Film Industry for the Girls

Por: Fernanda Lozada

No fue hasta el año 2022 que la industria cinematográfica mexicana volvió parte oficial de sus requerimientos en set a la figura del coreógrafo de intimidad, un rol que desde hace muchísimo tiempo debió ser indispensable en toda producción que tuviera una escena de índole sexual pues este tipo de representaciones involucran muchos elementos que pueden vulnerar al interprete y su integridad.

“Un actor malo” es la nueva película de Jorge Cuchí que valientemente presenta al público una verdad que se ha ocultado y negado por mucho tiempo pero hoy gracias a la fuerza que ha tomado el movimiento feminista general y dentro de la industria audiovisual, el director se aventura a ser gráfico y a generar shock y debate entre su audiencia poniendo en la pantalla grande el abuso que muchxs han experimentado dentro del gremio. 

Una historia que si bien es ficción podría ser sin problema un documental, aquí formamos parte de un equipo de filmación, tenemos una vista desde dentro, conocemos a los personajes que juegan los papeles de cada puesto dentro del set, desde los vestuaristas, productores y director hasta los actores; Sandra interpretada por Fiona Palomo y Daniel encarnado por Alfonso Dosal son los dos protagonistas y sinceramente ofrecen actuaciones impactantes e inolvidables, durante una escena de cama la actriz se desmorona acusando a su compañero de violación, por años las mujeres hemos sido víctimas de violencias en demasiados ámbitos pero hablando específicamente de este medio, es muy común lamentablemente escuchar de estos casos donde los hombres ostentan el poder y los cargos más importantes condicionando a sus compañeras y abusando de su autoridad, en la película Cuchí explora el proceso posterior a la demanda en set de la actriz y como se toman posturas, como se busca no perjudicar a la producción por sobre la dignidad de la afectada, el proceso legal, las consecuencias del radicalismo y la necesidad de ejercer justicia por mano propia.

Sin censura somos testigos de la violencia en todas sus formas pero también (y lo que vuelve a esta película tan controversial y debatible) oferta una variedad de perspectivas al retratar todos los ángulos posibles de la situación, construyendo personajes redondos e hiper realistas consiguiendo que empaticemos con sus decisiones, nos cuestionemos la verdad y reflexionemos sobre nuestra reacción como personas, como hombres o mujeres y sobre todo como sociedad con la influencia histórica que nos precede. 

El guion contiene personajes que han llevado a sus propios distribuidores a advertir al público previo al screening sobre lo “difícil” del tema o lo controversial y relevante de su contenido pues durante la cinta se representan por ejemplo a grupos feministas de choque pero igualmente su contraparte con personajes mujeres totalmente alejadas de la sororidad dispuestas a defender a un agresor por el simple hecho de ser su trabajo. 

Tanto el director como su protagonista representan el cambio que tanto necesitamos, la deconstrucción del pensamiento patriarcal y el reconocimiento de las violencias a las que las mujeres hemos estado sometidas.

Esta película es socialmente necesaria y consigue abrir un debate importante acerca del tema, su naturaleza gráfica ayuda a despertar a ciertas audiencias y a auto cuestionarse sobre los comportamientos aprendidos y los adoctrinamientos heredados. La molestia, la preocupación y otras muchas emociones invaden a los espectadores quienes reaccionan según sus creencias y costumbres generacionales pero gracias al impacto, a la fuerza y al éxito de la realización de la película se abre una discusión que es capaz de visibilizar realidades, generar empatía y transformar ideales. 

La película estrena el 4 de abril en salas y la difusión de esta narrativa debe viralizarse para llevar la mayor cantidad de personas al cine a atestiguar esta realidad a través del arte cinematográfico.