Esta pieza forma parte del Primer Intercambio de Textos entre colaboradoras de GaF, a manera de celebrar el amor, la amistad y el cine; es también una forma de seguir creando vínculos a través de los gustos e intereses. Esperamos que estas postales sean un abrazo caluroso al corazón de quien las lea y un destello de luz en medio de estos tiempos tempestuosos.
De: Valeria García |@lavalvalencia
Para: Shaula Loaiza
“Si gritara, ¿quién me oiría en el ejército de los ángeles?”
Hace un tiempo, pregunté en un tweet sobre cuáles eran las películas que aún hacían llorar a mis conocidas y conocidos. Shaula nombró Paisaje en la niebla. Prometí verla pero no lo hice en su momento porque sentí que me dejaría devastada. Cuando noté que la volvió mencionar como una película que le había llegado, creí que era momento de verla.
Sólo para contextualizar a aquellas que me leen, mencionaré la síntesis: Paisaje en la niebla es una película griega dirigida por Theo Angelopoulos que cuenta la historia de dos hermanos, Voula y Alexandros, dos niños que suelen ir a la estación de trenes con el propósito de subirse a uno que los lleve directo a Alemania para poder encontrar a su padre. “Sólo conocerte y marcharnos”, le dice Voula a su padre en una carta que no está escrita pero que ella redacta en sus pensamientos.

Angelopoulos se inspiró en la noticia de dos niños que también decidieron viajar juntos para conocer a su padre. No me parece casualidad que a Shaula también le guste conocer las historias de los demás. La película de Angelopoulos podría ser una combinación entre un coming of age y también una road movie. Estos hermanos emprenden un viaje con un propósito específico, pero terminan siendo testigos de todo lo que pasa a su alrededor: la presencia de soldados, la caída de nieve, los ensayos de una obra, observan cómo una mano de mármol emerge del mar… pero los adultos apenas y los nota a ellos. Nadie más los mira pero ellos son conscientes del mundo y la crueldad de este. Por momentos, incluso pareciera que todos los demás están inmóviles cuando vuelven a retomar su camino. Los vemos emerger de la bruma y la lluvia, no como dos viajeros sino como dos niños pequeños.

Theo Angelopoulos creó secuencias que permiten conocer los paisajes fríos como si estuviéramos en los ojos de Voula y Alexandros. Sus movimientos de cámara ocurren con las acciones de los protagonistas, pero también se detiene con ellos para que podamos contemplar con la misma curiosidad de un niño. Otros aspectos a mencionar es la música de la compositora griega Eleni Karaindrou, colaboradora frecuente en los filmes de Angelopoulos. Sus composiciones evocan una gran melancolía, pero también una sensación de inocencia y ternura. Incluso podemos escucharla “dentro” de la historia con Alexandros siendo el espectador de este tema. Desearía poder expresar con más palabras este punto, pero la que realmente sabe de música es Shaula y yo sólo puedo decir que tuve un nudo en la garganta cada que sonaba la música.

Al principio de este texto mencioné que me rehúse a ver la película por miedo a la tristeza. Paisaje en la niebla sí puede ser dolorosa, también sumamente emotiva y bella.
Agradezco mucho a Shaula por permitirme conocer un poco sobre ella y por compartir esta película conmigo. Es más que evidente que en su carrera como crítica y cineasta será (o más bien, ya es) sumamente sensible sobre las historias que quiera contar. Ojalá sigamos leyendo y viendo más de ti, y del camino que estás trazando.

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