Por: Linda Marine | @marinetwiteando
Fragmentos (2020) es el resultado de la colaboración mexico-estadounidense entre las directoras Daniela Alatorre Benard y Alexandra Délano Alonso. En alrededor de diez minutos, esta obra se mece entre muchas de las ideas que deambulan en nuestra mente desde la llegada del COVID-19, que como muchxs habremos experimentado, detonan desde un complejo garabato mental y físico.
La maravilla de este cortometraje reside en su forma de retratar tal historia, pues en realidad no vemos algo directamente relacionado con el virus en pantalla. Benard y Délano exploran una conciliación entre la naturaleza y la humanidad al construir su cortometraje a través de imágenes de entornos naturales, bajo distintas condiciones como lluvia o niebla, acompañadas de voz en off que describe poéticamente la avasalladora realidad que vivimos desde hace un año.
Fragmentos resume en palabras únicas y descripciones cortas una especie de diario mundial, en el que narra la progresión lineal del virus desde sus inicios durante el año pasado. “Ausencia, cancelar, esencial, no-esencial, distancias y pérdida” son algunas de las palabras que aparecen en él y que definitivamente no nos resultan ajenas. Es así que Alatorre y Délano desarman el concepto de una incertidumbre colectiva que pareciera flotar en el aire, que se respira y que ahoga, al nombrar a cada sensación por su propio nombre.
La composición de este cortometraje limpia y aclara la percepción general del virus, que es una usualmente estruendosa, compilada como una cacofonía de sentimientos y experiencias alrededor de titulares de noticias, estadísticas de muertes, etapas de semáforos y propagaciones a nivel mundial. Fragmentos, por otro lado, toma este estado de cambio constante y lo comunica con ligereza y tranquilidad, que aunque con tono melancólico, reconoce con gentileza y resiliencia todo aquello que se asemeja a un piano cayendo en tu cabeza.
Además de la presencia de diálogos que reflejan la ansiedad, el miedo, la tristeza, la preocupación y el cansancio que la pandemia ha provocado, en Fragmentos aparecen algunas situaciones que refuerzan la idea de colectividad y que llevan al espectador a desarrollar su concepto de empatía, siendo una de ellas la experiencia de las madres que se quedan en casa.
Las voces de niñxs en el cortometraje dirigiéndose a su mamá traen consigo la visibilización de mujeres a quienes estas nuevas condiciones de vida las han empujado a cargar con el peso que esta implica; ya sea que tengan que dejar su trabajo, trabajar desde casa o trabajar en casa de tiempo completo, que se tengan que redireccionar profesionalmente en maestras y psicólogas para sus hijxs o que su trabajo en el hogar se eleve por los cielos, es innegable que sus actividades en el hogar se han triplicado por no recibir ayuda de ningún tipo y es una conversación que no se está llevando a cabo lo suficiente. ¿Qué tan nueva es esta situación en la que a las madres de familia se les sobreasignan responsabilidades por norma social? ¿qué tanto espacio y tiempo les queda para enfrentar todo esto? ¿cuándo van a respirar?
Árboles y vegetación en su entorno natural son empleados en el cortometraje para describir visualmente todo aquello mencionado anteriormente. Cada una de las imágenes permite que la naturaleza se exprese por nosotros, haciendo visuales nuestros sentimientos con claridad y precisión. Podemos ver nuestros miedos y nuestras lágrimas en árboles agitados por la lluvia, nuestra confusión en la gris y borrosa pintura de la niebla. Fragmentos inhala cada sentimiento difícil de expresar que cargamos y exhala un bello conjunto de imágenes en las que la naturaleza habla por sí sola y de nuevo, por nosotrxs.
Si bien, hay una vacante permanente para una respuesta hacia el ¿cómo lidiar con semejante desastre?, Daniela Alatorre Benard y Alexandra Délano Alonso nos permiten acercarnos a la pregunta a través de un espacio claro y consciente en el que no sólo afrontamos la realidad del virus, sino que también somos invitadxs a reflexionar sobre la vida desde un espectro antes, durante y después del COVID-19. Fragmentos nos reconoce, pero también nos llama a redescubrirnos y a reconectarnos

Deja una respuesta