Por: Inés Sroczyñski Merino
Este ensayo recorre las películas de sinfonías de la ciudad manteniendo un orden cronológico. Mirándolas simultáneamente en conjuntos de tres cuadros, que se asemejan a los fotogramas de la vieja cinta de una película. Esta composición crea imágenes indistintas que difícilmente podrían diferenciarse entre las ciudades o años en que fueron realizadas. Respetando los cortes constantes en la edición de las películas pero interviniendo en la posición en los cuadros y sólo en unos momentos describiendo directamente lo que aborda el narrador. Se añadió música a la mezcla, siguiendo la tradición de estas películas al ser acompañadas por una pieza musical. De esta forma las imágenes parecen hablar de lo mismo y de la misma manera, a pesar de sus diferencias reales.
Ahora miramos este cúmulo de planos y encontramos sus elementos principales, los elementos que estos primeros cineastas estaban construyendo y experimentando. Intentamos encontrar la explicación de cómo el tiempo, el espacio y el tema tuvieron un papel en estas películas, analizando cómo el cine utiliza estos elementos desde sus posibilidades. Estas películas sientan las bases para futuras construcciones cinematográficas a través de la experimentación y la observación de los fenómenos humanos y naturales que las rodean.
Finalmente, saltamos a las sinfonías de la ciudad más recientes y a cómo el fenómeno dentro de ellas ha cambiado no solo el ritmo, sino que también ha agregado otras consideraciones sobre la forma en que se construyen. Las caras emergieron de la multitud y nos sonrieron, las acciones se aceleraron, los edificios y las multitudes se multiplicaron, encontramos un oasis y ampliamos los límites de una ciudad específica al mundo. Porque esto puede ser cualquier cosa, en cualquier lugar, no es una ciudad en particular, ni siquiera es una ciudad real.Es un concepto, una potencialidad, el cine los convirtió en algo irreal, pero dentro de la categoría de cine documental. Demostrando que ningún tipo de película puede ajustarse a los estándares precisos de la naturaleza o percepción humana realista, y que no tiene porqué hacerlo.
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