Por: Brenda Marquezhoyos |@capmaryos
Espero que todas las que están en casa y también las que no –como yo, desafortunadamente– encuentren refugio en las películas. A pesar de ir a la oficina, el distanciamiento se siente; no hay salidas con amigos, no hay puntos de reunión y por supuesto no hay salas de cine. Para esta categoría, “clásicos”, hay que hacer una distinción puntual, el papel de las mujeres y la evolución de la feminidad. ¿Quiénes son las protagonistas? Incluso cuando el guión o la dirección ha sido creado por la perspectiva masculina, qué pudieron lograr las historias femeninas.
La práctica de pasar varias horas en contacto con una pantalla personal desde la comodidad de la casa es una característica usual en nuestras generaciones. Ver algo en streaming se ha convertido en el pretexto perfecto para procrastinar y relajar la mente. Hoy que ha sido un tanto imposición por la condiciones del Covid-19, se siente diferente y para algunos, la idea de convertir un gusto en una regla, pierde el chiste. Sin embargo, hay que ser responsables, sumar nuestro granito de arena y no exponernos al contagio ni a contagiar. Disfruten y liberense un poco de la cotidianidad habitual.
Sabrina (1954). Dir. Billy Wilder
Audrey Hepburn interpreta a Sabrina en una historia con aires de cenicienta. Si bien ronda en torno al amor romántico, es un personaje que crece y cambia conforme al cuando lo tienes, ya no lo quieres. Un viaje a París y la nostalgia por su origen la lleva a Linus (Humphrey Bogart), el hermano mayor de su amor adolescente, David (William Holden). Esta producción fue merecedora a 6 nominaciones de los premios Oscar, entre las que figuraron las principales categorías, aunque sólo se obtuvo la estatuilla de diseño de vestuario por Edith Head. Un premio bien logrado, ya que la ambientación y diseño de producción –en general– lograron llevar y exponenciar el glamour de la época y resaltar cada detalle en un lienzo filmado en blanco y negro.
Una mujer es una mujer (1961) Dir. Jean-Luc Godard
Anna Karina da vida a Angéla, una bailarina que pierde la ropa en cuanto comienza la música. A pesar del tabú, no le causa conflicto y lo desarrolla con mucha naturalidad, ni su pareja Émile (Jean-Claude Brialy) parece oponerse. El conflicto yace cuando el deseo de la maternidad invade el departamento que comparten; ella quiere, él no. Lo cual desemboca en la lucha por convencer y ceder. Si bien se podría creer que es la representación de Godard de lo que es una mujer, en realidad es una exageración de la cotidianidad en pareja. A momentos una representación teatral, que pone en perspectiva lo que debe ser la mujer moderna (para la época) y cómo converge con el estereotipo de feminidad. ¿Casarse y tener hijos? Es una regla social, pero ¿por qué una mujer contemporánea –aún en los sesenta– quiere ejercer ese rol?
Matrimonio a la italiana (1964) Dir. Vittorio De Sica
Sophia Loren es Filumena quien en medio de la crisis de la segunda guerra mundial es orillada a la prostitución para poder sobrevivir. A pesar del fatídico momento, la vida continua y en ello, se estrecha el lazo con Domenico (Marcello Mastroianni); un hombre con poder y cierta reputación, que la acoge afectivamente pero sin ningún compromiso entre ellos. La sombra de la prostitución seguía a la napolitana a ser señalada y la vida que soñaba con el hombre que ama, sólo sería una ilusión que sólo alimentaba los caprichos de ese mismo hombre. En este punto, la dupla Loren-Mastroianni ya era famosa a nivel mundial y ella ya había sido galardonada con un premio Oscar, gracias a esta fórmula en Dos mujeres (1961), del mismo director. Con esta película se consiguieron nominaciones por mejor película extranjera y actriz principal.
Cleo de 5 a 7 (1962) Dir. Agnès Varda
Corinne Marchand como Cleo, vive la agonía e incertidumbre de su futuro médico, ¿vivirá? Una joven cantante con un panorama prometedor en las listas de éxitos, cae en manos de las cartas astrológicas para conocer su destino. El miedo a tener cáncer por ciertos malestares, le activan el pesimismo y paranoia. La fama y las miradas que se ella creía querer, desaparecen en cuanto siente que la muerte le acecha. Decide verse a sí misma y explorar dónde está parada, comienza a cuestionarse su valor y su verdadero yo. Este largometraje es el segundo en la trayectoria de Varda, cuyo trabajo compitió en Cannes por la Palma de Oro.
Patsy, mi amor (1968) Dir. Manuel Michel
Ofelia Medina encarna a Patsy, universitaria de Literatura en la UNAM; responsable y reventada. Una “niña bien” –dirían algunos–, que goza de cierta libertad para una mujer radicada en México en los años sesenta; una época clave para la juventud mundial, parte de la película lo retrata –desde el privilegio–. Con cierto complejo de Lolita, el argumento de Gabriel García Márquez entra en conflicto cuando Ricardo (Julio Alemán) entra en escena; conquista en la que Patsy cae –quien nunca había sufrido por alguna decepción amorosa–. Conforme la historia avanza y la colegiala se cree enamorada de alguien veinte años mayor, su actitud de niña mimada comienza a desprenderse y reconoce lo que en verdad quiere. Este fue el primer protagónico de Medina, demostró su belleza y un dominio ante la cámara, por cierto, gran vestuario, lució como fashion icon. Ouch, en algún momento estuvo en Netflix, parece que desapareció de la era del streaming.
Nuestra lista puede llegar a un punto más oscuro…
More (1969) Dir. Barbet Schroeder
Mimsy Farmer es Estelle, la impredecible y suspicaz que logra atrapar toda la atención de Stefan (Klaus Grünberg), tanto que este la persigue a Ibiza, donde se desarrolla un romance lleno de drogas y alcohol como si no hubiera un mañana, –en medio del trafico de narcóticos. El paraíso e infierno de una relación en autodestrucción, aquí la ficción encontró la realidad y tal fue el auge que el filme hizo que la ciudad se convirtiera en el lugar de moda. Encima la banda sonora corrió a cargo de Pink Floyd, agrupación emblema de la psicodelia –drugs– y el desenfreno juvenil. El filme parte de una ex-novia del director, posteriormente realiza el largometraje y logra posicionar su nombre a pesar de la censura que sufrió su ópera prima.
Who’s afraid of Virginia Woolf? (1966) Dir. Mike Nichols
Elizabeth Taylor da vida a Martha, una mujer que lidia con un matrimonio decadente, su esposo George (Richard Burton) no hace las cosas más fáciles. El alcoholismo que la caracteriza pone a límite diversas situaciones, como consecuencia de una mala relación de pareja. Todo esto se complica cuando reciben invitados, un matrimonio joven que intenta simpatizar con la terrorífica pareja. A veces las verdaderas películas de horror se producen en casa. Es una adaptación de la obra homónima de Edward Albee, cinta que consiguió todas las nominaciones disponibles a los Oscar y con la que Taylor se coronó como mejor actriz, al igual que Sandy Dennis como actriz de reparto. Cuesta trabajo sacarse de la cabeza la risa de Elizabeth después de ver la película.
Persona (1966) Dir. Ingmar Bergman
Liv Ullmann y Bibi Andersson viven las vidas de la actriz de teatro, Elisabet y su enfermera Alma –respectivamente–. El aislamiento las vuelve cómplices e inseparables, hasta que llegan a mimetizarse la una con la otra. Sus deseos y secretos relucen conforme la convivencia avanza, el silencio de Elisabet –voluntario– cesa a momentos cuando se encuentra con Alma. Existe tensión sexual y de cierta forma juega con el desarrollo de los personajes y la cercanía, que más que un romance parece una fusión de la misma persona. Se dice que Bergman escribió el argumento mientras se recuperaba de una neumonía –¿ya están escribiendo un guion?–, como ya tenía en mente a Ullmann y Andersson, podría decirse que era un proyecto pensado en ambas y con el que consiguieron una nominación al Oscar como mejor película de no habla inglesa.
El Ángel Exterminador (1964). Dir. Luis Buñuel
Silvia Pinal aparece como la Valkiria, anfitriona de la velada junto a su marido Edmundo Nóbile (Enrique Rambal). Como si se estuviera prediciendo la actualidad, la película se desarrolla en medio del encierro. Un grupo que se regocija de su buen nivel social en la cena, al final de la noche quedan en el total encierro. Conforme pasa el tiempo; mientras el cuerpo suda y expide olores, la comida escasea, la locura se manifiesta entre los presentes hasta que enferman. Es la representación de la paranoia en la reclusión y el pánico colectivo pero sin una solución en conjunto –¿cómo lograremos salir de esta?–. En el momento de esta cinta Pinal y Buñuel ya habían recibido la aclamación de la crítica internacional tras la película Viridiana.
The Naked Kiss (1964) Dir. Samuel Fuller
Constance Towers da vida a Kelly, quien arrastra un pasado como prostituta y a pesar de recién llegar Grantville, Griff (Anthony Eisley) se encarga de recordarle quién ha sido y porqué no es bienvenida, hasta que Grant (Michael Dante) –el mejor amigo–, se enamora de Kelly. A pesar de las restricciones sociales, logran estar juntos y es entonces cuando todo se desata… ¿realmente una ex prostituta les asusta? Hay cosas peores sucediendo. Si como yo, hasta ahora no se habían introducido a Samuel Fuller, echen un vistazo a su filmografía, particularmente esta cinta tiene ese aire muy a la Twin Peaks, donde nada es lo que parece.
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