Por: Jessica Loher |@loherw
Entre árboles de mango, telas acrobáticas y un juicio en proceso, los hermanos Álvarez Serrano mantienen con vida y relativa tranquilidad a América una mujer con más de noventa años que en su propia casa fue presuntamente maltratada por su hijo, un individuo que al igual que ella pertenece al grupo de adultos mayores pero que a diferencia de su madre, aún es capaz de valerse por sí mismo.
Bien dicen que lo hijos cuidarán de los padres cuando estos por cuestiones naturales de la vida ya no puedan ser los que eran, pero que sucede cuando dichos hijos y nietos no están emocional ni económicamente preparados para la responsabilidad que cuidar a un adulto mayor conlleva. En una realidad utópica e incluso en ciertas culturas, las familias de adultos mayores se pelean por ver quién estará a cargo del cuidado de aquella persona que por su estado físico y mental ya no puede estar solo.
Pero como el mundo no siempre funciona como nos gustaría, en América y bajo la dirección de Erick Stoll y Chase Whiteside, el público será testigo de un caso donde un trío de hermanos se ve en la obligación moral de cuidar a su abuela, aparte de sacar a su padre de prisión que con intención o ingenuidad, hizo que regresarán a su tierra natal, Colima.
En el proceso, la relación de los hermanos Bruno, Diego y Rodrigo se verá afectada a tal punto que cuando su padre es liberado después de estar 8 meses encarcelado, el equipo que habían formado se disuelve a causa de que Luis, su padre, ya no tiene la intención de seguir cuidando a su propia madre y mucho menos espera que sus hijos lo hagan. Propuestas como llevarla a un asilo para que pase sus últimos días en él van surgiendo, hasta que los hermanos más jóvenes deciden tomar a su abuela y partir a otro lugar menos hostil donde puedan ver por ella hasta el final de sus días.
En la vida nos encontraremos con situaciones de este tipo con frecuencia, puesto que son inevitables, algunas veces serán nuestros familiares, otras simplemente amigos e incluso nosotros mismos; el punto es tener presente una frase que diría uno de los nietos al defender la consciencia aún existente de su abuela América: “Cuando se acaba la voluntad, se acaba la vida”.
Este documental invita al público a ponerse en los zapatos de cada uno de los integrantes de la familia Álvarez Serrano, que si bien pueden pasar como héroes y villanos al final del día son únicamente personas comunes que actúan según sus creencias, impulsos y porque no, intereses. Lo cual no los hace menos bondadosos, pero reafirma lo egoísta y poco empático que en ocasiones el ser humano puede llegar a ser incluso con los de su propia sangre en situaciones extremas.
Más documentales de este tipo y diversos, podrán encontrarse en la plataforma de Ambulante en Casa la cual tendrá contenidos y conversatorios con los creadores de los documentales hasta el 28 de mayo.
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