Por: Alondra Jiménez | @dizzymissaloo
Coraje, agallas, valor o valentía son algunos de los sinónimos con los que podríamos definir -y traducir- la palabra moxie. Un sustantivo que sin duda utilizaríamos para nombrar la lucha feminista y a todas las mujeres involucradas en ella. «Moxie» es también el título de la reciente producción de Netflix dirigida por Amy Poehler que nos recuerda que la revolución será feminista.
Basada en la novela homónima de Jennifer Mathieu y adaptada por Tamara Chestna y Dylan Meyer, la cinta presenta la historia de Vivian (Hadley Robisnson), una adolescente tímida que harta del ambiente sexista de su escuela e inspirada en el pasado rebelde de su madre (Amy Poehler), publica de manera anónima un fanzine que se convertirá en el inicio de toda una revuelta en su preparatoria.
En medio de la comedia y el drama, a lo largo de 151 minutos recorremos junto a sus protagonistas un trayecto hacia la deconstrucción, pero sobre todo a la revolución. La valentía, la impotencia, el miedo y la sororidad con la que te encuentras a la hora de cuestionar y confrontar aquello que siempre había parecido “normal”.
No sólo vemos la historia de una chica blanca de 16 años, “Moxie” abre paso a la interseccionalidad y trae consigo refuerzos, un grupo de mujeres (Alycia Pascual-Pena, Lauren Tsai, Sabrina Haskett) que más allá de la diversidad étnica, de sexualidad o capacidades nos recuerdan lo necesario de empatizar con cada uno de los feminismos, abrazarlos y hacer una sola fuerza. En cada una de ellas podemos ver el peso de los machismos por las cuales han sido perjudicadas, los estereotipos bajo los que han sido sometidas, pero cuyo hartazgo ante estas situaciones es lo que las motiva no sólo a reconocer y nombrar la incomodidad que cargaban consigo, sino a enfrentarlo en unión, pero abordado de una forma que se aleja de la complejidad de los términos con las que se nombran y que por el contrario, los convierte en algo más sencillo de asimilar.
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Probablemente, y quizá a título personal, el ejercicio más interesante que encuentro en esta cinta es el que nos permite ver un poco de las luchas internas que algunas de ellas enfrentan y por situaciones muy distintas: desde el miedo, la frustración, el constante cuestionamiento sobre porqué vale la pena hacerlo y hasta el hecho de encontrar en casa la primera batalla que se debe librar. Cada una de estas situaciones nos da la oportunidad de identificarnos en mayor o menos medida, pero sobre todo nos recuerda que el camino hacia la deconstrucción es diferente para todas y lo importante es estar en él.
El ritmo de esta película, en la que Poehler debuta como directora, se vuelve inconsistente y hasta cierto punto lento, lo que genera que al final la historia decaiga y tenga un cierre que si bien es estremecedor porque vemos a la chicas alzar la voz, no deja de ser débil para la conclusión de la cinta. Tenemos personajes que si bien no suman a la cinta nada más que un toque de comicidad -algo que esperaríamos en una película de la comediante de Saturday Night Live-, la cinta no llega a un punto alto en relación al género. Incluso nos otorga algunos otros que están demás y que en realidad no suman más a la cinta, tal es el caso del papel de la misma Amy, que si bien es indispensable al ser ella la que inspira a su hija, posteriormente no sabemos nada más allá de ella ni logra tener un mayor aportación a la historia. Por otro lado logramos tener a un sólo villano, Mitchell Wilson (Patrick Schwarzenegger) en que de una forma simple logramos concentrar y reconocer todo lo malo del sistema patriarcal bajo el cual como sociedad estamos regidxs.

“Moxie” no logra alcanzar un nivel de superioridad dentro del mundo de las comedias adolescentes, sin embargo es de celebrar que sea esta una propuesta que se sume a la apuesta por hacer películas para este público desde una voz feminista, cintas coming-of- age que nos gritan: ¡Hey, tienen una voz, álcenla! y que apuestan por retratar aquellos conflictos a los que más de una millennial y muchas generaciones atrás nos enfrentamos y que difícilmente vimos en pantalla -o al menos de una forma tan masiva como lo ofrecen estas plataformas streaming. Algo que en la actualidad -y afortunadamente- vemos cada vez más.
Durante años tuvimos una amplia gama de películas adolescentes que mostraban situaciones y dudas que no eran capaces de nombrar, que celebraban y fomentaban a normalizar el machismo o que el quedarse calladas era mejor. Hoy en día parecería una aberración el seguir consumiendo esos productos sin sentir la incomodidad de que sean esas conductas las que fomenten. Así que claro que celebramos estas nuevas propuestas que de una forma simple y digerible traen el tema del feminismo a la mesa; películas que nos brindan la oportunidad de comenzar y resaltar la trascendencia de hablar de ello: la revolución de las mujeres.
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