#VLAFF2020: Atmósferas: Un recorrido entre mil mundos

Por: Linda Marine | marinetwiteando

La herencia que la ciudad deja a todxs quienes vivimos en ella es la de hacernos ir y venir en un  constante apuro que la mayor parte del tiempo nos priva de descubrir el carácter único y enigmático  que reside en todo lo que nos rodea. Atmósferas (2019) de Leinad Pájaro de la Hoz contrarresta  esta normalidad al emerger como un detenido, tranquilo, pero colorido trayecto por una Cuba al  natural, en donde cada segundo pareciera esperarnos hasta que logramos contemplar la realidad  más allá de lo superficial.  

Atmósferas nos hace regresar a la normalidad pre-cuarentena, en donde era muy común que en el  momento en que nos encontrábamos cerrando la puerta de nuestra casa para empezar el día, ya  teníamos una idea de lo que podíamos ver, escuchar y hasta oler en los próximos minutos: Tal vez  lográbamos percibir el fresco aroma de las flores recién bañadas por nuestra vecina, escuchar al  vendedor de periódico o ver a señoras del vecindario compartiendo la primera caminata de la  mañana con sus canes. Podíamos saludarles y hasta intercambiar un par de palabras a raíz de la  confianza y la costumbre del pasar de los años, pero ¿Qué tan bien les conocíamos?  

La idea que propone Atmósferas plantea esta pregunta al capturar la esencia de un día común por  una calle en San Antonio de los Baños, Cuba, en donde el suave andar con el que se desplaza la  cámara nos permite observar con un rico detenimiento a las personas que visten a distintas  superficies de la cotidianeidad cubana. Este sereno, pero agudo conjunto de vistazos, lejos de  limitarse a ser un retrato continuo de diferentes casas y personas, nos ofrece once minutos de  inmersión en la vida las personas y los espacios vistos a lo largo del cortometraje. Aunque no nos  es posible distinguir un diálogo como tal, la obra habla a través de la interacción entre las personas,  su expresión y los espacios que estas poco a poco van definiendo y clamando hasta hacerse unx  con ellos.  

El cortometraje de Leinad rescata una amplia diversidad de realidades a lo largo del recorrido que  emprende. En este paseo por la vida convergen niñxs patinando libremente, señorxs platicando  con un enfoque natural, personas caminando con un rumbo aparentemente fijo y otras cuyo  semblante evidencia lo distantes que están de lo que su vista les presenta, niñxs jugando con una  pelota, personas divirtiéndose a lo lejos de la visión del espectador y una mujer que, curiosa, parece  ocultarse tras un umbral. Tal ininterrumpido viaje entre las personas que comprenden a una  comunidad conforma una especie de rompecabezas, en donde cada una de las piezas son diferentes,  pero crean una imagen común: Rostros dulces, espacios vacíos, siluetas burbujeantes, rostros  confundidos, pasatiempos sencillos, interacciones cálidas, rostros concentrados y figuras  despreocupadas, cada uno un mundo distinto, pero coexistiendo en un mismo lugar. 

Todo esto, combinado con los sonidos naturales del entorno en el que se desenvuelve la obra,  hacen de Atmósferas una experiencia muy real en la que encontramos la oportunidad de sentirnos  más próximos a lo que vivimos todos los días, pues no sólo asumimos nuestro rol de espectadores,  sino que nos acercamos a interiorizar mucho de lo que acontece frente a nosotrxs, desarrollando un sentido más consciente, empático y sensible ante nuestro día a día. La narrativa del cortometraje está escrita en parte por el espacio, quien se encarga de trazarlo como una experiencia  contemplativa que estudia la realidad humana y su relación con todos los elementos que la  orquestan. Por otro lado, también resulta necesario reconocer la importancia de la presencia de las  personas, pues en este espacio son quienes funcionan como un espejo que inspira a observar la  realidad propia. 

Atmósferas induce a registrar nuestra conciencia, pues nos detiene a cuestionarnos sobre la  profundidad que realmente reside en lo que vemos allá afuera. ¿La plática entre esas personas es  sólo una conversación superficial sobre el necesario bacheo de la calle o se trata de un intercambio  de palabras más complejo que busca dirigir una interacción banal hacia una extendida  conversación con el fin de acolchonar algún vacío, amortiguar la soledad o evadir cierta tristeza? 

¿Dónde encontramos la delgada línea entre lo que puede ser y lo que es? ¿Con qué tanta claridad  entendemos el semblante de a quien vemos todos los días? Sin duda, la obra de Leinad es una  invitación a explorar el exterior con un lente más agudo, en el que debemos reconocer la esencia  de diversas rutinas, experiencias y expresiones que, algunas hechas con paz, otras con temor y  otras en un punto medio, inevitablemente se cohesionan y se convierten en una de muchas atmósferas.

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Linda Marine
Estudiante de Cine y Producción Audiovisual, amante del análisis y del café con canela. Siempre me pregunto cosas, pero no sé si busco respuestas o más preguntas. Ambas me gustan.

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