Women We Love: Ángeles Cruz: la creadora que lo entendió todo

Por: Paulina Vázquez |@vzquez_pau

 

“Nos falta entender que en la diversidad está la riqueza”

 Ángeles Cruz, 2018.

Últimamente he reflexionado sobre la capacidad creativa, la potencia que contienen algunas obras artísticas tanto como cinematográficas y su muy particular manera de conmover, cuestionar y visibilizar situaciones específicas. Una de mis conclusiones es que ese tipo de proyectos, producciones y sus resultados son auténticos, contundentes y profundos cuando sus creadoras y creadores son las únicas personas que pueden hacer ese trabajo específico, cuando nadie, absolutamente nadie más que ellas y ellos pueden realizar piezas de esa escala debido a sus subjetividades. Y este es el caso de Ángeles Cruz, un ser humano cuya labor artística no solamente es formidable, congruente, responsable y conmovedora, es también un contundente pronunciamiento que visibiliza realidades tan tangibles como el día y la noche. La tiricia (México,  2012), La carta (México, 2014) y Arcángel (México, 2017), son los cortometrajes que desglosan la realidad de múltiples vivencias que han marcado su existencia y al mismo tiempo tantas otras en las que muchas y muchos se reflejan en silencio. 

Agradezco a nombre del equipo de mujeres que conformamos Girls at Films, la autenticidad, disposición y buena voluntad de Ángeles Cruz al concedernos esta entrevista.

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Transcripción: 

Girls at Films: ¿Cómo fue que empezó tu interés por el cine y porque se volvió tu herramienta para comunicar?

Ángeles Cruz: Vengo de una comunidad muy pequeña donde no había luz eléctrica. Cuando yo era pequeña, vi una película que se llamaba El Joven Juárez. Durante quince años, fue la única película que vi. Pero eso me transportaba a otras cosas, yo nunca había pensado estudiar arte, quería ser ingeniera agrónoma, quería dedicarme al campo. Y después tuvimos que emigrar, primero a Tlaxiaco para estudiar, después a Oaxaca para seguir estudiando, ahí entré a una prepa de arte y ahí se cambió toda mi perspectiva, digamos.

Ahí empecé a estudiar teatro, después vine a la Escuela Nacional de Arte Teatral de Bellas Artes y allí empecé estudiando teatro y salí haciendo trabajos para cine como actriz. Hasta el 2011 es cuando empiezo a escribir mis propias historias. Ruben Luengas, yo siempre le hecho la culpa a él porque estábamos haciendo un espectáculo para presentar su disco, que se llama De Tiricia y otras historias, escribimos unos monólogos, fuimos a Washington en la semana Mixteca y ahí platicando le dije: “es que yo también tengo la inquietud de contar algo que me trae tirisienta” y me dijo: “ pues hágalo”  y le dije: “no, pues es que nunca escrito nada, ni he dirigido nada, soy actriz”, me dijo: “pues qué puede perder, ¿no? yo la acompaño, ¡hágalo!” y ahí empecé a escribir.

Le pedí ayuda a María René Prudencio, que es una gran amiga mía y considero que una gran guionista y entre las dos hicimos el guion de La tiricia o cómo curar la tristeza y ahí empecé a dirigir. Nunca había tenido ninguna inquietud más que ser actriz, hasta que tuve una historia que contar. A partir de ahí he seguido haciendo mis cortos como: La tiricia o cómo curar la tristeza, La carta, Arcángel y el año pasado acabé de filmar mi primer largometraje que se llama Nudo Mixteco y que estamos esperando que se estrene este año. 

GAF: Maravilloso, y ¿cómo fue esta primera experiencia de dirigir?

AC: Pues fue muy natural, primero apliqué al IMCINE para el Proyecto de Cortometrajes Nacionales que había, nos lo dieron y pues me puse a estudiar (ríe). Yo como actriz llevo muchos años delante de las cámaras pero nunca había estado detrás, la verdad es que me ayudó mucho Felipe Gómez, que ha fungido como mi editor en los tres cortos y es un gran amigo que admiro muchísimo y pues nada, le empecé a preguntar cosas muy básicas del lenguaje cinematográfico, empecé a aprender ora si que de todos los amigos, a pedir ayuda, a crear mi propio concepto de la película, de lo que yo quería hacer.

Planeé cada emplazamiento, cada tiro ¿por qué? ¿con qué? ¿por qué esos colores? Me puse a estudiar muy fuerte antes de llegar al set. No quería llegar al set como una persona improvisada, quería estar muy preparada. Me daba miedo pues la responsabilidad de ser cabeza de un proyecto con mi historia, con los compañeros actores que hasta la fecha sigo trabajando con ellos, como Miriam Bravo, Sonia Couoh y  Noé Hernández que han trabajado en mis tres cortos y que trabajaron ahora en el largo. Y siento que mi experiencia digamos que se dio de una manera muy suave, estuve rodeada de mucha gente profesional. Estuvo Lola Obando como asistente de dirección y Nacho en la fotografía, pero siento que lo pude lograr por todo el equipo.

Creo que el cine es comunidad, creo que se hace entre todos y yo me sentí muy acompañada en ese proceso y hasta la fecha sigo sintiendo ese proceso, entonces no siento que toda la carga recae en mí, sí siento que  yo soy muy estructurada en el sentido de tener todo muy bien planeado, tener todos mis planos muy bien planeados, pensar mucho, ensayar, ir al lugar, visitarlo muchísimas veces, no siempre con cámara, me gusta mucho llegar y sentarme en los lugares, en las locaciones que ya escogí para escucharlas, para escuchar, para habitarlas, en la memoria inconsciente creo que se quedan muchas cosas y de esa manera empecé a planear mi visión total de la película. Me llevó mucho tiempo escribiendo. Escribir un corto, a veces la gente piensa que es muy fácil, para mí no lo es, no. A veces me puedo llevar un año de pensamiento y poderlo escribir a lo mejor en unas horas. 

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GAF: Claro, y además del mundo del cine, ¿hay algunas otras disciplinas o áreas artísticas en las que tengas interés en explorar o utilizar?

AC: Cuando cuando sólo trabajaba como actriz, pensaba que no me interesaba nada más que ser actriz, porque me apasiona el poder habitar otras historias de vida y otras cosas. Cuando empecé a escribir, pues me cuesta mucho trabajo, me sigue costando muchísimo trabajo, escribo muy lento. Creo que mi proceso es muy lento en ese sentido y dirigir igual me cuesta, llevo mucho tiempo pensando, pensando y pensando.

Creo que es un proceso muy largo de pensamiento. Me gusta mucho la música, soy una música frustrada de hecho (ríe). En la prepa estudié guitarra y piano pero me di cuenta de que me costaba muchísimo trabajo, de que era más machetera, digamos. Estar estudie, estudie y estudie pero que no tenía talento, que soy una gran consumidora de música, que me gusta muchísimo, que me lleva a otros lugares, pero soy incapaz de hacerla. Entonces en ese sentido creo que seguiré en la actuación, en la escritura y en la dirección pero creo que eso para mí es muchísimo. Eso me llena el espíritu y creo que ahí es mi lugar. 

GAF: ¿Estudiaste en un CEDART?

AC: Estudié en el CEDART Miguel Cabrera y ya de ahí emigré para estudiar en Bellas Artes.

GAF:  Ah claro, como me decías prepa de arte me imaginé.  Yo también estudié en el Frida Kahlo y por eso me sonaba (ríen), qué interesante. ¿Cuáles son esos motivos que te provocan escribir, producir e interpretar esas historias que haces y no otras?

AC: Mira, en general parto de la incomodidad. De una necesidad de hacer propias las historias. Yo empecé a escribir La tiricia o cómo curar la tristeza una vez que alguien muy cercano a mi familia me dijo así, en un lugar, viendo la televisión, en un día cualquiera: “yo fui abusada de pequeña.” Y me tomó de sorpresa. Yo no esperaba eso y de una persona de más de cuarenta años y sólo dije: “¿estás bien?”, sin dejar de ver la tele. Lo recuerdo perfecto: “¿estás bien?” “Sí.” ¡Y ya! No pude decir nada, me sentí una torpe emocional de no poder contener o no poder decir algo o no tener una palabra de consuelo, de apoyo, me sentí muy mal.

Después, evidentemente, en ese momento no supe qué hacer y eso me quedó en la cabeza rondando, me empezó a quitar el sueño, me empezó a poner alertas, empecé a ver a los niños en peligro, empecé a inquietarme muchísimo. Esa inquietud me llevó a escribirlo. Digamos que La tiricia o cómo curar la tristeza es una respuesta a esa confianza que me otorgaron cuando me dijeron eso. Entonces, creo que escribo desde ahí, creo que escribo desde lo que no me deja dormir, desde la incomodidad, pues preguntándome: ¿por qué suceden esas cosas?, tratando de entender. Creo que desde ahí parte mi escritura. Eso sucedió en el caso de La tiricia.

En La carta, en el pueblo, una noche que estábamos platicando, hablábamos de la homosexualidad y me dijeron: “Bueno, aquí hay hombres pero, ¿mujeres? eso no existe aquí.» A mí, en un principio, me dio risa y después me dejó rondando en la cabeza. Vivimos en pueblos tan machistas, tan misóginos que somos incapaces de reconocer las historias lésbicas de nuestras comunidades, que no pensamos que pueda ser posible el amor sensual y sexual entre dos mujeres. De ahí escribí La carta.

Arcángel, bueno es el caso de Patrocinia, que es una abuela de mi pueblo y que no tenía familia y que estaba en el abandono y que bueno, hasta la fecha me hago cargo de ella con una serie de apoyos y de amigas y de gente que estamos como contención, pero un lugar digno para que ella pueda vivir su vejez de la manera más amorosa posible, no había. En todos los lugares nos dijeron que no, tardamos seis meses en encontrar un lugar, en recuperarla en hospitales, entonces esta impotencia de ver la poca empatía que existe en nosotros como humanidad fue lo que me llevó a escribir  Arcángel, entonces pienso que escribo desde ahí, pienso que escribo desde lo que no entiendo, desde la incomodidad y de lo que no me deja dormir.

Nudo Mixteco es lo mismo, regreso a los mismos temas, me inquieta muchísimo lo que pasa con las mujeres en mi comunidad. Yo vengo de Villa Guadalupe Victoria, San Miguel el Grande. Es una comunidad 80% indígena, ¿o 90% indígena? (Ríe). Es una comunidad en la alta montaña de Oaxaca, se habla mixteco y español, la gente generalmente vive de la cosecha del maíz y mucha gente migra. Entonces me gusta hablar de dónde soy y de lo que soy porque pienso que ahí puedo ahondar un poquito más.

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GAF: Y en ese tenor,  ¿nos puedes contar un poquito más sobre el reto que implica un proyecto como Nudo Mixteco? Un largometraje que implica un guion más largo, una dirección más amplia…

AC: Bueno, yo escribí el guion. Tenía un argumento de 10 o 20 páginas y aproveché una coyuntura de un taller laboratorio de argumento cinematográfico con Laura Santoyo, generado por Cadena Audiovisual de Oaxaca que coordina Luna Marán y el IMCINE, entonces ahí terminé de escribir el argumento y empecé un primer tratamiento. Nunca había escrito algo tan largo. Era el primer largo que escribía y a la par de que seguí haciendo otros tratamientos, empecé a buscar otros apoyos para poder producirlo. Digamos que el tiempo que implicó escribir los tratamientos fue un tiempo muy enriquecedor. Pedí ayuda para escuchar el guion, para darme aportaciones, estuvo inmiscuida mucha gente ahí: mi socia Lucía Carreras, Ignacio Ortiz, Michael Ro, Jorge Dominguez.

Hubo mucha gente que aportó, que me aportó con sus comentarios, con sus lecturas, con su experiencia, tenía mucho miedo de empezar un largo. Finalmente, tuvimos el apoyo de FOPROCINE y EFICINE y fue lo mismo que hago con los cortos, sólo que más tiempo, sólo que más largo. Me puse a trabajar con mucho tiempo de anticipación con mi fotógrafo porque no quería que fuera una fotografía turística de unos ojos nuevos que llegan y ven todo como la parte más hermosa y más bonita y muy beauty. Lo que sí quería era algo más real, con los ojos que uno mira su propia casa, hay muchas cosas que uno deja de mirar pero eso es parte también de nuestra naturaleza.

Entonces empecé a viajar mucho con Carlos Correa, que es el fotógrafo de la película, años antes de hacerla. Esto nos llevó cinco años hasta ahorita que ya está terminada. Y tres años antes, empecé a trabajar con Carlos, a llevarlo y aprender a convivir con los espacios, siendo un poco parte de ellos. Sin este embellecimiento que después tenemos como turistas, que vamos a otro lugar y lo vemos maravilloso porque es lo primero que han visto nuestros ojos y nos sorprendemos ante eso. Yo quería una mirada más real, entonces quería que Carlos también pudiera habitar esos espacios, en la cotidianidad de nuestra comunidad.

Entonces con mucha generosidad de él y de su tiempo empezamos a viajar juntos y a hacer una visualización de la película, checar los espacios con tiempo, teníamos las locaciones un año antes,  viendo cómo se transformaban con la gente que los habitaba y eso es. Y entonces creo que eso me amortiguó el miedo, (ríe) y trabajar con mi gente, trabajar con la gente de la comunidad, haciendo casting con ellos, hay personajes fundamentales en la película que ellos interpretan de manera magistral, estoy muy contenta con el trabajo de los actores tanto profesionales como locales ahí de la comunidad, trabajamos ahí muy duramente en el casting y en ensayar en sus propias casas, entonces creo que eso es maravilloso, eso te aligera el trabajo, es decir: Sí, sí somos una comunidad y estamos haciendo una película, estamos todos, estamos todas subidas en este barco y no hay manera de que algo salga mal porque hay lazos muy fuertes entre nosotros y hay un trabajo de mucho tiempo.

GAF: Ay, qué lindo, sí es muy interesante ver a Noé, a Sonia y a Miriam, verles en  personajes tan distintos pero que siguen siendo parte de esas narrativas. Justamente he visto los tres cortometrajes, estoy al pendiente del estreno de Nudo y sí es muy interesante ese trabajo colaborativo y también el manejo de la cámara porque no vemos tomas apaisadas y preciosas del lugar sino que se enfocan en una especie de intimidad. 

AC: Sí es justo lo que hemos tratado de hacer en la imagen, que no caigamos como en esta cosa, siento yo en una mirada complaciente o embellecida a partir de los ojos maravillosos de los fotógrafos que tenemos, si no más una mirada más íntima, más de adentro digamos.

GAF: Sí, siento que va mucho más en función con los temas que se tratan porque ese tipo de foto da potencia al discurso, y cambiando de tema, me gustaría saber cuáles son tus tres películas favoritas o tus referencias principales. 

AC: No son como referencias. Creo que no lo pondría como referencia. Me gusta mucho el cine de Bergman, por cómo maneja los temas por sus actores, me gusta mucho su cine en general, no sé si una película… No sé si Fresas salvajes o  creo que en general sus películas todas me llevan a algo muy extraño porque somos de lugares muy distintos. Yo cuando fui a Suecia sentí que estaba como en mi pueblo (ríe) que hacía tanto frío como ahí, digo, no tanto, en mi pueblo no hace tanto frío, pero o sea me sentí… Sentí una respiración un poco extraña, me sentí en casa, es muy extraño.

A lo mejor por mi admiración a Bergman también (ríe) puede ser que haya sido como lo contrario y Wong Kar-Wabi también me gusta mucho como su manera visual, de repente estas cosas como lo que importa es la historia y estos arriesgues visuales que hace me fascinan, no tiene nada que ver con mi cine como te darás cuenta, pero me gusta,  me dejo tocar. Emir Kusturica me gusta mucho también con esta locura también de la música de su pueblo, me conecta también con la música de mi pueblo. Siento que el cine a nivel mundial me… vi el año pasado Burning, no sé si la viste, que también me gustó mucho, que es totalmente diferente a otras. Me dejo tocar por las historias, por el cine.

Si me dices qué te gusta en particular no podría decirte “es que me gustó la foto” o “me gustó la música”, o “me gustan las historias”. El hecho de ver una película, disfruto como lo que causa en mí que no puedo explicarlo, que lo causa en mi espíritu, Entonces yo sé que hay un análisis para apreciar películas pero sigo dejándome tocar por lo que genera en mi espíritu, entonces cineastas de muchos lados del mundo me han impactado con sus trabajos. En México, Del Toro cuando vi esta película la del… la del bichito,  la de esa cosa que te agarra así, (ríe) Historias de miedo, me impactó, que es un género que yo casi no consumo, porque soy un poco miedosilla, pero me gustó mucho, me impactó muchísimo, también me gustó Cómprame un revólver, me gustó mucho cómo maneja ficción dentro del juego de los niños, este imaginativo. Admiro mucho a Francisco Vargas con El violín, que me gusta mucho esta película,  no sé, muchísima gente, el cine en general me gusta, me gusta que me toquen las historias, me gusta el cine. Siento que cuando respiro al autor, al director o a la historia me gusta mucho eso. Trato de no… no soy muy consumidora del cine comercial, como una cosa más de entretenimiento. Prefiero historias un poquito más íntimas.

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GAF: ¿Qué piensas entonces del cine contemporáneo mexicano y del latinoamericano? 

AC:  Pues en general me gusta, la gente que está haciendo películas, que está contando en sus propios términos. En México hay mucha cantidad de comedias románticas que no es mi gusto ni es lo que me atrae, pero hay mucho cine que se está haciendo que es maravilloso. Yo creo que estamos haciendo cosas increíbles y el cine latinoamericano también. Yo veo las películas argentinas, el cine uruguayo, Las herederas, lo de Ciro Guerra: El abrazo de la serpiente, Pájaros de Verano que esa es de Ciro y Cristina Gallego, el cine de Guatemala que está surgiendo con mucha potencia.

Creo que estamos hablando de un resurgimiento de autores que están surgiendo con mucha potencia, En México hay muchísimos compañero también que están haciendo ese cine y que llevan un rato picando piedra y en Latinoamérica también y también el cine que están haciendo las mujeres está visibilizado, porque no es que lo hayan empezado a hacer ahora. Siempre han estado haciendo cine, siempre hemos estado contando nuestras propias historias, creo que ahora está ganando un poco más de visibilidad, todavía no para hablar de equidad pero se están abriendo espacios. 

GAF: Qué afortunado que todo nos ha dirigido a este tema ya que mi última pregunta justamente es ¿qué crees que significa ser una mujer cineasta mexicana? 

AC: Mira, ser una mujer en este mundo, no en México, en este mundo, ya es una batalla diaria. Porque vivimos en un mundo muy misógino, muy machista, muy falócrata, todo respecto a la masculinidad es aceptado, asumido y todo respecto a la feminidad, a la mujer, es cuestionado. Desde ese punto yo creo que todas las mujeres no tenemos ganado nada y nos lo tenemos que ganar todos los días y todos los días tienes que demostrar el doble o el triple, no ser nada más. Eso es una de las cosas que parece que tenemos que aprender como humanidad. No tienes que demostrar nada, simplemente debería haber equidad en este mundo y todavía estamos lejos de alcanzarla.

Al hacer cine en este país, he sido abrazada por una comunidad que siento propia, la verdad me siento acompañada. He contado con la generosidad del gremio, tanto hombres como mujeres. siento que siempre me han aconsejado de la mejor manera. Han sido críticos y críticas con mi trabajo y me han aportado muchísimo. También siento que me ha costado el doble por venir de la comunidad de donde vengo, por no tener, por ser migrante desde muy pequeña para poder estudiar. Yo siempre digo que una historia de triunfo no quiere decir que es una historia de todos, cuando sea una historia común eso va a acabar con las diferencias.

Que yo tenga estos privilegios, porque eso es lo que son todavía, todavía no es que todos lo tengamos, es un privilegio que yo sea mujer viniendo de la comunidad de donde vengo y me dedique a hacer lo que me dedique y viva de ello, es un privilegio en mi comunidad. Porque ahí estamos destinadas a trabajar el campo, a estudiar hasta la secundaria, que es lo único que hay y si no tienen las posibilidades tus padres de poderte dar estudios fuera de la comunidad pues eso es a lo que te quedas, digamos. Para mí es un privilegio regresar a mi comunidad y hacer cine y hacer lo que estoy haciendo, pero todavía no tenemos equidad, entonces eso todavía me cuesta muchísimo trabajo.

Por eso me empeño en hacer cine en mi comunidad (ríe), porque digo, es una manera de no olvidar quiénes somos y de dónde venimos. Eso es respecto a ser mujer y respecto a hacer cine y ser mexicana… Hay muchos Méxicos en este espacio que nos tocó habitar. No es lo mismo ser mexicana desde donde tú estás o ser mexicana desde donde yo estoy.  A mí me ha tocado ser mexicana, cantar el himno nacional, que me bajen de un camión para cantarlo, para ver si soy mexicana porque parezco centroamericana, porque en este país seguimos siendo super racistas y es muy distinto. El color de mi piel me ha marcado muchos aspectos igualmente de racismo y a eso me refiero con que hay muchos Méxicos.

Depende de dónde te toque nacer porque no nada más el color de mi piel me determina, porque yo nací en una comunidad, pero este mismo color de piel lo tiene una familia que tiene mucho poder económico. Es muy distinta la realidad aunque tengamos el mismo tono de piel. Entonces también en este México se ve una cuestión económica, se ve una cuestión de raza y se ve una cuestión de dónde provienes. Muchos Méxicos, muy difícil de conciliar, creo que nuestra belleza está en la diferencia y en la diversidad y no la hemos terminado de entender. Me siento muy orgullosa del país en el que vivo, de la cultura de la que provengo, de la cultura mixteca, me siento sumamente orgullosa, pero siento que nos falta entender que en la diversidad está la riqueza.

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Paulina Vázquez
Artista visual, cinéfila y poeta especializada en estudios de género y feminismos.

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3 respuestas a “Women We Love: Ángeles Cruz: la creadora que lo entendió todo”

  1. […] [9] Paulina Vázquez, “Women We Love: ‘Ángeles Cruz: La creadora que lo entendió todo’”, en Girls at Films, (18 de marzo de 2020), https://girlsatfilms.com/2020/03/18/women-we-love-angeles-cruz-la-creadora-que-lo-entendio-todo/?fbc… […]

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  3. […] Publicado originalmente el 18 de marzo de 2020 en Girls At Films. […]

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