Por: Kathia Villagrán | @KathiaVC
De promesas están hechas las campañas políticas. Los candidatos estudian a sus posibles votantes, buscan sus vulnerabilidades y problemas más inquietantes para crear una lista de promesas que aseguran cumplir al momento de su elección. Ellos prometen no ser como sus antecesores o competidores, ellos prometen y siguen prometiendo.
Clémence (Isabelle Huppert) es alcaldesa de una ciudad aledaña a París. Está en el último tramo de su período administrativo y ya tiene sucesora preparada. Su último trabajo será intentar librar a los inquilinos de condominios, cuyos arrendadores abusan de su poder y afectan la calidad de vida de sus habitantes —en su mayoría pobres y refugiados— descuidando las instalaciones a niveles insanos y cobrando rentas caras. O al menos eso es lo que Clémence promete, porque sus probabilidades de ganar el caso son muy bajas.
Yazid (Reda Kateb) es la mano derecha de Clémence. Como jefe de staff mantiene con su superiora una relación de mentora y discípulo, pero en el área personal llevan una amistad estrecha, que por momentos se tensa dado los diferentes orígenes socioeconómicos de cada uno. Yazid nació y creció en uno de esos condominios afectados por la corrupción, pero su ambición lo llevó al puesto que tiene. Él, en gran parte, es la razón por la cual Clémence decidió tomar ese proyecto como su acto de despedida, aunque el tiempo corre en su contra.
Un día, a Clémence se le ofrece un Ministerio. No lo había considerado, para ella ese año sería su retiro de la política pero la propuesta destapa una Caja de Pandora con la que se pondrán a prueba todos sus ideales políticos y la credibilidad que el pueblo —y su círculo íntimo— ha puesto en la alcaldesa.
Contrario a otros dramas políticos, Les Promesses no solo es una historia sobre la lucha de poder de un político para lograr su ambición, es una historia que se centra más en la acción. Dada su naturaleza, los personajes están cargados de ambigüedad y más que basarnos en sus palabras, esperamos a sus acciones para determinar de qué lado están.
Como era de esperarse, la actuación de Huppert es fenomenal. Si bien no será uno de sus trabajos más memorables —considerando su filmografía—, su presencia es suficiente para emanar todo lo que su personaje supone: una mujer llena de poder y ambición. Su química con Kateb es sólida, su dinamismo e interacción cargan por sí solos gran peso de la película.
Les Promesses no es una película que coloca a su protagonista en un plano de “girlboss” o mantiene un discurso de feminismo corporativo; lo cual resulta favorable para un personaje y drama de ese estilo. De hecho hasta se desconoce la afiliación política de Clémence, la historia nos introduce al tras bambalinas de las carreras políticas, pero nos mantiene sin perder de vista al pueblo y las formas en que este se ve afectado con cada decisión que toman los gobernantes.
La película es dirigida por Thomas Kruithof —y co-escrita al lado de Jean-Baptiste Delafon—, participa en la categoría Orizzonti de La Biennale en su edición número 78. Les Promesses es un drama político que cumple lo que ofrece: una historia llena de promesas que juegan con el bienestar del pueblo a costa del beneficio de los más poderosos. Es una película que pone a prueba la integridad de su protagonista y la veracidad de sus palabras, y Huppert la lleva a niveles que solo una actriz con su rango podría.
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