Por: Kathia Villagrán | @KathiaVC
Una mañana de lunes que aparenta ser como cualquiera, Adam (Mark Duplass) es sorprendido por su esposo con lecciones de español a distancia. La maestra, Cariño (Natalie Morales), se encuentra en Costa Rica, mientras que Mark en una lujosa casa en Oakland, California; al principio Mark está renuente a cambiar su rigurosa rutina por un curso en línea, pero diversas circunstancias lo conducen a encontrar en Cariño algo más que aprendizaje académico. Lo que empieza como una relación entre maestra y estudiante, termina por convertirse en un lazo inquebrantable de comprensión, complicidad, solidaridad y amistad que los une.
La película inicia con un tono bastante alegre, diversos chistes son lanzados aquí y allá intentando no perderse en la traducción, que funcionan mejor para todas las personas bilingües —que saben inglés y español— y te hacen cuestionar si 1 hora y 31 minutos no es demasiado tiempo para ver a dos personas hablando a través de videollamada. Sin embargo, a los pocos instantes de habernos introducido a la historia, la dinámica de las clases cambia por completo y su trama se torna en una situación seria que se apoya de bromas eventuales para relajar a su audiencia.

De no haber sido por un paquete de lecciones de español, Mark y Cariño jamás se habrían conocido, pero por azares del destino sus vidas se ven obligadas a encontrarse y no pueden dar marcha atrás al tipo de relación platónica que desarrollarán.
Natalie Morales y Mark Duplass habían trabajado previamente en la serie Room 104 (producida por Duplass Brothers Production Company) y se reencuentran una vez más para el guión de Language Lessons que escribieron en secreto durante la pandemia, y Morales tiene a cargo su dirección. La producción a todas luces se nota el tiempo en el que fue concebida, pero debo darle el crédito de ser una de las pocas que no necesitó apoyarse de la narrativa de la “tragedia sacudiendo a la Tierra” para justificar la ausencia de personajes y la forma en el que fue realizada.

El problema con las películas inspiradas y producidas durante el confinamiento por el COVID-19 es que pueden volverse un tanto clichés o monótonas, con Language Lessons pasa lo contrario. La historia transcurre en un universo aparentemente normal, solo son dos personas aprovechándose de las herramientas digitales para trabajar y aprender. El giro que toman sus vidas y la química que existe entre los dos actores permiten que la película transcurra de una manera ligera y entretenida; es fácil crear empatía con los dos y aunque por momentos es predecible, ya estamos involucrados lo suficiente como para sentirnos aburridos o dejarla de ver.
Es evidente que si la película hubiera sido filmada en un formato convencional y no dos pantallas simulando una conferencia en línea, habría sido muy diferente y no un título digno de ser considerado para un festival de cine; pero por suerte es como es y termina siendo una película posible, algo que inspire a los demás artistas crear sus trabajos creativos con lo que tengan disponible al alcance. Duplass le da el crédito a la trilogía Before (Richard Linklater) y Dinner with Andre (Louis Malle) como inspiración detrás de Language Lessons, algo que puede notarse en la idea de tener a únicamente dos personas conversando en su tiempo de duración, pero no imita ninguna de las obras mencionadas. Corre con energía propia y sin duda saben hacerla una película muy propia de la segunda década del siglo.
Language Lessons estrenó en la edición 71 de Berlinale en la sección Berlinale Specials, que pudimos ver en su exhibición virtual como parte de nuestra cobertura.

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