Por: Ximena Chávez Prado| @centaureadivina
76 days, de los directores Hao Wu, Weixi Chen y un tercero anónimo, es un documental que sigue los primeros días de cuarentena en la ciudad de Wuhan, China, tras los primeros casos de COVID-19, antes de que el contagio ocurriera a nivel mundial.
El filme se inserta entre ya una buena cantidad de obras que documentan cómo se ha vivido la pandemia en distintas partes del mundo, destacando entre ellas por centrarse en la ciudad en donde comenzó todo. Por eso, cuando comencé a ver la cinta, no podía evitar pensar que todos los habitantes de Wuhan habían estado solos. Solos por el aislamiento como medida para frenar el contagio, solos por el miedo y hasta la indiferencia de otras partes del mundo al ver la ciudad enfermar por un virus nuevo, solos frente a un enemigo invisible y desconocido.
Sabemos que no podemos adentrarnos en un texto u obra sin antes formarnos una expectativa de ello y yo, sinceramente, comencé a ver 76 days con algo de aprensión: esperaba ver caos, muerte, desesperanza. Ni siquiera sabía si, con el estado mental en que nos ha puesto el llevar ocho meses encerrados, soportaría ver el documental. Algo tenía de razón: el documental sí inicia retratando ese caos y miedo que los ciudadanos de Wuhan sintieron al inicio del año. La pantalla nos muestra un gran grupo de personas asustadas esperando su turno para ingresar al hospital, edificio lleno de cuerpos anónimos ocultos en sus trajes aislantes, tipo astronauta, que los hacen lucir entre graciosos y extraterrestres. Así se siente un poco estar en medio de una pandemia: es como estar en otro planeta y no poder creer que esta sea nuestra realidad.

Al hospital llegan hombres asustados, que no creen estar enfermos y se niegan al hecho de que tendrán que permanecer ahí sin una idea clara de cuando ni de si podrán volver a casa. Es difícil dimensionar lo que ha hecho este virus desde la comodidad de nuestros hogares (en los mejores casos) y con la vida sucediéndonos a pesar de todo, así que ver lo que se vive o vivió en algún punto dentro de los hospitales nos abre los ojos. Lo que no esperaba encontrar en 76 days era el crecimiento de la ternura y el cuidado.
Al menos desde México o desde el México que yo vivo, ir al hospital y acercarse a los médicos se vive con miedo: se espera frialdad y hasta el golpe de la superioridad moral del equipo médico que, como mujer, he tenido que ver muy de cerca y hasta de forma violenta. En este documental es diferente y espero que así haya sido en todas partes: podemos ser testigos del lado más humano de un grupo de médicos que, contra su formación y el enfrentamiento constante con la muerte, no puede evitar acercarse a sus pacientes. Vemos a mujeres y hombres en sus trajes de malvavisco dar la mano a adultos mayores a quienes dicen “ahora yo soy tu familia”. En el hospital de Wuhan, a fuerza de permanecer encerrados con las mismas personas durante 76 días, se va gestando una familia que tiene como base la ternura y el cuidado.

Los médicos de Wuhan animan a sus pacientes y nos animan a nosotros con sus obsequios improvisados y hechos con material quirúrgico como esos guantes fríos y blancos, resignificando lo que tienen a la mano, incluso sus nuevos cuerpos de plástico a los que les inventan sonrisas y adornos. Se convierten en jardines y caricaturas con solo dibujarse unas flores o personajes famosos sobre sus trajes. Vemos como aflora su personalidad en sus espaldas que llenan de caritas y mensajes para reconocerse unos a otros en ese nuevo ecosistema.
Aunque sí, es cierto que 76 days nos hace también testigos de un par de perdidas, lo hace de modo sutil y respetuoso; crea un balance entre vida y muerte mostrándonos más de la primera: nos permite conocer a Pingüinito, una bebé nacida durante la emergencia y que encuentra su primer hogar y familia entre las enfermeras y doctoras que le dan ese apodo, no por apropiarse de ella sino porque es la recién nacida quién se gana al personal. Y todo esto es porque las doctoras y doctores más que realizar su trabajo, estaban resistiendo junto a sus pacientes.
La fotografía de Weixi Chen y el documentarista anónimo va de las grandes tomas de una ciudad vacía a cuadros más cerrado: retrato de la contención entre dos manos, una cubierta por un guante y otra desnuda, fotograma que se repite a lo largo de la cinta pero mostrando manos distintas cada vez hasta llegar a situaciones más alegres. También atrapan el llanto o el enojo, la risa y hasta las lágrimas de felicidad de una madre. Al final, no falta el homenaje a todos aquellos que no lograron llegar al final de la cuarentena.

En resumen, 76 days retrata, como si se tratara del crecimiento lento de una flor, el de esa familia antes nunca imaginada entre los habitantes de un hospital, rompiendo la barrera entre médico y paciente. Familia nacida entre el cuidado constante del otro y la esperanza. Ternura acrecentada para llenar el vacío de las calles vacías de una ciudad resguardada en pequeños departamentos como manos sosteniendo y cubriendo a otra más débil.
76 days formó parte del Festival Internacional de Cine de Los Cabos 2020 #LosCabos9. Consulta su programación.
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