Por: Celina Manuel @zeppelina0
Continuamos con las entrevistas a críticas y periodistas del séptimo arte, con la intención de abrir el diálogo en torno a la reflexión de la escritura sobre cine y, por supuesto, conocerlas más a fondo.
Es el turno de Fabiola Santiago, periodista de formación y crítica de cine, profesiones que desempeña actualmente. Colaboró dos años en el Periódico REFORMA, posteriormente fue becaria del programa International Journal It’s Programmes, a través del cual fue invitada a colaborar en el diario alemán Tagesspiegel. Actualmente colabora para medios como Cine PREMIERE, LatAm cinema, Sector Cine, y como panelista en el programa «Mi Cine tu Cine», de Canal Once.
Comenzaste con periodismo de entretenimiento, ¿Cómo fue tu camino más enfocado hacia el cine?
En realidad fue de la mano, estuve tocando decenas de puertas para escribir de cine y no se abrieron. Se dio la oportunidad de entrar al periodismo por la vía del entretenimiento y, aunque me advirtieron que también tendría que cubrir teatro, televisión abierta, música y temas considerados banales (farándula, vestidos en las alfombras rojas, funerales, etcétera), también era la sección desde la que se cubría cine. Acababa de salir bien librada de un concurso de crítica y eso me dio cierta confianza para pedir la fuente. Aproveché los aprendizajes de otros temas, de mis compañeros y disfruté mucho el trabajo.
Intenté cumplir con lo que me asignaban de la manera más profesional y digna, aún así siempre daba más de mí cuando se trataba de cine, lo que me sirvió cuando decidí probar camino independiente.
¿Cuál fue tu antes y después en tu relación con el séptimo arte?
En mi infancia y adolescencia viví en un lugar un poco aislado, así que los fines de semana rentaba muchas películas en un Videocentro, y veía una tras otra, así me empezaron a llamar la atención propuestas que eran distintas a las que llegaba a los cines de Oaxaca. Honestamente, la piratería también fue una vía de acceso a películas que no se veían por allá. Iniciativas como Ambulante o el «Cineclub El Pochote» también fueron fundamentales para mí. La distribución de cine estaba aún más centralizada que ahora. Al mudarme a la Ciudad de México, e ingresar a la UNAM, tuve acceso a más material y eso marcó un antes y un después.
¿Cómo se complementa tu formación y experiencia en el periodismo con la crítica?
El periodismo de espectáculos, aunque muy vilipendiado, puede ser una gran escuela, ya que la carga de trabajo es altísima; siempre hay información y «bomberazos«. Aprendes a buscar notas y ángulos, a pensar rápido, pierdes el miedo a preguntar y es una de las secciones más leídas de cualquier periódico, así que también es una gran plataforma. Sin embargo, lo informativo aún está muy separado de los géneros de opinión, aunque yo creo que son complementarios. Creo que existen diferentes enfoques dentro de la crítica y el que a mí me interesa está muy impregnado del periodismo, en el sentido de que me interesa que la lectura sea amena, tenga un ritmo y, sobre todo, que sea accesible. No me interesa escribir sólo para mis amigos, ni sólo para quienes ven lo que yo o piensan como yo, sino hablarle a un público más amplio y compartir mi entusiasmo o reflexiones sobre el cine.
Ahora estás trabajando de manera más independiente, cuéntanos un poco sobre eso, y si influye de alguna forma en tus textos.
Ahora trabajo en medios especializados, con otra periodicidad y por supuesto que eso afecta la dinámica y los textos. No tengo la presión de generar notas “del día” o muchos contenidos con diferentes enfoques a partir de una sola entrevista, así me puedo concentrar en el cine mismo.
Dependiendo del medio, tengo más oportunidad de jugar con el lenguaje y hacer más crónica o textos de color. Sin embargo, procuro estar al tanto de las primicias, qué director está haciendo qué, proyectos nuevos de los actores o productores, porque toda la información es útil a la hora de escribir y entrevistar.
Respecto a la pregunta anterior, ¿Qué consideras debe cambiar en las formas de hacer periodismo y crítica?, de manera independiente y en un medio fijo.
El hecho de que el cine, en los medios mexicanos, se ubique dentro de la sección de espectáculos determina mucho de lo que interesa o no cubrir y deja desprotegido a ese cine al que no le interesa ser espectáculo. Los criterios por los que los medios masivos deciden darle grandes espacios a las películas tienen que ver con lo mediático de sus directores o protagonistas, por la taquilla que reportan o, en última instancia, por los premios que ganan. De otra manera, por muy interesante que sea una película, es difícil que se le dé una buena cobertura.
Habría que replantearse lo que se entiende por cine y democratizar las opciones. Muchos medios y un sector de la crítica sólo se interesan por ese cine industrial, que está bien que exista, pero el cine no es sólo narrativo ni sólo entretenimiento; ofrece más experiencias que, lamentablemente, se socializan menos.
Después de cierto tiempo dedicándote a esta profesión, ¿Qué crees que debe replantearse o cambiar en la crítica de cine actual?
La manera de concebir el cine y la crítica. Creo que hay una generación de críticos ya consolidados y otra que ya lo está haciendo, entre quienes hay gente muy disciplinada y capaz. Pero, como en todo, están quienes priorizan los clics y los likes, los viajes y las selfies con famosos. Todo, menos el cine, pues. ¿Para qué dedicarse a esto? Entregarse a entretener a un público con comentarios burdos, que se malentienden como irreverentes, no es ser crítico. Uno de mis principios es no decir nada que no pudiera sostener si tuviera frente a mí al director, porque creo que el respeto por el trabajo del otro es básico.
Cuéntanos un poco de las influencias dentro y fuera del cine respecto a tu escritura
Empecé a acercarme a la escritura desde la literatura y después desde el periodismo, así que muchas lecturas que me fueron alimentando vienen de ahí. Clarice Lispector, por ejemplo, que escribió literatura vanguardista, así como columnas con temas dirigidos a las mujeres de su época, me obsesionó. Las primeras películas de Isabel Coixet y un libro suyo titulado “La vida es un guion” (2004), en el que entreteje lo cotidiano con el cine, me fueron dando una pista de lo que me gustaría escribir.
¿Tienes una forma específica de trabajo al momento de escribir?
Tomo algunas notas o apuntes. Si es para crítica observo las ideas que me surgen de un tema o de algo técnico; si es para nota me fijo en detalles que puedan ser interesantes. Apuntar diálogos representativos de la película también me sirve para iniciar un texto o para darle cierto impulso.
Alguna crítica y directora de cine a la que recomendarías seguir la pista
En cuanto a directoras, me encantaría ver lo que harán Alejandra Márquez, Tatiana Huezo y Lucía Gajá. Me atrevería también a mencionar a una productora, Olga Segura, de quien no se habla tanto, está imparable y trae en manos la nueva película de Ciro Guerra. De críticas me encanta seguir en twitter a la peruana Mónica Delgado, que además de ser muy aguda, me ayuda a seguir un poco el pulso de lo que pasa en el cine de su país.
Por último, ¿Qué le dirías a aquellas jóvenes que ven en la crítica de cine una posibilidad?
Es básica la perseverancia y seguir formándose, confiando en que todo lo que veas, leas y aprendas te va a servir llegado el momento indicado. A mí me ha servido mucho perderle el miedo a alejarme un poco del camino de escribir estrictamente de cine; si no le hubiera entrado, por ejemplo, a cubrir Espectáculos, tal vez me hubiera tardado más en publicar crítica, no lo sé. Y aunque todavía hay cierto «Club de Toby» en algunos medios, y en otros la inclusión de mujeres se ve como cuota y no como una necesidad real de representación, creo que ya hay más terreno para participar con nuestras necesidades y preocupaciones.
Creo que entre mujeres también somos muchas las que estamos trabajando en hacer comunidad, celebrarnos, cuidarnos y ayudarnos a crecer unas a otras. Se pone padre.
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