Por: Paola Malo |@paomalora
Desde el título, la película documental argentina Niña Mamá (2019) busca incomodarnos, sacarnos de nuestros lugares de privilegio para hacernos mirar esos otros mundos, donde niñas y adolescentes se convierten en madres, muchas veces, casi siempre, porque no tuvieron acceso a herramientas o información que les permitiera decidir sobre sus cuerpos.
La directora Andrea Testa filmó Niña Mamá en hospitales públicos del conurbano argentino, desde ahí lanza una crítica al asistencialismo y abandono de los sectores populares por parte de un gobierno cuyas políticas han fallado en proporcionar condiciones favorables para maternar, situación que se agrava cuando quienes se convierten en mamás son niñas, que repiten las historias de sus madres que tampoco tuvieron acceso a sus derechos básicos, por lo que terminan igualmente frustradas, abandonadas y en estado de indefensión en los casos de violencia doméstica.
En cuanto a las decisiones estéticas de la directora, la inspiración de Testa para elegir el blanco y negro vino de los ensayos fotográficos de Adriana Lestido sobre maternidad, al mismo tiempo que esta ausencia de color le sirve para evocarnos el congelamiento del tiempo en las salas donde las trabajadoras de la salud atienden a las menores.
Además, la cámara fija evidencia el carácter de testigo del equipo involucrado en la filmación, plenamente consciente de que cualquier acercamiento podría invadir el espacio donde las chicas deben sentirse seguras para hablar de sus miedos, sus deseos y sus sueños. Todo lo anterior se condensa para conseguir un retrato íntimo de las madres en momentos vulnerables como asistir a consulta o parir.
Con un equipo de cinco personas, el documental busca evadir la mirada adultocentrista que suele imponerse sobre los asuntos de las niñas y adolescentes, quienes son víctimas de un Estado ausente y misógino, pero también son sobrevivientes en este mundo patriarcal, donde el mandato de la maternidad no deja que nadie escape, ni siquiera las menores de edad. En este punto, el derecho a decidir se vuelve truculento, pues a su corta edad, las jóvenes ya han sido influenciadas por creencias impuestas por la sociedad conservadora. En ese sentido, y aunque para procrear se necesitan dos personas, Niña Mamá se enfoca en quienes deberían tener el poder de decidir sobre sus cuerpos: las madres.
Niña Mamá es una invitación a la empatía, a dejarnos atravesar por el dolor de aquellas madres que vemos en pantalla; no busca romantizar la maternidad de menores ni tampoco condenarla, simplemente prestar un espacio, el audiovisual en este caso, para que las jóvenes cuenten sobre sus vidas, porque no necesitan que nadie las mire con condescendencia y les “dé voz”, la voz la tienen, somos el resto quienes hemos estado haciendo oídos sordos a sus historias, cada una de las cuales conforman un entramado más complejo: el del relato colectivo. La película de Testa es sobre las niñas que maternan, pero también es sobre las madres y amigas que las acompañan, sobre las trabajadoras de la salud que les brindan contención. Al final algo queda claro: son las redes de mujeres las que salvan vidas.

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