Por Andrea Rendón: @andrearendon__
En nuestro país es muy fácil desacreditar los triunfos y logros de los demás diciendo comentarios que tratan de disminuir el valor de las acciones que los demás hacen, sobretodo si estas personas son mujeres; y lo más triste, es que muchas mujeres lo hacemos con otras.

2019 comienza con un gran crecimiento en la representación de las minorías en los premios más importantes del ámbito cinematográfico. ¿Por qué comenzar con una introducción un poco dramática y deprimente? El día de ayer dos mujeres que han demostrado ser talentosas ante todo el mundo y nos han traído dos actuaciones que serán recordadas por el resto de la historia del cine de nuestro país, han obtenido su nominación al OSCAR, el premio más importante de Hollywood y al que todo joven aspirante a la actuación desea llegar. Tocar el infinito.
Quise escribir este texto un tanto personal por que lo necesitaba, al leer varios tweets y escuchar varias opiniones sobre la razón de las nominaciones: representación, inclusión, campaña millonaria, etc; me viene a la cabeza: ¿por qué no nos podemos alegrar de lo que a los demás les pasa, sobretodo por ser mexicanos, latinos y mujeres?, ¿por qué debemos de darle la vuelta a todo?

Yalitza, Marina y ROMA llegan en el momento ideal. Nuestro país peca de ser poco honesto respecto a su clasismo y racismo. Criticamos a Trump con sus acciones contra los migrantes, pero somos nosotros quienes ven mal a quienes quieren entrar a nuestra frontera huyendo de su propia patria, los hacemos menos y despreciamos por su color de piel o juzgamos sin conocerlos. El 22 de enero nos despertamos con la sorpresa de las 10 nominaciones a ROMA, la película de Alfonso Cuarón que retrata su infancia con su familia y Libo, su nana; quien vive entre las sombras y la familia de vez en cuando la hace partícipe de su cotidianidad.
Yalitza Aparicio, una joven maestra de Tlaxiaco en Oaxaca, protagoniza la película mexicana más importante en la historia de nuestro cine, ninguna otra cinta había logrado lo que ROMA hizo, nominación a Mejor Película y Mejor Película Extranjera, nunca dos mexicanas habían sido nominadas en la misma edición y por supuesto, nunca una mujer latina había sido nominada como productora en la categoría mayor. Esto es mucho para alegrarnos, ¿no?
Mi corazón guarda mucha emoción por Yalitza, Marina, Gabriela y las mujeres que trabajaron en ROMA. Debo decir que mucho más por Yalitza. Por mi mente no habría pasado que pronto una maestra mexicana e indígena pudiera ser nominada al Oscar. Veo en ella a mi bisabuela y abuela, que fueron maestras rurales y con rasgos indígenas. Mi bisabuela viajaba varios kilómetros a caballo por la Tierra Caliente de Michoacán, pasando muchos peligros para llegar a dar clases, incluso una vez en medio de la oscuridad, salieron a su paso varios hombres que trataron de abusar de ella y sus demás compañeras en medio de los cerros, todo por educar a una nueva generación de mexicanos. No sé que pensaba ni que tanto admiraba a las actrices, pero sé que María Félix era la mujer que ella quería haber sido, tanto así que se cambió el nombre por el de ella, una de las más grandes actrices mexicanas y ahora yace en su tumba bajo el nombre de María Félix Arzate. Me gusta imaginarme que pensaría mi bisabuela si supiera que una maestra como ella llegó tan alto como la Doña.
Veo en cada mujer que participó en ROMA una inspiración para todas. NO importa que digan los demás, el verla ahí está influyendo en que cada una de nosotras tenga la esperanza en cumplir sus sueños, que no son imposibles, con constancia y mucho esfuerzo se puede lograr lo que quieras. Marina de Tavira cuenta con una trayectoria enorme e impresionante en el teatro, y este año, dejó a actrices como Nicole Kidman fuera de la terna del Oscar. ¿Acaso no nos inspira? Sí y mucho.
Portadas y publicaciones con los nombres de Yalitza y Marina me llenan también de emoción, entonces, ¿por qué pensar que siempre hay algo detrás de ellas?, ¿por qué pensar que las utilizan? ¿acaso no es este pensamiento aún más condescendiente? ¿lo harían para vender y quedar bien con los demás? No lo creo, en cambio me gusta también pensar que por ahí habrá una niña que nunca ha visto alguien que se parezca a ella en una portada y con esto, podrá saber que todos nos merecemos estar ahí, por que todos somos humanos y personas que lo valen; sin importar tamaño, edad, peso, color de piel; eso ya no importa. Hay que luchar por lo que queremos y sobretodo, aplaudir a los demás que lo están logrando y contribuir a que siga así.
La representación SÍ importa. Y ojalá que en nuestro país todo empiece a cambiar desde como pensamos a cómo nos vemos y nos aceptamos como un México mestizo y lleno de colores que somos.

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