Por: Cecilia Nofre | @cecilianofre
Una vez Stephen King puso un tweet diciendo “KILLING EVE: The rare pleasure of watching a cast and crew that gets everything -every little thing- absolutely right.” y creo que no hay mejor manera de describir esta serie. Estrenada en 2018 por la BBC America y basada en la novela Codename VIllanelle, Killing Eve cada día tiene más fans y más reconocimiento en forma de nominaciones, premios y buenas críticas.
La historia consiste en la persecución entre una psicópata asesina a sueldo, Villanelle (Jodie Comer), y la mujer contratada por el MI6 para seguirle la pista, Eve Polastri (Sandra Oh). Las dos mujeres sienten una atracción inmediata la una por la otra, la cual empieza por el fetiche de Villanelle por las mujeres de mediana edad con el cabello oscuro y rizado junto a la obsesión de Eve por las asesinas femeninas, que utiliza como evasión de su vida matrimonial aburrida.
La serie consigue que la máxima representación del mal, encarnada en una persona sin empatía como es Villanelle, se convierta también en la máxima expresión de la sensualidad. Villanelle es un personaje controvertido y a la vez carismático, y eso hace que tanto Eve como el espectador se cuestione sus valores y su verdadera naturaleza. Jodie Comer, vestida en cada episodio espectacularmente, y Sandra Oh, son el dúo perfecto para interpretar el equilibrio entre la belleza, la cotidianidad, la sensualidad, la rudeza, el humor y la amoralidad de los sentimientos.
Ellas son las protagonistas de una obra que se construye sobre la base del feminismo interseccional. Los personajes masculinos interpretan los papeles que usualmente tienen los femeninos (ayudante, ama de casa, víctima mortal) e ayudan a crear un producto audiovisual donde las mujeres de todo tipo cogen el control dentro y fuera de cámara. El thriller de espionaje nunca había sido tan femenino, y era necesario.
La obsesión por encontrarse de las dos protagonistas hace desaparecer por completo la barrera entre el bien y el mal, que ya estaba difuminada por el secretismo de las organizaciones para las que trabajan. El bando de los «buenos» de Eve, y el bando de los «malos» de la Villanelle acaban siendo el mismo. Unos y otros trabajan juntos y se crea una confusión en la que muy pocos saben la verdad. Hablar demasiado o demasiado poco es determinante para la continuación de la historia, y es así como la serie configura la palabra como información y la acción como impulso pasional. Villanelle utiliza a su favor su gran gusto y habilidad para los idiomas, y Eve aprende de ella a hablar menos y actuar más en consecuencia de lo que siente. La impresionante banda sonora, la mayoría de la banda Unloved, ayuda determinadamente en el discurso narrativo.
Killing Eve parece una comedia romántica dentro de un drama. Los diálogos brillantes, los gestos y el ritmo meticuloso de las escenas configuran un humor sutil e irónico que provoca carcajadas en medio de espectáculos de sangre. La clave está en el equilibrio.
La segunda temporada es aún más exagerada en cuanto a la representación de las “enamoradas” Villanelle y Eve. Miradas, elogios, amenazas, tocamientos, celos, intentos de asesinatos y micrófonos escondidos van desarrollando la historia de una pareja que han hecho de todo menos darse el primer beso. Con una cuarta temporada ya confirmada, Killing Eve estrenará en abril la tercera, y seguro que estará llena de sorpresas.
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