Por: Andrea Rendón (@andrearendon__)
Una película bellísima que es una sincera carta de amor a las relaciones humanas que se enfrentan al eterno conflicto de querer estar juntos pese a las diversas circunstancias que buscan separarlos, en este caso el socialismo durante la Guerra Fría que atormentó a Europa del Este (Polonia, Rusia). Un amor imposible, un amor que con los años no morirá y esperará hasta el último instante a aquella persona amada.
Durante décadas, Zula (Joanna Kulig) y Wiktor (Tomasz Kot) buscan lograr que su amor tenga éxito; ambos se conocen gracias a una audición para un musical patriótico itinerante al principio de los años 50. Zula tiene una hermosa voz y una actitud provocadora que enamora a Wiktor, quien busca el momento para estar junto a ella, quien termina enamorándose de él y así comienza esta emocionante historia.
París como escenario principal, fue el sitio en donde esta trágica historia de amor es alojada; se escucha jazz de fondo y podemos escuchar la maravillosa voz de Zula y los acordes de Wiktor. La vida los separó y los llevó a estar con alguien más, pero nunca se dejan de amar.
No podemos evitar comparar esta cinta con el trabajo del gran Ingmar Bergman, por el uso del blanco y negro y la similitud de su protagonista con la gran Monika; todo esto nos dejó pasmados a temprana hora del día.
El segundo musical que vimos en Cannes 2018 y que le deja mucho por delante a Leto, esta película de Pawlikowski no tiene comparación en esta competencia. Es dura, emotiva, con una fotografía hermosa, podría ser la nueva Casablanca, un país que siempre ha sido escenario de historias de amor a veces imposibles.
Por que todos siempre tendremos París.
Inolvidable y que nos deja una gran felicidad por haberla visto en Cannes. La nueva película del director polaco Pawel Pawlikowski, quien ganara hace varios años el Oscar a Mejor Película Extrajera por la maraillosa IDA y que próximamente será distribuida en México por Cine Caníbal.
¡Grande Pawel!
Deja una respuesta