Por: Kathia Villagrán | @KathiaVC
“Cuando el gobierno nos dice a dónde ver, también nos dice a dónde no ver”.
Durante 2019, Nanfu Wang presentó en el Sundance Film Festival el documental One Child Nation, una recolección de testimonios y estadísticas sobre la infame Política de Hijo Único que, severamente, China implementó en su población desde 1979 hasta el 2015; es decir, apenas unos años atrás. La manera de abordar dicha situación fue sensible y por momentos angustiante, con una dirección impecable que le cedió su puesto en diferentes tops de películas estrenadas durante ese año.
La directora nació en la provincia de Jiangxi, China, pero ahora reside en Estados Unidos. Con el nacimiento de su primer hijo, no pudo evitar pensar en todas las madres que sufrieron las consecuencias de la política en su país natal y decidió contarle al mundo sus historias de primera mano. Una vez más, con In the Same Breath, la narrativa —o la idea— parte con su hijo.

Como suele acostumbrar todos los años, Wang viajó a China en enero del 2020 para celebrar las festividades de Año Nuevo con su familia, luego interrumpió sus vacaciones por un viaje de trabajo en Estados Unidos. Dejó a su hijo con su madre para que pasaran tiempo juntos. Con lo que no contaba la directora al aterrizar, es que las noticias oficiales de una extraña “influenza” en la ciudad de Wuhan acaparaban los medios asiáticos y, estando a 200 millas del lugar, optó por regresar a su hijo inmediatamente.
Pendiente de todo lo que ocurría día tras día y teniendo en consideración la manera en que retrató al gobierno chino en su documental pasado, no tardó en contactar a diferentes camarógrafos que se atrevían a documentar día tras día lo que los medios nacionales censuraron durante la crisis de COVID-19. Llevando así cámaras a diferentes hospitales, a personas dispuestas a dar su testimonio, a cementerios y crematorios; todo aquello que podía delatar la usual propaganda de China.

En ese sentido, me recordó mucho a One Child Nation, la exposición de cómo la propaganda de un gobierno es capaz de hacerle creer a la población que están haciendo lo correcto, que es heróico estar de su lado, y el que se atreva a declarar lo contrario deberá ser castigado —”porque se lo merecen”—. Con toda la información que obtenía, Wang ofreció estas historias en primicia a diferentes periódicos de prestigio estadounidenses y todos declinaron su propuesta. Y ese es solo el inicio de una serie de conspiraciones, revelaciones controversiales y una disputa de cómo algo que compete a la salud humana se convirtió en una postura política entre la derecha y la izquierda.
Cuando muestra las diferentes afirmaciones del gobierno chino, a medida que la gravedad de la situación quedaba más en evidencia durante aquellos días, se inventaban historias nuevas tratando de ocultar las incompetentes medidas que estaban tomando para frenar los contagios y las muertes. Cuando la narrativa se traslada a Estados Unidos, la cosa resulta no ser tan opuesta y no es necesario exhibir el manejo que llevan la mayoría de países latinoamericanos para sentirse identificados. El documental no entra a detalles con la enfermedad o su aspecto científico, opta por concentrarse en el ámbito político y es la mejor decisión para mantener el orden en un tema que será sobreexplotado en las producciones audiovisuales, si no es que ya lo están haciendo.
In the Same Breath es un documental que no es imprescindible ver para conocer la realidad de cómo los gobiernos mundiales manejan la pandemia del COVID-19 y la gravedad del virus; pero aún viéndolo, la verdad golpea en seco. Es abrumador y el único momento en que se logra descansar es cuando los créditos empiezan a rodar.
Estrenó mundialmente el jueves 28 de enero durante la edición 2021 del Sundance Film Festival.

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