Por: Esther Montes | @venuscirene
Con apenas 17 años, Ashley Ash Solís ha vivido lo que tendría que experimentar hasta haber alcanzado cierta madurez. Sin embargo, sus circunstancias son totalmente diferentes a las de cualquier joven de esa edad. Esto es lo que explora el documental Fruits of Labor de Emily Cohen Ibañez, exhibido en el Festival SXSW 2021.
Ash es hija de Beatriz, una mexicana que por problemas de salud llegó a Texas, donde fue curada y candidata a recibir una visa provisional que expiró hace más de 20 años. Beatriz decidió quedarse para darle a sus cuatro hijos una vida mejor, pero el camino no ha sido nada sencillo.
Su estatus migratorio le impide tener otro tipo de empleo. Beatriz trabaja limpiando casas en renta. Es por ello que a Ash, la hija y hermana mayor, trabaja en los campos de cultivo de fresa de Valle de Pájaro en California, al mismo tiempo que en las noches, de 10 pm a 6 am, trabaja en una empacadora de fruta para después ir a la escuela y completar todos los créditos necesarios para graduarse y aspirar a entrar a la universidad.
“Quisiera tener una vida menos difícil y sólo preocuparme por las cosas que preocupan las chicas de mi edad”, dice la joven mientras busca con ilusión el vestido que usará el día de su graduación, algo que en ese momento ve sumamente lejano.
Y es que a pesar de sus ganas por estudiar una carrera (Biología, se plantea), está cansada mental y físicamente. Harta de que mientras ella no tiene un momento de descanso o diversión, su hermano Ashford, con quien sólo se lleva un año, se divierta en la patineta y piense en su novia Ximena. “Mientras él vive en un mundo de fantasía, yo debo trabajar”.
Cuando el padre de Ash murió, ella y su madre tomaron las riendas de la familia porque, explica la joven, “los hombres se desentienden de todo”.

Las largas jornadas en el campo, en la empacadora; la presión por terminar la escuela; el ser el sustento de una familia no sólo son situaciones que vive Ashley, sino todo joven que proviene de familias que en cualquier momento pueden ser fragmentadas por las duras políticas migratorias en Estados Unidos, país que se beneficia por el trabajo no regulado de migrantes y jóvenes que madrugan y van al campo, trabajando bajo condiciones nada amables.
A lado de Adrian, su novio, Ash recibe la validación y otro tipo de apoyo. Ambos tienen sueños y saben que será duro alcanzarlos.
“Hazlo por ti, no por mí… Para que seas una mujer buena, no una más”, le dice Beatriz a su hija quien le oculta que ya no puede más. “No me voy a graduar. Ya no voy a la escuela”, confiesa la joven. “No sé cómo será mi futuro”.
¿Cómo una joven de 17 años, que mantiene a su madre y tres hermanos logrará ir a la universidad? Fruits of Labor lo muestra.
En la vida real no hay finales felices en su totalidad, pero sí victorias que llegan a su momento cuando se trabaja con ahínco.

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