Por: Esther Montes | @venuscirene
No hay verdad más dura que aquella que no se quiere ver. No hay silencio más incómodo que aquel nacido de la sordera voluntaria que prefiere ignorar las voces de las personas sobrevivientes de violencia, y digo sobrevivientes porque algunas han logrado dejar esa vida donde la palabra víctima es la distinción, como Iris y Dulce.
En 14 minutos, Isabela Ripoll permite que dos hermanas, separadas y trágicamente unidas por el abuso, nos relaten su abuso y pérdida, la cual te rompe y te abraza, y no te permite voltear al otro lado. Y es que si bien No seré la vida de mi recuerdo no muestra los rostros de sus protagonistas, sí sus voces.
Con una narración que te envuelve, es inevitable que algunas frases se queden en tu cabeza como un eco de desesperación. Cuando eres violentado “no encuentras sentido”, sientes que “ya no puedes ser nadie en la vida”. La violencia “me quita la vida”, “¿Por qué a mí?”. Este cáncer borra toda confianza, sobre todo cuando eres apenas una niña que lo único que desea es trabajar para mejorar, para apoyar a la familia.
En medio de estas voces que se entrecruzan con discretos sollozos y latentes dudas, surgen hermosas comparaciones: La playa y un árbol. Así como el mar puede arrasar con todo, un árbol se mantiene en pie. Una hoja podrá secarse, pero jamás caer. Tal como Iris y Dulce se visualizan una a la otra: fuertes y valientes.
A todas, quienes ya no están en esa vida, gracias por hablar y enseñarnos a escuchar, a través de un ejercicio visual donde la naturaleza, su libertad, y su violación a través de la tala, de la destrucción, se conectan con una narrativa que no da pie a distracciones.
Suele pasar que en trabajos donde conocemos las emociones de alguien a través de su rostro podemos perdernos, enfocándonos tanto en observar y no en escuchar.
En No seré la vida de mi recuerdo estas historias no muestran su rostro, sino la voz de muchas mujeres que han atravesado por experiencias similares, cruzando ese umbral de dolor que hoy les permite ir un paso adelante. No seré la vida de mi recuerdo forma parte del Festival DOQUMENTA 2020, y te recomendamos dedicarle los minutos que sean necesarios para escuchar la voz de Iris y Dulce.
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