Esta pieza forma parte del Primer Intercambio de Textos entre colaboradoras de GaF, a manera de celebrar el amor, la amistad y el cine; es también una forma de seguir creando vínculos a través de los gustos e intereses. Esperamos que estas postales sean un abrazo caluroso al corazón de quien las lea y un destello de luz en medio de estos tiempos tempestuosos.
De: Dani Alcántara | @danialcantara__
Para: Mayra Viviana Cerda
Durante los últimos meses acercarme al cine ha sido un proceso un tanto doloroso. A pesar de que la mayor parte de mi cuarentena la pasé creando mi primera carpeta de producción formal para un proyecto, nada se sentía ni se sigue sintiendo del todo real. Es como si le hubiera dado pausa a las aspiraciones que alguna vez tuve, y ni siquiera he podido retomar lo que en algún momento fue mi escape principal: ir al cine.
Ante esta situación donde no veo ni adelante ni atrás, coincidí con que en Girls at Films pensaron en una dinámica para el 14 de febrero que me hizo romper esa pausa y abrir de nuevo mis pendientes de Letterboxd, que me acercó un poco más a mis compañeras, pero que sobre todo, me hizo volver a sonreír al ver una película.
Gracias a la recomendación de mi amiga secreta recordé un poco el por qué el cine y en general el storytelling han sido una de mis mayores terapias. Volví a experimentar ese bonito sentimiento de visitar otros mundos; realidades que, aunque muchas veces son un reflejo de la que vivimos, también tienen algo que nos aleja de la nuestra y que nos permite imaginar que podríamos salir por las calles obscuras del centro sin miedo a que ningún hombre pudiera hacernos daño porque la chica de A Girl Walks Home Alone at Night estaría a nuestro lado, vigilando, al acecho.
Ana Lily Amirpour no es un nombre extraño para ningún cinefilx, pero aunque la conocía de nombre, para mí su cinta sobre una verdadera vengadora nocturna ha sido mi mayor descubrimiento de febrero. No solo porque me fascina escuchar el farsi, sino también porque explora cuestiones sociales que, dentro del contexto iraní, resuenan tanto como lo harían en México y en muchos otros lugares del mundo en los que las mujeres y la comunidad LGBTTTIQ+ (representada por Rockabilly) estamos a expensas de las figuras heteropatriarcales en nuestras vidas.
En Bad City, el espacio es blanco y negro, pero los personajes son una escala de grises; lo que vuelve la propuesta de Amirpour muchísimo más atractiva. Si bien para “La Chica” hay hombres buenos y malos, ni Arash se libra de robarle los pendientes a Shaydah, ni ella misma se libra de su carácter impulsivo y ambicioso. Lo que arroja una pregunta que ha surgido dentro de muchas conversaciones feministas que he tenido últimamente y es la siguiente: ¿Dónde nos convertimos en esa “chica vengadora” que toma la decisión sobre qué acción es buena o mala? ¿Dónde ponemos la línea?
En mi proceso de desencantamiento weberiano del cine, también ha habido muchas de esas preguntas, sobre todo, aquellas que respectan a los directores con los que crecí y que construyeron mundos que amaba. Personajes como Allen, Bertolucci, Polanski, Tarantino, Kubrick, Guadagnino…ninguno se salva de haber recibido señalamientos de abuso, y sin embargo, ¿dónde puedo personalmente “pintar la raya”?
A falta de ídolos a quien admirar, encuentro un cobijo en cintas como esta, y en proyectos escritos o hechos por mujeres. Mi amiga secreta me recomendó también a Nora Ephron, y aunque he visto muchas de las películas que había escrito no me había percatado que todos esos grandes rom-coms que mi yo de 13 años adoraba con locura fueron escritos por ella: Sleepless in Seattle, When Harry Met Sally, You’ve Got Mail.
Al momento de escribir esto sigo teniendo muchas dudas sobre lo que significa el cine para mí y el tipo de mensajes que quiero contar, pero si de algo estoy segura es que siempre encuentro inspiración en momentos como aquel donde The Girl y Arash (vestido de Drácula) escuchan White Lies, porque me hace sentir todo eso que siento en el corazón pero no siempre puedo decir y porque conecto con la mirada de mis compañeras, las directoras, las artistas, las novelistas, las creadoras de mundos.
¿Y quién sabe? Puede que en algún momento “the fear stops getting a hold of me” y pueda yo también aspirar a crear mundos tan simbólicos como Bad City e inspirar a alguien más a creer en que siempre es posible soñar.
Así que gracias amiga secreta por la recomendación. La aprecié mucho y espero que quién sea que esté leyendo esto y que no haya visto esta peli se anime a verla también.
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