no logre desarrollarse más allá del deseo de venganza, habla más de ella misma que de Nina. De hecho, algo que resaltó a mi vista durante toda la película fue la falta de redes de apoyo en su vida.
A pesar de ser testigo del periodo por el que atraviesa su única hija, su padre se muestra distante e incluso incómodo ante la situación. Su madre, por otra parte, se encuentra preocupada, pero no sabe cómo comunicarse con Cassandra. No creo que tenga en sí a unos “malos padres”, pero definitivamente no saben cómo conectar con su hija. Uno prefiere ignorarla y la otra regañarla, pero ninguno se acerca a escucharla.

Cassandra tampoco tiene amistades. Su jefa es su cómplice y ambas comparten algunos temas, pero no le tiene la suficiente confianza para abrir sus secretos más importantes. Parece que las figuras más cercanas antes del evento traumático fueron Nina y Madison, amiga que las traicionó. Es por eso mismo que decide hacerle pasar por una situación similar a la de una violación; lo mismo que a la decana de su universidad por negligencia en el caso de su amiga. Esto me parece un error común, creo que no necesitas que lo mismo le pase a tu hija, hermana o a ti misma(o) para sentir empatía hacia a una víctima de violación.
La vida de la protagonista no es un fracaso por seguir viviendo con sus padres a los treinta y trabajar en una cafetería, sino por no salir adelante después una pérdida, tal y como la mamá de Nina lo hizo. Y es que continuar se toma a veces por nuestra sociedad como traicionar a la persona desaparecida o muerta. Como si para demostrar amor tuviéramos que borrarnos o matarnos también a nosotros mismos.
Existe la falsa ilusión de que Cassandra cada vez que se venga se hace más presente, pero en realidad es una persona que ha dejado de vivir desde antes de ser asesinada. Abandonar su carrera y sus sueños (sean los que sean) para enfocarse sólo en el odio, terminan por afectarla más a ella. Y eso es una lástima, porque ya de por sí en México las mujeres morimos en once feminicidios al día; no es necesario que nos desaparezcamos a nosotras mismas.
La venganza es un tema catártico, pero no soluciona los conflictos por un simple motivo: la justicia no existe. Podemos buscar un balance en nuestra vida, pero un equilibrio exacto jamás lo encontraremos. Recuerdo que, en mi libro favorito, El Conde de Montecristo, Alejandro Dumas señala que lo único que la venganza genera es la falsa ilusión de recuperar lo perdido, pero no lo logra.
La protagonista se somete a sí misma a actuar en situaciones similares a lo sucedido con Nina porque a través de la repetición del trauma trata de entender lo que se pudo haber evitado o haber sido diferente. Esto es un mecanismo de defensa que suelen utilizar personas con estrés postraumático.
Se la vive repitiendo, pero no elaborando. No se sienta a reflexionar y darse cuenta de que ella no es responsable de lo sucedido a su amiga, ni de su violación, tampoco de su suicidio; aunque eso no evita que sienta culpa del sobreviviente. Realmente Cassandra no necesita perdonar a los agresores, necesita perdonarse a sí misma por ser humana y no poder adivinar lo que iba a sucederle a Nina.
Entonces, ¿por qué se ha tomado este filme a los ojos de algunos como un himno feminista?
Recuerdo haber visto hace poco I Care A Lot (2020) de J. Blakeson y sentirme molesta al encontrar una representación estereotipada de la “mujer fuerte”. Una protagonista inteligente, sin escrúpulos, que sabe cómo pelear físicamente, tan hermosa que no se despeina ni moretea la cara cuando su auto cae de un puente; siempre en tacones, además de ser lesbiana (qué mejor forma de “devaluar” al hombre que no desearlo). Fue como si el director pensara que una mujer “empoderada” es poner en una caja todas las características que supuestamente dan miedo al varón.
Me resultó difícil lograr identificarme con el personaje principal interpretado por Rosamund Pike, quizás porque yo sí me lastimaría el rostro en un accidente. Irónicamente, el resultado final de I Care A Lot es una sex symbol que termina por estar al servicio del placer varonil. Tanto así que al final la película se traiciona a sí misma castigando a esta femme fatale, como si las alas de Ícaro se derritieran por haber volado demasiado cerca del sol.
No me molesta que se representen en el cine a las femme fatales, pero en Promising Young Woman contradice el mensaje. En una escena, Cassandra se disfraza de bailarina exótica con un vestido de enfermera, profesión dedicada al cuidado; y al mismo tiempo usa una peluca de colores, símbolo de inocencia infantil. Una fusión entre la madre, virgen y prostituta que ejerce miedo e “inevitablemente” es asesinada en defensa propia.
Lo más valiente de este filme es atreverse a decir que si una mujer buscara revancha, lo más probable es que perdería. Eso es una verdad social y estadística.

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