Review #BLACKCANVAS2020: Communicating Vessels

Por: Linda Marine | marinetwiteando

En una disonante entrada, Annie MacDonell y Maïder Fortuné nos introducen a su cortometraje  experimental con una imagen inquietante y difícil de ignorar: una mujer cuyo rostro digitalmente  intervenido nos ve directamente por unos segundos, parece examinarse y examinarnos con una  expresión que logra cavar en nuestra comodidad, dando la impresión de asomarse a través de la  pantalla para escarbar entre nuestros pensamientos. Esta mujer, una maestra de arte, narra por  medio de un voice over a lo largo de todo el cortometraje su experiencia a un lado de E., su prominente y enigmática estudiante cuya obra y desarrollo artístico las llevaría a ambas a reconocer  el verdadero lazo que envuelve a todo en el universo. 

La idea de un individuo como un ser aislado en el universo es una percepción que se puede refutar  dentro del planteamiento de Communicating Vessels. Como su título lo indica, el cortometraje canadiense parte desde este concepto, el cual indica la forma en que un líquido puede moverse  entre dos recipientes unidos bajo las leyes de la gravedad y la presión, experimentando con su  estancia en cada cuerpo hasta encontrar su equilibrio entre ambas partes. Este hilo de sentimiento  común funciona como una alegoría para hablar sobre la infinidad conciliada en la indivisible  interconexión que guardamos con todos los seres del universo. Esta idea, donde los niveles de  conciencia se ven razonablemente cuestionados, promete ofrecer al público un espacio donde se  verá fuertemente tentado a reevaluar los límites de su percepción. 

Communicating Vessels se presenta como un laberinto filosófico en donde la auto-exploración del  ser corre por diferentes y disruptivos caminos donde el constante, pero suave impulso por la  develación de la conciencia se siente como un viaje en el que uno, como forastero, se ve inspirado  a redescubrirse a sí mismo y a la realidad que trasciende en las relaciones que tenemos. En el  cortometraje, la historia de la maestra y de E. va continuamente enfrentándose a la deconstrucción  de sus relaciones para eventualmente descubrirlas y aceptarlas como una conexión innegable a raíz  de un eléctrico detonante, que no es sino la enérgica potencia que encuentran en sus propias  relaciones entre ellas, consigo mismas, y con sus creaciones, tanto humanas como artísticas. 

La maestra, interpretada por Fiona Reid, ensimismada por la rareza de su alumna, invita a que E.  nos cautive a nosotrxs también al describir la profundidad, extrañeza e intensidad con la que esta  elaboró sus trabajos. El cortometraje nos presenta los videos experimentales de E., los cuales en  realidad son una recreación de obras preexistentes de artistas como Lygia Clark y Dennis 

Oppenheim, algunos pasando con un ligero desfase de su correspondiente narración y  permitiéndonos contemplar intuitivamente sus trabajos a partir de lo que vamos conociendo sobre  ella y en cierto momento, puntual al revelarnos el significado tras algunas de las obras. Su aparente  despreocupación, su sensibilidad a lo implícito, su inteligencia y su andar poco convencional  presentes en la narración de su tutora y en la gran sensibilidad impresa en su arte conceptual son  algunas de las características que nos permiten hacernos una idea de la enigmática persona que  tanto estamos intentando descifrar. 

Dada su elevada condición creativa, se explica que E. pasaba mucho tiempo llevando a cabo  experimentos artísticos, los cuales presentaba a su maestra constantemente para intercambiar  opiniones. Esto creaba en la maestra una sensación de entusiasmo y orgullo, según narra, pero  también atónito y temeroso reconocimiento ante la poderosa y desafiante fuente de incertidumbre  que iba, venía y mutaba en esta relación. Con una ascendiente profundidad, el propósito del  cortometraje se fortalece al presentar esta interacción como una serie de encuentros sencillos, pero  que evolucionan cuando van asimilando que son verdaderamente íntimos y significativos, por la  unión que existe en la oscilación de sus mentes hechas una sola. 

Estos encuentros parecen pasar cautelosamente de una discusión sobre proyectos a formar una  compleja trascendencia en la que E. y sus ideas viven en la mente de su maestra, entrando con la  sencillez con que resulta el abrir una puerta para habitar un espacio. Esta idea de cómo la vida es  esencialmente compartida entre todo lo que existe es lo que las escritoras, directoras y editoras de  Communicating Vessels, Annie MacDonell y Maïder Fortuné, buscan extender en la aproximada  media hora de duración del cortometraje. 

Con imágenes sobrepuestas y creaciones experimentales que parecen salidas de un sueño,  revelaciones inesperadas que conmocionan y una aguda tensión sonora, el cortometraje es un atinado acercamiento poético al arte como un punto de mediación entre distintas realidades a través  de una aproximación meditativa en la forma de disponer de la experiencia humana en pantalla. Fuerte y absorbente, Communicating Vessels brinda una experiencia fílmica intrigante que empuja los límites de la creación fílmica común al experimentar con la representación visual de aquello  que resulta difícil y casi incomunicable a través de palabras o las mismas imágenes.

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Linda Marine
Estudiante de Cine y Producción Audiovisual, amante del análisis y del café con canela. Siempre me pregunto cosas, pero no sé si busco respuestas o más preguntas. Ambas me gustan.

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