Por: Daniela García | @danigcjrz
Recientemente volví a mi casa de foránea a pasar cuantos días, después de meses de estar lejos de ella por la pandemia. La abrumadora tristeza que me inundó a los pocos minutos resonó por 48 horas más, mientras las paredes y los muebles y todos los espacios vacíos me hablaban de un pasado que ya no conocía, de momentos que se fueron y no volverán, pero, el habitar el escenario donde fueron experimentados por unos instantes, se sintió como volver a vivirlos, aunque fuera a partir de ecos.
Algo así vino a mi mente cuando vi Carmina (2020) de Luis Flores Rabago, en la última edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF 2020). Un cortometraje documental que sigue a una chica de nombre homónimo mientras se va de after a casa de Antonio, un hombre mayor que ella, a quien conoció esa misma noche.
La manera en que Carmina juega con los instantes es cautivadora, pues la extracción de un momento aparentemente trivial (como es irse de fiesta) se convierte en una mirada profunda a los sentires de la protagonista, y se abre la puerta a la vulnerabilidad y confianza en el transcurso de algo pasajero, que al venir la mañana, se habrá esfumado, como sucede con todos los instantes importantes en la vida cotidiana, de esos que quisiéramos encapsular en el tiempo. Este documental, actúa como un espacio vacío de una casa abandonada, que entre sus esquinas llenas de polvo y la luz que se cuela por la ventana, se conservan los ecos de aquello que fue.
Platiqué con Carmina acerca del proceso de filmación de este proyecto, y cómo es para ella mirar de frente a sus propios ecos, que ya no le dicen nada de quién es ahora.

GaF: ¿Cómo surgió Carmina?
Yo conocí a Luis en una fiesta. Él estaba parado ahí y me gustó como iba vestido, así que me acerqué y le dije, “hola, soy Carmina”. Nos empezamos a llevar y después de un tiempo me dijo que estaba planeando hacer un documental y que si quería formar parte de él.
Fuimos a Condesa a grabar un bar, pero no nos dejaron, así que entramos a tomar un rato y fue que conocimos a Antonio y nos invitó a su casa como de after y pues lo demás es lo que está en el documental. Carmina el documental se planeó, pero lo que salió no fue planeado, fue como el instante de lo que sucede una noche.
Estuvimos grabando muchos meses y teníamos mucho material, pero al final, eso que se ve en el documental es lo que quedó perfecto.
GaF: ¿Qué pasaba por tu mente y tus emociones al involucrarte en ese proyecto?
Cuando conocí a Luis no estaba viviendo en mi casa, me había escapado. Según yo estaba viviendo una vida de rockstar pero en realidad tenía problemas de adicción y solo me estaba haciendo daño. Era una persona que buscaba mucho amor, que no era capaz de dármelo a mí misma, entonces cuando alguien te dice ‘quiero hacer un documental que se trate de ti’ o incluso aunque solo saliera en una silla en el fondo… te sientes importante. Así me sentí.
GaF: ¿Cómo fue para ti la experiencia de ser observada y filmada en tu vida cotidiana?
Creo que no sabía en qué me estaba metiendo hasta que empezaron a exponer el documental en festivales y demás. Antes yo solo pensaba que salía con mi amigo y llevábamos una cámara, era como un juego. Me llegué a acostumbrar a tener la cámara todo el tiempo cerca de mí, grabándome, y no se sentía, ya que desarrollé una muy buena amistad con Luis y solo era una plática entre amigos. Estar en el momento nada más: salir, ir a conciertos, bailar, festejar… La cámara se volvió invisible.

GaF: ¿Cómo ha cambiado Carmina desde el rodaje de este documental (en 2018)?
Después de mucho tiempo logré tener paz mental. Por fin estoy siendo honesta conmigo misma y me estoy aceptando, aún con cada decisión mala de mi pasado, con todas las cosas que han formado a la Carmina que soy hoy en día, me amo y amo quien soy. Todo lo que pasé ha valido la pena, no podemos editar lo malo de nuestra vida.
Cuando vi el documental fue difícil porque yo ya no soy esa persona. A pesar de todo estoy muy agradecida de haber podido experimentar eso, saber qué se siente entrar a una sala y ver tu cara en la pantalla y ver tu nombre en un ticket. Creo que valió la pena todo.
¿Qué significó para ti este ejercicio de vulnerabilidad?
Yo creo que existe cierta fuerza en ser vulnerable, porque casi nadie lo hace. Todos te dicen ‘tienes que ser fuerte y actuar así ante los demás, intimidarlos’. Todos sabemos que lloras en tu cama antes de dormir, todos lo hacemos. Se me hace algo hasta torpe no mostrar esa vulnerabilidad ante los demás. Yo no me veo viviendo mi vida de otra forma. Esta soy yo.
Carmina estará disponible en la plataforma del GIFF hasta el 12 de octubre.
Daniela García
Comunicóloga en proceso y muchas otras cosas más que me gusta empezar y a veces terminar. Primero están mis amigos, después el cine y luego todo lo demás.
Deja una respuesta