Review #BLACKCANVAS2020: La Calma

Por Amira Ortiz | @unazuara

Lin Tong (Qi Xi en toda su serenidad) observa. La mirada dirigida a la nada. El rostro asomándose por la ventanilla del auto en movimiento, caminatas sin rumbo en las calles y la naturaleza, el rostro fijo a la espera del sueño en la habitación. Contempla, como también lo hace la cámara en sus proyectos documentales. Es justo el estreno de su trabajo más reciente lo que la mantiene viajando. Es así como la historia la presenta: mirando las imágenes de las que es responsable.

De Japón, a Hong Kong y finalmente a Beijing, el recorrido de Lin carga con cierta nostalgia cosmopolita, que resuena con la biografía de Song Fang, cineasta china formada en Europa. Aunque los espacios y las personas a las que la protagonista se dirige comparten características inherentes a la Asia Oriental, sobre estas convenciones pesa una distancia. ¿Qué mantiene a Lin al margen? O en contraste,  ¿qué la hace pertenecer?

El segundo largometraje de Song Fang, responsable del documental autobiográfico Memories look at me (2012), no ofrece respuestas concretas, sino meditaciones que suceden en lo no dicho. The Calming (2020) transcurre en la, aparente, inacción. El rostro inexpresivo de Lin, el tiempo congelado. Esa distancia, que puede jugar doble ante el espectador, también lo hace dentro de la historia. Es el carácter dual de La calma, porque para tener paz en este mundo la desconexión es necesaria.

Como creadora, Lin tiene excusas. La formación de historias existe bajo cierta inmersión. Y por la naturaleza de sus proyectos, la protagonista también medita cuál es el medio para su exposición, si la galería de arte o la sala de cine. Como hija y amiga, también. Se hace presente en ambientes antes propios, donde ahora simplemente es testigo. Hay una fractura más, en su posición como mujer, pues conocemos -por sus breves palabras- que ha terminado una relación. Esta conjunción de desapegos es, en esencia, humana. Y el trayecto para recuperarlos aún más. 

Respondiendo a su carácter contemplativo, la cinta descarta la redención. Las pequeñas transgresiones de su protagonista en lo propio y el entorno cargan con una naturaleza sensorial, momentánea. Lin lleva un luto -el del amor perdido, el del no lugar, el de la existencia propia- pero continúa. Somos testigos de que ha vuelto a sonreír, a llorar y a escribir. Y eso, al menos por hoy, basta. 

En su gesto más evidente, Song Fang revela, en una escena donde Li se coloca en el papel de espectadora formal, la vida sin guion. 

«Llévame a una orilla pacífica, donde no rujan olas tumultuosas. Donde la vida, aunque carente de alegría, todavía esté en calma. Y el dulce contenido sea el bálsamo de la tristeza.»

The Calming forma parte de la competencia «Nuevo Horizonte» del Festival de Cine Contemporáneo Black Canvas

Consulta sus horarios aquí.

AOA
Amira Ortiz Azuara
Escribe sobre cine y televisión. Egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ganadora del 3er. Concurso de Crítica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos.

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