Por: Andrea Rendón |@andrearendon__
Los tiempos que vivimos en nuestros país y en el mundo son oscuros y siniestros pero hoy más que nunca, la voz de todas nosotras jamás callará. Escribo esto después de ver el impactante debut y salto del cortometraje al largometraje de la cineasta georgiana: Dea Kulumbegashvil.
BEGINNING es cruda, te llega a las entrañas, reconoces el dolor de su protagonista tras pasar todo el trauma y las violencias sistemáticas a las que es sometida. Yana es esposa de un pastor y dirigente de una Iglesia de Testigos de Jehová en Georgia, diario abre la capilla y lleva a su hijo a pasar por varios castigos por jugar fútbol, hasta que un día, en plena ceremonia, intolerantes religiosos los atacan y la paz en la que vivían desaparece.

La violencia hacia las personas con religiones diferentes es algo que hemos sido cómplices como sociedad, no sólo es el racismo o la xenofobia, es el simple hecho de no aceptar que las personas piensen o crean en algo distinto a nosotros, o las consideremos inferiores por su forma de vivir. Es ahí cuando Yana empieza a ser la víctima de un depredador inmiscuido en la investigación policial del atentado.
Hay varias partes de la película en donde se entiende lo que la directora quiere dejar entre ver, el castigo del infierno para los pecadores que hacen el mal en la tierra, como aquel hombre que osa en abusar de Yana.
Las escenas de violación son tan sofocantes, tan reales y tan indignantes. Ninguna mujer debe de sufrir por ello y Dea nos lleva al fondo de nuestras emociones haciéndonoslo saber con una gran dirección y un guión que nos lleva por el sufrimiento de no sólo ser abusada sino día con día lidiar con ello (me gustaría hacer referencia a la gran película de And The We Danced, cinta que también nos lleva a la sociedad georgiana más conservadora y patriarcal). Yana sufre por no poder vivir su vida y depender de las decisiones de su marido, además de que no le cree el haber sido abusada. Pero también da un nuevo giro en la maternidad, ella no sabe como tratar a su hijo en medio de la religión y los castigos que indican, también no sabe lidiar con él cuando su dolor la sobrepasa.

Para mí, tiene uno de los finales más poéticos que he visto últimamente: un hombre muerto en vida por lo que ha hecho, se vuelve piedra en un río seco sin ninguna esperanza.
Escribo el comienzo de Dea como título en este texto porque creo que es el comienzo de una gran carrera como directora y que estaremos escuchando mucho de ella por mucho tiempo, ganadora ya de una Concha de Oro y seleccionada en Cannes, esperamos ver pronto otra cinta de ella.
En dónde ver: Mubi.

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