Por: Celina Manuel |  @zeppelina0

La más reciente película de Rick Alverson La montaña (2018), remite a una sensación parecida a estar sumergida bajo el agua: quietud y poca claridad, pero que en cuestión de tiempo y con pistas sutiles, se revela lo que guardan los personajes entre habitaciones y pasillos pulcros de un hospital psiquiátrico, donde  los pacientes se mimetizan con las paredes blancas y grises. 

Se trata de la Norteamérica de los años cincuenta, las historias sórdidas de los trastornos mentales y la alternativa previa al imperio de las farmacéuticas: la lobotomía. Es así que en este contexto, el doctor Wallace Fiennes (Jeff Goldblum), vuelve a cruzar camino con el hijo de una de sus pacientes, «Andy» (Tye Sheridan), que tras la muerte de su padre le ofrece empleo como fotógrafo para documentar la gira con la que promueve el método de la lobotomía.

El doctor Fiennes se encuentra en una era decadente de su carrera y del método que utiliza, es un hombre reflejo de su época: parece tener la necesidad de saciar su vacío con alcohol y sexo,  así sea con pacientes, quienes en su mayoría son  mujeres incomprendidas por sus esposos y/o diagnosticadas con “histeria”, pacientes que otros doctores no atienden, incluyendo a hombres  afroamericanos. Su tiempo está contado y la frustración lo hace patente. 

Andy, en cambio, apenas comienza una búsqueda de respuestas sobre su madre. A hacerse nuevas interrogantes sobre él mismo, por supuesto también sobre el afecto y los trastornos. ¿Qué es la locura?, ¿Eso nos incapacita para querer?, ¿Se siente distinto?, ¿Qué estamos dispuestos a hacer por ello?

Preguntas que irrumpen el estoicismo y se disparan cuando conoce a otra paciente  “Susan” (Hannah Gross), cuyos padres han tomado decisiones opuestas frente al vértigo de la locura: «tener el valor de lidiar con ello en el mundo real”, como menciona la madre en algún momento, o recluirse fuera de los límites de la sociedad, para alcanzar la libertad, como lo hace y menciona el desbordado y excéntrico padre, interpretado por Denis Lavant, quien además le advierte a Andy sobre las consecuencias que pueden tener sus decisiones.