Por: Alejandra Piña | @aletspi
Si hay algo que me queda claro del cine serbio es que podría persuadirse frígido, pero en la mayoría de las ocasiones es la mezcolanza entre cinefotografía y narrativa lo que juega como pilares indispensables para convertir las historias en una osadía atinada y empática. Stitches (Cicatrices) de Miroslav Terzić no es la excepción.
Este largometraje, que forma parte de la 68 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca, narra la historia de Ana (Snezana Bogdanovic), una mujer desmesurada que dedica su vida en buscar la verdad: ¿su hijo realmente nació muerto hace 18 años o se trata del robo de un recién nacido para un acto tan despiadado?
Este cuestionamiento mantiene intacto al espectador, pero no solo eso. El director, en combinación con la decisión de Elma Tataragic en el guion, y de Damjan Radovanovic en la dirección de fotografía, le dan a la historia un vuelco psicológico inesperado.

Los intervalos de silencio, en ocasiones largos, proponen una sinergia entre lo que vemos y lo que no escuchamos. Sin embargo, esto se reemplaza inteligentemente con la impecable actuación de Bogdanovic, pues el mutismo de su personaje da pie a una comunicación corporal y gesticular que impregna cada momento y, a su vez, nos convierte en parte importante de la película, nos da la oportunidad de recrear situaciones y escenario sobre lo que sucede en su mente. Deja otra incógnita: ¿es real lo que está sucediendo o es solo su imaginación?
Puede que la película, en este sentido, se perciba muy lenta, pero la intención está ahí de inicio a fin. Incluso los espacios en los que se desarrolla la trama juegan un papel importantísimo, vemos en cada uno pasajes con entradas y salidas, como si fuera una especie de acertijo o una adivinanza entre saber si lo que está por suceder será para bien o para mal.
Pero más allá de un análisis fílmico, está la inverosímil ocurrencia de Terzić que va de transformar una historia basada en hechos reales en un thriller, el cual dota de una habilidad cognitiva emocional muy bien lograda.

Adicional a eso, también cuestiona nuestro sistema moral como humanos, sobre todo cuando se trata de madres víctimas de desapariciones, un hecho que no solo se ve en un país como el nuestro, pues recorre el mundo entero.
Es en este punto en el que nos encontramos ante una peculiar reflexión sobre las maneras, los modos, pero sobre todo los (nuevamente) prejuicios que arrojamos cuando hay luchas internas, cuando el amor de una madre ve más allá de cualquier obstáculo o de cualquier situación. Al final, no se trata de qué tanto una madre puede saltar o sanar, de qué tanto daño se está haciendo a sí misma en una búsqueda del tipo; sino de qué tanta compasión, proximidad y respeto son capaces de ofrecer quienes le rodean.
Stitches se estará proyectando hasta el 19 de noviembre en las salas de la Cineteca.
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