“El cine y la soledad, de alguna manera, van de la mano”
Por: Daniela Dupinet| @danidupinet
Caminando entre las calles de la ciudad de México, cargando mochilas pesadas en la espalda, con mucha hambre, escuchando música y mirando el cielo, se encuentran miles de jóvenes soñando con contar su historia. ‘Camino a Roma’ es esa ventana por la que todos los aspirantes a cineastas nos asomamos a suspirar, y ‘Roma’ es todo lo que cada amante de la creación de cine sueña con lograr algún día. Netflix estrena documental, dirigido por Gabriel Nuncio y Andrés Clariond, sobre el detrás de escena de las anécdotas de un México que ya no existe. Un documental que no solo nos acerca al arduo trabajo detrás de esta cinta, si no, también al mismísimo Alfonso Cuarón, que nos da una probada de sus pasiones, sus demonios, su ambición, y su historia de vida.
Cuarón nos demuestra que más allá de la ambición y el trabajo bien logrado, el compromiso consigo mismo es el más importante. A través de entrevistas y festivales, Alfonso nos contó el proceso con los actores, el método de dirección que usó dirigiendo a no-actores y a Marina de Tavira, pero por primera vez podemos ver más a fondo acerca de todo lo que tuvo que hacerse para recrear estas memorias y crear el universo en el que se desarrolla Roma. También pudimos ver el excelente trabajo de Yalitza Aparicio, que en lo personal me sorprendió enormemente. A pesar de no tener formación artística, y también tomando en cuenta el hecho de que la intención de Cuarón no era contratar a una persona con tales cualidades, nos pudimos dar cuenta a través del Screen Test, que Aparicio tiene talento, presencia en cámara, y, sobre todo, pasión por el performance.
Las lagunas mentales en las que Cuarón nadó durante la creación de Roma demuestran su pasión por la realización cinematográfica, y confirma que el séptimo arte lleva de la mano y abraza a las demás bellas artes. Muchas de las escenas más importantes tuvieron que ser dentro de sets en medio de calles del recuerdo. México ya no es lo que era, pero el espacio sigue ahí, el tiempo se fue, pero el lugar existe, y esto fue suficiente para el cineasta, para tomar decisiones ambiciosas respecto a la puesta en escena. Alfonso Cuarón quería hacer sus memorias tangibles, y extrapolar sus recuerdos para verlos con sus propios ojos, y mostrárselos al resto del mundo. Cada detalle que no se pasó por alto es impresionante, desde un slang inexistente en los 70’s, hasta el azulejo correcto.
El amor con el que Cuarón abraza su infancia, y al México lejos de ser perfecto, es inmenso, realista y apasionante. Incluso ver el detrás de cámaras y aquellos sets de los planos-secuencia de la cinta, a color, deja fluir tu imaginación soñando en como se hubiera visto Roma si hubiera tenido color. Claramente no habría tenido la misma intención, pero simplemente ver los sets fuera de esta muy autentica cinematografía que ya todos conocemos, se ve tan real que es incluso poético, ‘Camino a Roma’ nos da la sensación de viajar en el tiempo.
Lo mejor de este making-of lo dejaron para el final, el detrás de cámaras de una de las escenas mas cruciales de la película, el como fue llevada a la realidad, y como absolutamente cada emoción captada en cámara es genuina, es simplemente perfecto. Alfonso abrazando a Yalitza por un performance absolutamente increíble, por una tristeza genuina y compromiso espectacular, nos deja un ritual cinematográfico que hará que cuando vuelvas a ver Roma, lo harás con unos nuevos ojos. Nunca volverás a ver ‘Roma’ de la misma manera.
Daniela Dupinet
Estudiante de Cine, aspirante del guionismo y la dirección, con un cortometraje para empezar el repertorio. Escribo reviews y opiniones de arte/cine, en twitter.
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