Por: Lizette Galeana |@gaoltt
Los primeros minutos de Al Extranjero son largos, lentos y estáticos, pero poco a poco van desvelando una callada angustia que sufren todas y cada una de sus protagonistas. Dirigido por Sung-A Yoon, el largometraje expone la dura realidad a la que se enfrentan las empleadas domésticas filipinas.
En Filipinas, las trabajadoras que están interesadas en sacar adelante a sus familias y en especial a sus hijos, se unen a programas de capacitación con agencias que posteriormente las mandarán a diferentes países. En el entrenamiento se les enseñan labores como tender camas, preparar adecuadamente una mesa e incluso bañar bebés, pero eso no es todo: “Nunca lloren enfrente de sus jefes”, les dice su entrenadora, “eso demuestra debilidad, los filipinos no son débiles”.
El documental se entremezcla con la ficción. Las mujeres recrean con increíble fidelidad escenas que les han ocurrido con sus antiguos empleadores, ocasiones en las que vivieron abuso laboral, acoso sexual y maltrato verbal. Todos siendo obvios casos de violencia, pero contados desde la absoluta cotidianidad y a veces en tono de burla por lo absurdo de las exigencias a las que se ven sujetas.
Los testimonios que se comparten entre ellas parten del mismo sitio, a pesar de estar envueltos en risas en algunos momentos, son advertencias para que la compañera de a lado sepa que le espera, sin embargo están normalizados como mecanismo de autodefensa para no quebrarse en medio de la explotación. Pasan tanto tiempo juntas durante ese periodo que se convierten necesariamente en una hermandad, porque probablemente será la última vez en años que cuenten con esa clase de solidaridad y apoyo.
Ese es uno de los puntos fuertes del filme, la cámara tan quieta, casi invisible, nos hace sentir parte del grupo y nos muestra sus conversaciones a la cara, sin reservas de ningún tipo. Nada se siente al azar, todos los planos están ahí para transmitir y contar algo en específico, el diseño sonoro minimalista también contribuye al calmado clima de la película. Destacan sobre todo aquellos momentos de absoluta soledad en medio de la noche en el que algunas de ellas comparten sus pensamientos más sinceros.
Al Extranjero toca todos éstos temas y más, pero con tacto y sin caer en la victimización o en el melodrama. Fácilmente hubiese sido posible tomar ese camino para retratar la problemática, pero al contrario, dignifica y humaniza a las mujeres trabajadoras del hogar, mujeres que trabajan exhaustivamente por sus sueños. No habla por encima de ellas, ni les impone un discurso, sino que permite que sean sus voces las que llenen la pantalla y las que den forma al mensaje.
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