Women We Love: Luna Marán y las posibilidades de las narrativas y los procesos del cine

Por: Celina Manuel |@zeppelina0

«Reconstruir, re-significar, re-pensar las imágenes, los procesos, las narrativas», fueron las palabras que me quedaron al finalizar la entrevista y que siguen resonando aún después de transcribir las respuestas de la cineasta zapoteca Luna Marán, originaria de Guelatao de Juárez, comunidad de la Sierra Norte de Oaxaca. Marán es Co-fundadora del CAI, JEQO, Cine Too Lab, entre otros. 

Recientemente tuve la oportunidad de charlar con ella sobre sus procesos de trabajo, las narrativas colectivas, el impacto y reflexiones post exhibición; sobre «Chicharras», su nuevo proyecto de ficción y un poco acerca la búsqueda por hacer visibles las diversas maneras de expresar y vivir los afectos, más allá de la “colonización emocional” dentro y fuera de la pantalla. 

Luna Marán : Su biografía - SensaCine.com.mx
Luna Marán. Foto: Sensacine

Tras haber dirigido algunos cortometrajes – «Nocturnos» (2010), «Me parezco tanto a ti» (2011) entre otros- y producir «Los años Azules» (Dir. Sofía Gómez Córdova, 2017), película nominada al Ariel en 2018 como Mejor ópera prima , Luna debutó el año pasado con su primer largometraje documental “TÍO YIM”, sobre la vida de Jaime Martínez Luna, filósofo, activista, intelectual, músico… y también su padre. Dicho documental está contado desde varias miradas de su familia nuclear.

Gaf: ¿Cómo surge esta idea de una reconstrucción de la narrativa y desde una mirada colectiva de la historia de Jaime Luna?

Luna: Tenía ya la idea de trabajar sobre mi papá, entonces tuve un ejercicio de años escribiendo lo que quería contar, pero ese argumento me costaba mucho trabajo, era muy “emo” y me di cuenta de que no podía hacer yo la película, sino motivar a que todos hiciéramos la película, por la incomodidad de la sensación de hablar de mi familia, casi casi que a sus espaldas. 

Entonces decidí y comenté que quería hacer la película y filmar todo el proceso, por eso se ve el pizarrón donde estábamos escribiendo la estructura, que primero era biográfica, pero de esta colectividad surgió la idea de que mi papá escribiera la canción y en 5 minutos ya la tenía, porque es un lenguaje que conoce muy bien. Cuando mi mamá la escucha, comienza a cuestionarlo, y surge esta escena que yo creo que es la columna vertebral. 

Es bonito también saber que hay imágenes colectivas, como el bosque y la idea en conjunto con mi papá para iniciar desde ahí el documental. Fue un proceso de 7 años.

Tío Yim/Uncle Yim : Producciones México : Sistema de Información ...
Still del documental: Bruja Azul

Gaf: ¿Cómo se los planteaste, fue algo natural para tu familia?

De alguna manera sí lo tomaron natural, mis papás son comunicadores, hacen contenido y esa particularidad da ciertas posibilidades. Una vez que ellos me dijeron que era importante también para ellos, y bueno… cuando tú depositas una autoría en una colectividad, dejas de asumirte en el rol de dirección de “autora omnipresente”, que relaja muchísimo. Lo cual también se tradujo al montaje: revisamos lo que enviaban las editoras. Qué sobraba y qué faltaba. Las preguntas comienzan a tener más soluciones. 

Lo que descubrí que me gusta de la dirección, es que yo puedo construir un proceso donde se van surgiendo los resultados. Fue un proceso de procesos, lo cual me ayudó muchísimo, ya que hay mucho discurso de mi papá o de mi mamá que me hubiera costado mucho cortar y mi papá llegaba y decía “ya, ya me estoy repitiendo”. 

Gaf: En esa mirada colectiva, también está tu voz en off que se plantea muy personal, ¿fue difícil incluirla y equilibrala junto a las demás perspectivas?

Me costó muchísimo, en un principio no quería. Ya en los cortes más avanzados mi hermana me dijo que yo no aparecía… y que no era justo, “Luna, esque tienes que explicar por qué hiciste la película”, y ya me puse a hacer los primeros bocetos de voz en off. 

Para ellos era súper importante que se equilibrara la película y partimos de ese acuerdo, así es como eso fue un resultado del proceso. Todo eso tiene que ver justo con un ejercicio de escucha. 

Tío Yim (2019)
Still del documental: Bruja Azul

Gaf: Ahora estás trabajando en “Chicharras”,tu primer largometraje de ficción y partir de esta nueva forma de trabajo que ya tuviste, ¿cuáles han sido tus reflexiones en torno a los procesos de este y nuevos proyectos?

Luna: Justo estaba platicando con Cassandra, la cinefotógrafa de Chicharras. Comenté que mi mayor reto es dibujar con mayor claridad cómo estaba funcionando mi proceso creativo, para que la gente que se involucre pueda tenerlo más claro. Y bueno, también el asunto de que mi nuevo proyecto sea ficción es un reto desde otro lado, que tiene necesidades muy específicas. Pero sí siento que la premisa de plantear procesos sí me funciona mucho. Por ejemplo, el explorar la parte visual de ciertas cosas, es lo que va a definir ciertas partes de la película,  un ejemplo son las entrevistas y charlas a mujeres en defensa del territorio, que para mí es muy importante para poder arrancar la escritura de la primera versión de la peli y por toda una parte de “lo erótico” que hay en el proyecto, estoy tratando de compartir cómo lo han vivido ellas y eso traducirlo en acciones en la película. 

Gaf: ¿Y respecto a la dinámica con tu equipo de producción?

Luna: Tengo suerte, porque mi relacion con mi productora Sofía es larga (16 años), por ello hay un diálogo muy abierto, pero  nunca confundimos roles. 

El reto es más cómo hacia afuera estamos visibilizando la manera en que estamos ponderando esa creación colectiva. Por ejemplo, TÍO YIM es un trabajo de estructura y de montaje colectivo, porque había un proceso que permitía una conversación amplia sobre eso, pero yo al final tenía siempre la posibilidad de escuchar o no escuchar, de recoger o no. Entonces ahora con Chicharras, el reto también es ver cómo estoy escuchando al equipo, pero sin confundir roles. Desde la invitación y elección del mismo equipo se hizo pensando en este proceso con espacio para escuchar para poder dirigir en términos de lo que se propone o se da. 

Gaf: Tras haberse exhibido en varios lugares tanto físicos como de manera virtual, ¿Cambió algo en tu dinámica familiar después de las proyecciones y cómo viviste ese proceso?

La película sí transformó a la familia, hasta ahorita, yo diría que para bien porque una de las cosas que más me daba pánico es fuera al revés. Por ello esa insistencia de que vieran y estuvieran seguros de lo que iba a salir, desde cierto lado podría verse como censura, pero no, porque al haber tantas perspectivas, había este espacio de aprender a ceder, siempre se buscó que todos tuvieran algo que decir que no fuera una acusación. 

Y bueno, lo que pasó con la película, una vez que la sueltas, ya no te pertenece, también nosotros como personajes dejamos de ser lo que somos, porque en la pantalla el espectador tiene otra interpretación subjetiva. Emocionalmente todo el proceso de exhibición fue intenso, me dolía el estómago, me ponía nerviosa. Fue muy cabrón en todo ese viaje de muchos meses en varios lugares, y sí es diferente con la exposición virtual, que no sabes, a realmente estar ahí escuchando reacciones. A mi neta, nadie me lo dijo. 

Fotografía de la Gira Ambulante, tomada del sitio de FB de la película.

Gaf: ¿Qué pensaste de la Luna que viste en pantalla y compartir algo muy íntimo como lo es la familia?

Luna: Creo que esa parte no me es fácil disociar, lo que sí me queda claro es que si arrancara hoy con esa peli, sería diferente, porque simplemente el tiempo pasa y no somos los mismos. Es muy loco esto que ha permitido, que se siente cierto grado de intimidad y empatía, entonces se logra una identificación. Yo creía que mi familia era muy particular, y cuando abrí mi historia, me encontré con que hay muchas “Lunas”, “Jaimes”, un montón de gente con las mismas preguntas o parecidas. Eso me vuela mucho la cabeza. Cuando logras poner un corazoncito, eso conecta porque es muy universal la experiencia humana. Lo pienso con el nuevo proyecto, en cuanto una es más cercana a la experiencia, se vuelve mucho más empático todo. 

Gaf: Para terminar, hay algún momento en el documental donde hablas de las diversas formas de decir “te amo”, me sentí un poco identificada con esa frase.  Me atrevo a preguntar si este documental es una de esas formas y si puedes ahondar un poco más en esa reflexión.

Luna: Sí, para mí lograr llegar a esa pregunta, fue lo que estaba buscando, así como entender que la pregunta ahora era ¿cuáles son las formas de hacer y decirlo? Sí me cambió mucho la vida sobre las posibilidades de acomodar y entender yo mis formas de decir las cosas. Y bueno, las películas siento que son mis formas de abrazar a las personas.

En mi experiencia sierrana y zapoteca, para mí es políticamente super importante sacar a la luz que hay una colonización emocional muy cabrona. Me acuerdo mucho de un compa que me comentó que iba a terapia porque su mamá nunca le dijo “te quiero”, estábamos a unos días de su cumpleaños, y yo recordé que ella cada año le hacía tamales y comida, entonces para mí es muy fuerte, una de las partes más jodidas del colonialismo. 

Hay una generación que está disociada con la generación arriba, porque una expresó sus afectos de una manera y la que sigue ya no tiene esa interpretación, que se pierde y es una especie de pelea generacional que tiene que ver con los afectos. Tenemos como generación ese reto de cómo significamos esos mecanismos propios del vivir el gozo, los afectos, la vida misma.

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