Por: Mariapaz Cárdenas Pedraza | @MariapazCaPe
“Que lo olvidado sea recordado,
que lo perdido sea encontrado,
que lo alejado sea acercado”
-Oración a San Antonio
“Tantas almas” cuenta la historia de José, un pescador que busca los cuerpos de sus hijos Dionisio y Rafael tras descubrir que fueron asesinados y arrojados al Río Magdalena. Es un relato sobre el coraje de un padre que, guiado por el anhelo de encontrar los restos de sus difuntos para darles santa sepultura, se embarca en un trayecto lleno de peligros que encara con la convicción de su amor.
La película transcurre en el tiempo de la espera, un discurrir lento que proyecta al espectador la necesidad de José de contemplar con atención el río, de adentrarse en él con la paciencia requerida para buscar en un caudal inmenso que arrastra los cadáveres de tantas almas. La construcción dramática impregna de tensión un curso narrativo reposado. La amenaza se percibe como una presencia enmascarada en el sigilo de la vegetación. Solo las ánimas, San Antonio y la Virgen protegen a José de los peligros de la tiranía.

La fotografía de la película está confeccionada con preciosismo, en especial las noches, que manifiestan una belleza mística que actúa como un puente entre la realidad y la fantasía contenida en la tradición oral y los sueños. En medio de esta impresión majestuosa de la naturaleza, late la ambigüedad: en el mismo río que proporciona el alimento y la vida, flotan las huellas de la tragedia. El paisaje en “Tantas almas” es un territorio que porta la división y la herida del conflicto armado colombiano.
La interpretación del actor natural José Arley de Jesús Carvallido Lobo es de una precisión maravillosa. Su manera contenida de arraigar la emoción atrapa de principio a fin y su complexión delicada se encarga de resaltar la tenacidad del personaje, que con su cuerpo de apariencia frágil nada con firmeza contra la corriente, una imagen que simboliza el coraje requerido para buscar a sus hijos en un lugar donde dar sepultura a los asesinados es sancionado con la muerte. José, de una emocionalidad enigmática y profundamente digna, fuerza al espectador a acompañarlo con ternura y a desear que salga ileso de su travesía.

“Tantas almas” se eleva gracias a la fascinante presencia de los habitantes de Simití, testimonio del rigor con el que el director Nicolás Rincón Guille y su equipo prepararon a los actores naturales. Así se logra dibujar una comunidad compleja, con una solidaridad aún palpable, pese a la merma impuesta por el miedo. Estos gestos de colaboración disimulados son cruciales para desarrollar la oscilación entre la resignación y el valor. Además, llama la atención que en ese universo son las mujeres quienes tienen grandes actos de resistencia. Son ellas, guiadas por un sentido de deber humanitario, las que se sobreponen al silencio obligado para posibilitar la esperanza. Y es que, en realidad, esta es una película sobre la esperanza: José es, ante todo, un padre que nos enseña a trazar con fe un rumbo a pesar de la incertidumbre y el dolor.
El presente proceso de investigación, exploración y crítica se desarrolló en el marco del Encuentro de Crítica e Investigación 2020, organizado por la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos del Ministerio de Cultura de Colombia.

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