Por: Alejandra Piña |@aletspi
Amor… ¿Su significado es algo verdaderamente universal? Curiosamente no tiene una traducción al tsotsil, pero expresar algo afectivo en esta lengua materna trae consigo un prefijo que expresa “dolor”. Partiendo de esa premisa, la cineasta María Sojob hace un recorrido largo hacia la comunidad que alberga sus raíces, Huixtán, Chiapas, de ahí su ópera prima Tote_Abuelo que forma parte del programa del Festival Ambulante.
Cada camino de tierra se convierte en dudas, cuestionamientos; preguntas que surgen de su identidad, de las relaciones afectivas y de los roles de género que se cimbran en las comunidades indígenas. ¿Son estas razones suficientes para no sentir tangible el amor de su madre? Las respuestas prevalecen en sus ancestros y en una recurrencia con su abuelo, quien es un tejedor de sombreros tradicionales. Puede ser éste un acercamiento hacia la verdad, pero también es su equivalente a la sanación.
Pese a que se muestra orgánico y natural en todo momento, el documental absorbe complejidades emocionales que resuenan en repercusiones que minimizan a la mujer y, por otra parte, también funge como una oportunidad de deconstrucción y reinserción de género.
María desafía la percepción de su familia, de su comunidad de origen y su propia percepción: no puedo recordar a mi mamá diciéndome palabras de amor (…) de dónde soy y cómo soy como mujer. Encara los miedos de su niñez, el miedo que le ocasionaba Manuel Martínez, el miedo que le sembraron en cada acto de comportamiento, la amenaza implícita en una llamada de atención que sobrepone al patriarcado en todo momento.
La cineasta chiapaneca recurre a un lenguaje cinematográfico explícito que brota con fluidez. Sentarse al lado de su abuelo, quien está perdiendo la vista, para ayudarle a tejer uno de sus sombreros. Puede que se note la tensión y la negación, pero el manejo de los encuadres nos empuja a percibir cómo es que, de a poco, la relación mantiene una apertura y un mayor acercamiento.
No hay juicio ni prejuicio; solo entendimiento, solo concepción de un contexto del que es ajena y no. De esta manera, entreteje la memoria de su familia con cada trazo de la palma: brotan nudos, la vista se nubla, el cansancio llega, el silencio secunda al tiempo; la necesidad de la luz para ver mejor se hace presente.
Asimismo, la historia se inunda de tomas de decisiones oportunas que logran que la madre de Sojob sea el elemento clave de deconstrucción comunal en su núcleo, se resiste al sistema de matrimonio para perseguir sus estudios, aún en tiempos en que el privilegio era exclusivo de los hombres; educa a sus hijos dejando de lado su lengua materna para protegerlos de la discriminación.
Pero ¿por qué? Continúa el cuestionamiento y es solo así como logra llegar a las entrañas de una sociedad olvidada, donde la educación se forja a base de la violencia física, donde el afectividad familiar se corrompe porque no queda de otra, más que mostrarse fuerte e imponente afin de sobrevivir. Por su parte, María, cual acompañamiento y protagonista junto a su abuelo, no duda en postrarse frente al objetivo cuantas veces sea necesario con una intención de cosmovisión arraigada, de afirmaciones antinadas y comunicación efectiva.
Está muy dentro de esa pequeña casita, del aroma a café, de los planos generales que retratan la vida y la riqueza de su comunidad, de los territorios donde pastan los toros, de la siembra del maíz, de las manos de su abuelo y de la vida que ahora le reconoce, todo lo que buscaba.
Con una misión más robusta que nunca, no duda en transmitirlo a sus hijas: el amor es elemental y conlleva responsabilidades, el dolor es opcional y jamás justificará nada. Y quizá, la mejor manera de hacerlo presente es la herencia del tzotzil para con ellas. La toma final es la toma final, nada queda en el aire con la metáfora del sombrero. Engrandece la esencia de su comunidad, de su origen, de su familia y de su ro, al hacerse de un lenguaje visual que no hace falta desenmarañar ni reinterpretar porque todo está dicho.
¿Cine conversacional? No hace falta repetir que sí.
Alejandra Piña:
Periodista y Publicista. Ha escrito sobre cultura, arte y música para diversas plataformas digitales independientes; fotógrafa de todo lo que ve.
Actualmente es Content y Project Manager en un agencia digital.
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