Por: Fernanda Lozada A.
Una de las nuevas propuestas de la colaboración entre Blumhouse y Amazon Studios para el especial de Halloween en la plataforma de streaming Prime Video llamado “Welcome to the Blumhouse” es Nocturne, una cinta de horror que muta en momentos al subgénero del terror psicológico e incluso explora el género de drama adolescente.
Este filme dirigido por Zu Quirke es la prima más joven de la familia “el arte como sacrificio” pues retoma a su manera la narrativa de Suspiria (Argento, 1977) y Black Swan (Aronofsky, 2010) donde somos espectadores de la práctica pasional de una disciplina artística en conjunto con un factor desafortunado resulta ser el mapa perfecto para llegar al estado de locura; en este caso el objeto del deseo perseguido por “Juliet Lowe” (Sydney Sweenie), la protagonista de la historia, es sobreponerse ante la dominancia de su hermana melliza “Vivian”, disfrazando esta meta bajo el pretexto de querer ser la mejor pianista, sin lugar a duda los sentimientos de “Jules” son retratados de forma que empatizamos con el personaje, sin embargo, es evidente que lo que mueve al protagónico no es más que la envidia, siendo este motor una excusa perfecta para indagar en la teoría de la posible referencia a uno de los siete pecados capitales, dando paso así a la conexión que traerá el elemento de horror a la cinta, un pacto satánico.

Con algunos detalles pobremente explicados pero funcionales, abrimos con una secuencia que funge como background story; se nos pone en el contexto musical a los escasos segundos de inicio con un plano en el que se pueden apreciar a referentes musicales clásicos a través de pinturas decorativas, enfatizando a un joven Mozart, para después adentrarnos con quien será el personaje que comenzará a dar el ambiente horrífico: la luz. Desde los primeros segundos de la película este elemento nos comenzará a dar pequeños indicios, utilizando la psicología del color, nos vemos envueltos en un ambiente de locura pues el cuadro está iluminado por una luz totalmente injustificada en tonos amarillos (color relacionado psicológicamente con la locura) donde somos testigos de dos cosas, uno, la presencia de símbolos extraños tallados en la pared de la habitación y dos, el aparente suicidio de una chica, dando entrada así al característico estado anímico propio de la casa productora especialista en el género; a medida que avanza la cinta este elemento seguirá siendo clave, un uso aplaudible de este recurso sin lugar a duda.
Si bien Nocturne retoma aspectos e imita (intencionalmente o no) cuadros de otras cintas, tales como Voraz (Julia Ducournau, 2016) y Hereditary (Ari Aster, 2018), este filme nos ofrece nuevas aproximaciones al tema del satanismo pues, explora a través de varias técnicas y elementos la progresión del deterioro que sufre la protagonista por su ambición y su alianza con lo obscuro, como por ejemplo, la musicalización, que está a cargo de Gazelle Twin quien utiliza principalmente “Unflesh” (canción de su autoría) para acompañar a la protagonista hasta el punto climático de la trama donde con sus letras revela parte del futuro que le aguarda a “Jules”, de igual manera se utiliza el recurso del arte gráfico pues con ello se devela gran parte de lo que vendrá en el segundo y tercer acto.

Utilizando el famoso mito de Tartini (donde el músico obtiene el reconocimiento y la fama atemporal de una sola sonata de su autoría a cambio de ofrecer su alma al diablo, dando a conocer “El trino del diablo”, una pieza destacada hasta nuestros días) precedemos el esperado giro de tuerca de la historia que llega hasta los últimos minutos de la cinta donde se presume un final ligeramente confuso para varios pues, mediante el montaje a través de un corte a similitud muy bien utilizado nos aporta la reconocible escena final de la firma de Blum House, muy al estilo de Midsommar, confuso, abyecto pero al mismo tiempo atractivo y con un trasfondo más profundo de lo que el cuadro pudiera aparentar.
En conclusión, Nocturne es una película entretenida y “palomera”. En definitiva no es la mejor de la afamada casa productora pero es digna de ser producto de la misma. Ofrece una narrativa solida pero ya antes vista, también brinda aspectos innovadores pero desarrollados en una calidad que poco se acerca a lo realista, sin embargo, funciona; igualmente nos carga de los ya característicos pequeños detalles que son tremendamente interesantes si somos capaces de identificarlos en el estado de asombro al que se nos tiene acostumbrados por parte de las películas del género y sobre todo de la vanguardista casa “Blum”.


Fernanda Lozada:
Estudiante de cine que gusta de la literatura, la escritura creativa y la poesía así como de los perros y los idiomas.
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