Por: Paola Vargas |@paogramma
Ganadora de dos Teddy Award, premio que el Festival Internacional de Cine de Berlín concede a lo mejor del cine LGBT, Breve Historia del Planeta Verde (2019) llegó a México de la mano del Festival Cuórum de Morelia, gracias al cual pudimos disfrutar de la nueva película de Santiago Loza, director y dramaturgo argentino, que explora la relación de tres amigos que encarnan una otredad que los coloca en un lugar de vulnerabilidad donde, para sobrevivir, deberán permanecer juntos.
Situado en un ambiente citadino, el relato arranca cuando la vida del grupo de amigos se transforma a partir de que uno de ellos, Tania (Romina Escobar), una mujer trans, recibe la noticia de que su abuela ha muerto y le ha dejado un legado, para recogerlo, se traslada junto a Daniela (Paula Grinszpan) y Pedro (Luis Sodá) a la vieja casa en la provincia donde pasaron su infancia con la abuela. De esta forma, se ven obligados a dejar atrás a los amantes que se rehúsan a desaparecer, el tedio de sus vidas y los corazones rotos, por lo que no sólo sus rutinas se ven alteradas, sino que lo más interior de su ser también queda irremediablemente trastocado.
Para sorpresa de todos, el legado que recibe Tania resulta ser mucho más sorprendente que una gran fortuna, se trata de una misión: trasladar a una frágil criatura extraterrestre al lugar en el que, años antes, fue encontrada por la abuela. Superado el asombro inicial y sin dudarlo, los amigos emprenden la excursión a través del bosque que los expondrá a los riesgos del camino y, sobre todo, al peligro de enfrentarse a sí mismos. Así, el hogar que les proporcionó refugio y amor se transforma en un punto de tránsito, un trampolín que los impulsa a la aventura.
Sin sospecharlo, Tania tiene un vínculo con el ser que transporta; ella intuye algo, sin embargo no logra descifrarlo con claridad al encontrarse atada a lo mundano. Por su parte, Pedro cumple el papel de compañero leal, mas no en el sentido del macho proveedor, pues su masculinidad no está alineada con la heteronorma, sino que personifica a un amigo verdadero listo para apoyar a Tania cuando flaquea, de la misma forma en que ha cuidado de ella antes, en la hostilidad de la ciudad y sus espacios nocturnos. En cuanto a Daniela (Paula Grinszpan), deja la oscuridad en la que estaba sumida a causa de una ruptura amorosa y, en el transcurso del viaje, se iluminarán las tinieblas que la acechaban, permitiéndole ser la guía en el camino hacia lo desconocido.
Breve Historia del Planeta Verde se sirve del viaje de los amigos para poner sobre la mesa una crítica al problema de la discriminación hacia la comunidad LGBT sin caer en lo maniqueo ni lo amarillista. La película de Santiago Loza es un melodrama con reminiscencias de los filmes de serie B, que se desliza entre lo fantástico y la ciencia ficción, siempre girando alrededor del eje de la amistad, donde para el grupo de Tania, Pedro y Daniela, la confrontación está presente en dos direcciones espacio-temporales: con el pasado conocido representado por la abuela y los excompañeros de escuela que se cruzan, y con el futuro incierto que les espera materializado en un alien que, al término del camino, orilla a Tania a enfrentarse a una decisión que cambiará la vida de todos los involucrados, pero especialmente, la suya.
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