Por: Liz Hernández | @LizKeuning

Resulta impresionante ver el impacto y la euforia que genera una persona sobre millones de otras. Comúnmente idealizamos la vida de una celebridad y las comodidades que ésta tiene a diferencia de los demás; la ponemos en un pedestal y exigimos de ella todo lo que se nos antoja, pero casi nunca pensamos en la calidez humana que poseen o lo ordinarios que pueden ser. ¿Quién diría que una de las estrellas juveniles más exitosas de los 2010 se afronta constantemente al síndrome del impostor? En All of Those Voices, un documental dirigido por Charlie Lightening, Louis Tomlinson muestra su vulnerabilidad ante sus millones de fans y aborda el cambio radical que sintió en su vida y carrera profesional al perder lo que él llama “el mejor trabajo del mundo”.

Para entender el fenómeno social que fue —y continúa siendo— el cantante británico, es necesario presentar sus inicios con One Direction. Más que un retrato idílico del ascenso a la fama de un joven desventurado, vemos la preparación de un adolescente que repentinamente encontró su pasión en los musicales escolares y decidió arriesgarse a audicionar en un concurso de talentos, donde conoció a sus futuros colegas y mejores amigos. Tan pronto como se sientan las bases de su estrellato musical, Lightening corta su inesperada carrera en la industria para indagar en el sentir más profundo de su protagonista: estar a la sombra de sus compañeros. Incluso en la boy band más famosa de los últimos años existía una jerarquía propuesta por los productores; una que intimidaba a Louis y que lo motivaba a pelear por su presencia en la música creada.

El cineasta deja en claro que los reflectores nunca fueron la preocupación de Tomlinson, sino su participación directa en la banda, ya fuera cantando o produciendo, pero sobre todo componiendo. Han pasado más de diez años desde que el astro inglés lidia a diario con la fama y jamás ha puesto en segundo plano a sus fans. Son ellas —quienes se llaman a sí mismas Louies— las que son coprotagonistas del largometraje. De Sudamérica a Europa, y por supuesto en México, lo que alguna vez llamaron beatlemania en la década de los sesentas es tal vez incluso más grande en la actualidad, y el ex integrante de la banda a quien muchas veces dejaron rezagado los medios, es capaz de agotar las entradas de un estadio por sí mismo y sin la compañía de los otros cuatro.

Aún en 2023 hay quien mira con desdén a las fangirls, pero son ellas quienes mueven la industria musical en vivo y quienes se encargan de convertir a personas en estrellas internacionales. Claro, el talento no se queda en el olvido, pero si creían que Louis Tomlinson no es un artista lo suficientemente grande o que no vale la reacción desproporcionada que recibe, no queda más que mirar lo que consigue visita tras visita cada que pisa suelo mexicano; la más reciente siendo la premiere de All of Those Voices en Ciudad de México. Más de seis mil personas abarrotaron el recinto para verlo y escuchar su voz retumbar en las paredes del lugar. Lágrimas, gritos, empujones y personas acampando desde tres días antes para poder presenciarlo en vivo fueron los elementos protagónicos que, además de verse en la pantalla grande, se vieron reflejados aún dentro de cada sala en que se proyectaba; pero ni eso significa que un artista como él sea inmune a sentirse menos en lo que hace para ganarse la vida.

Lightening realiza un recorrido sumamente veloz entre la agitada rutina de su protagonista, y eso se ve reflejado en su montaje, al que únicamente le proporciona pocos minutos a cada presentación y avanza rápidamente entre cada una de las paradas de su tour mundial, asemejando la monotonía a la que son sometidos los artistas en sus interminables giras mundiales, en las que ni tienen tiempo para ellos mismos. Aunque en partes se vuelve rutinario, siempre atenta reflejar la preocupación genuina de Louis por dar su mejor desempeño sobre el escenario y aproximarse a sus fans, pues está consciente del valor que significa para ellas y pretende regresarles una experiencia y atención única que sea igual de valiosa que todo lo que invierten para asistir a apoyarlo.

Si hay algo que se logra impecablemente en el documental es deconstruir la imagen de dios que se tiene de Tomlinson. Él mismo compara su carrera con One Direction a su travesía como solista: Pasar de identificarse como una deidad sobre el escenario, a sentirse como un don nadie que no logra ejecutar las cosas como se las propone. Esto no está dado por sentado, pues la cámara siempre lo filma ensayando, practicando desde meses antes, y abriéndose frente a sus seres cercanos sobre aquello que lo atemoriza. A pesar de ser uno de los íconos de la cultura popular más famosos de la época, su calidez humana es tan natural como la de cualquier otra persona y no está exento de las tragedias.

Además de mostrarlo durante su duelo tras la separación de la banda, una parte fundamental en la narrativa es la ausencia de su mamá, quien murió poco después de la ruptura de One Direction. A lo largo de las casi dos horas del documental, Lightening aprovecha cada oportunidad que tiene para bajar a Louis del pedestal y dignificarlo como ser humano, presentando su humildad no como un atributo inalcanzable en las celebridades sino algo inherente a la humanidad. Ciertamente es difícil mirar a alguien que creyó que tenía todo a los 25 años caer en picada, y con pérdidas profundamente dolorosas, pero All of Those Voices funge como una especie de reconciliación para nadie más y nadie menos que Louis Tomlinson. De principio a fin vemos a un individuo expresar sus emociones y encontrar la pacificación consigo mismo, en la que después de tantos años de andar a la deriva buscando su verdadera esencia, terminó encontrando y entendiendo algo mucho más importante en su trayectoria, lo que encapsula a la perfección en la frase “Yo merezco esto”.

Liz Hernández

Redactora y futura comunicóloga. Amante del séptimo arte desde que tiene uso de razón. Lo que más le gusta del cine es su capacidad para transmitir emociones y moldear el tiempo.

_{Fotografias de la galería CDMX por Liz Hernández}